La naturaleza siempre sobrepasa al ser humano

Cuando en un momento me puse a pensar qué me estaba dejando Indonesia, sólo pensé en templos históricos, multitudes de  gente, caos, tránsito infernal, y no conseguía pasar de eso. Soy bastante impaciente, y es algo que en este viaje y en la vida estoy aprendiendo a mejorar. Los andaluces y luego mucho más los brasileños me lo han ido enseñando!. En este viaje espero dar un buen avance…

Viajamos en bus desde Jogja a ver el volcán Bromo, al sur este de Java. Raúl insistió sin insistir, con su tradicional diplomacia y delicadeza. Pero es el tío, y hagámosle el gusto, al final acabo siempre recompensado!. Entonces, evaluamos la mejor forma de llegar y aún haciendo caso omiso a la Lonely Planet… contratamos con una agencia un traslado supuestamente con ¨aircon¨ (A/C) que nos llevaría al destino. 

 

El ser humano.

Indonesia, tránsito interminable donde sea que vayas, de hecho parece que nunca acaban las ciudades y siempre hay comercios abarrotados de mercaderías al borde de las carreteras, principalmente informal. Bocinas, ruido ensordecedor, recuerda la India. Miles y miles de motocicletas, mucho humo, mucho smog. Carreteras de escasa señalización, sin embargo con muchos menos pozos de lo que uno se imagina. Parece que la regla es respetar al que se impone primero, te pasan por la derecha, por la izquierda, en cualquier momento y con tránsito de frente. Manejan rápido, siempre que pueden, y por la izquierda como en Inglaterra. El litro de gasolina cuesta menos que medio dólar.

En ese caos, lluvias torrenciales, calles sin aceras, sensación de desorden y aún sin ver basura, todo bastante sucio. Manos siempre pegajosas, aún sin que toques nada. Quizás el mismo aire, el smog… Muchas veces la sensación es que los hoteles se transforman en un oasis necesario. 

Como todo país principalmente musulmán, el llamado a la oración varias veces al día, y desde bien temprano antes del amanecer (sin embargo, muchas menos mujeres tapadas, la cerveza más fácil de comprar… etc). Más movimiento. Calor, sale el sol a las 5.30 aproximadamente y a las 17 hs ya oscurece. Hay que aprovechar el día, cenamos a las 19 hs. (No sé aún de donde sale la carne de varios de los platos tradicionales que dicen llevar beef, ya que en 7 días viajando por el país sólo vi 5 vacas… y bastante poco nutridas, en fin… sigo con el pollo y los huevos!).

Aprovecho a compartir esta foto que me encanta de una Sra en Jogja vendiendo a las 8.30 AM huevos con salsa dulce, Telur Rendang. 

El crecimiento económico se ve en las calles; lleno de cajeros automáticos, bancos y dependiendo de la ciudad los shoppings. Infaltable los anuncios de cigarrillos que dominan la publicidad, aún es un mensaje de fumar = status. Fuman casi todos los hombres.

Raúl ya varias veces millonario!. 1 USD = 9800 IDR (indonesian ruppies), por lo que todo lleva muchos ceros y mucha cantidad de billetes que abultan la billetera. 

Todo esto fui pensando en una jornada de ¨confort¨de más de 13 horas sin ¨aircon¨ con apenas una parada, es decir, casi NON-STOP service para finalmente llegar a destino con apenas 350 kms recorridos!. Una camioneta destartalada, turistas europeos y una pareja de simpáticos chinos, que en ningún momento ninguno de ellos reclamaron ni se quejaron. Sabios!.

Dormimos a casi 2000 mts en un hostel que por la noche parecía acogedor. Íbamos a todo lujo, agua caliente y desayuno incluído!. Frío, olor a azufre, agotados. ¨Dinner or something to eat?. Sorry Mister, no food!¨. No importa, siempre debe primar el buen humor!. Cenamos castañas de cajú y una barrita de proteínas que pensé que sería una emergencia que difícilmente utilizaría en todo el viaje. Y a la cama, casi 23 hs prontos para despertarnos a las 3.30 AM para salir en jeep a ver el amanecer entre volcanes y visitas a los cráters. Querido Tío, ¨te deseo lo mejor¨!. 

La naturaleza.

Una hora de jeep en un camino empinado, polvareda y cero visibilidad (luego con sol entenderíamos que pasábamos por una especie de desierto de arena y sedimentos volcánicos, así como de precipicios con vistas inigualables).

A esa hora de la madrugada y con todo lo pasado hasta llegar uno ya comienza a no entender a donde va ni por quien es llevado. Empezamos a ver decenas de jeeps marcando un camino e iluminando una noche oscura. Nos dejaron en un camino, y a caminar hasta llegar a una especie de mirador, todo oscuro, lleno de vendedores ofreciendo ponchos, gorros de lana, ramos de flores, noodles… Sentíamos un frío que habíamos olvidado. 

En medio de una gran intriga, comenzamos a ver la claridad. Entre más de cien personas que aún no sabemos de donde salieron, las montañas y los volcanes empezaron a tomar forma. Al principio seguíamos todos a los primeros destellos de luz, todos esos humanos que sentíamos al unísono una gran curiosidad luego de tan interminable viaje. Pero a medida que fue aclarando, descubrimos el inmenso espectáculo que teníamos delante nuestro. 

 

El sol rojo, naranja y amarillo intenso fue descubriendo valles y cráters volcánicos y más volcanes. La neblina tapaba el gran crater como un mar de tinieblas, y a la vez los verdes del mismo comenzaban a brillar intensamente. 

 

No recordamos haber visto alguna vez algo parecido, ni nosotros ni ninguno de los tantos turistas que nos acompañaban. Maravilloso, único, una paleta de colores puros y un cielo decorado con nubes multicolores. Flores, terrazas de cultivos, poblados de indonesios que viven de la riqueza de sus volcanes. 

 

 

 

Sin palabras, sonrientes y alegres, ya esta delicia natural valía todo lo que en esas horas anteriores había sentido, y dejaba atrás cualquier razonamiento que mi mente humana me había llevado a pensar. No había cansancio, sólo habían sonrisas. 

Caminamos (y alguien también montó a caballo tentado por el comfort) hasta el cráter mismo de uno de los volcanes, y el olor a azufre y la molestia en las vías respiratorias poco importaban.

 

 

Regresamos a nuestro albergue a las 8 AM, rodeados de un paisaje verde, y un desayuno reparador.

Este país me va mostrando una riqueza natural y artística que se sobrepone brutalmente a cualquiera de mis análisis y conclusiones mentales. Mucho mejor me siento, aprovecho la naturaleza de todos y para todos, simple y grandiosa.

4 comentarios en “La naturaleza siempre sobrepasa al ser humano

  1. Namastê Amado Amigo-Discípulo!!!
    Que belas imagens mostras… Que Jornada maravilhosa!!!
    Ontem matei a saudade da Anja… O Celso a levou até o salão de beleza da Competition… Enquanto ele cortava o cabelo… Eu conversava com a Anja do lado de fora kkkkkkk…
    Bjão.
    Txai!!!
    OM Shanti!!!

  2. Recién hoy lunes 27 leo tus comentarios y veo estas maravillas, indescriptibles, imagino que su contemplación les habrá producido una emoción única, diría que mística porque ver
    algo así sobrecoge el corazón y el cerebro da paso solo al sentimiento y a un estado muy difícil de sentir en otro momento y lugar.
    Besos, muchos besos y sigan disfrutando.
    PAPA

    • Gracias Papá por tus palabras, siempre alentadoras y cariñosas, muy importantes a la distancia!. Por cierto, a propósito de tu pregunta de los durians, esa fruta tan especial, te comento que huele bastante mal!. Muy exótica a los ojos, pero nada muy deliciosa al gusto… besos, juancho

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