Mi viaje por Japón

Mi ruta.

Estuve 21 días aprovechando visitar localidades fuera de Tokyo. En tren de un sitio al otro, utilizando un pase especial comprado en el exterior a mejor precio y definido especialmente para vistantes, pude recorrer el país del centro al centro sur, y luego al norte. Regiones llamadas Kansai y Hokkaido fueron mis opciones.

Estas fueron las ciudades y los sitios que visité (en este orden):

 

Tokyo – Kyoto – Koyasan – Nara – Osaka – Kanazawa – Akita – Aomori – Hakodate – Sapporo – Asahikawa – Daisetsuzan Park – Wakanai – Rebun to –  (y de regreso: Sapporo – Hakodate – Tokyo).

 

En cada sitio viví y descubrí lo mejor!. Me propuse probar todo lo que encontrase interesante, y lo que no. 

– Visité las ciudades principales del centro-norte de Japón, Kyoto, Osaka, Sapporo, pruebas de una sociedad que crece y se expresa con su arquitectura super moderna y su vida artística, cultural y de la moda. Al mismo tiempo, tradiciones y templos y altares que hablan de una cultura sabia y fiel.

 

– Visité y me hospedé en sitios típicos como los Ryokan: casas de huéspedes que existían antes que los hoteles de hoy, donde se duerme en cuartos separados por paredes de papel, en el piso sobre colchonetas sobre las esteras de tatami, y en baños comunes por sexo, todos desnudos como si fuese una sauna, siguiendo un ritual milenario en piscinas de aguas hirviendo.

 

 

 

– Me hospedé en monasterios budistas como Koyasan, donde se congregan los principales monasterios busditas de Japón. Allí con Raúl vivimos la experiencia intensiva con los monjes y sus hábitos religiosos y culinarios, apreciando jardines llenos de detalles y significado religioso y espiritual.

– Estuve en el norte en los famosos Onsen, que son baños termales de aguas subterráneas, con piscinas hirviendo también por sexos. Es una tradición de los japoneses tomar baño público, ya sea previo a los Onsen (termas), o los llamados Sento (baños de ciudad). Cada sexo tiene su baño, que tiene sus duchas y piscinas calientes. Primero debes desnudarte, dejar tu ropa en un locker y seguir hacia la zona de baño. Frente a todos, te sientas frente a esas duchas, y te bañas durante el tiempo que quieras, sentado (con tu vecino haciendo lo mismo a menos de 1 metro de distancia). Luego de limpio, te metes en las distintas piscinas o bañeras de aguas tibias, calientes o hrviendo, y entras y sales las veces que te apetezca. Puedes combinarlo con saunas y descanso en bancos o reposeras al aire libre (en pleno frío!). Luego te secas, te afeitas si quieres, te vistes y te vas. Hombres y mujeres por separado, todos en Japón respetan esta tradición que se lleva de generación en generación. 

 

– Visité parques naturales de los más importantes de Japón, y tuve la posibilidad de ver volcanes activos en ambientes naturales y primaverales espectaculares.  

– Comí todo tipo de pescados crudos y algunos cocinados, partes y subpartes de los animales de mar que mejor no preguntar!.

– Fui hasta la isla más al norte de Japón llamada Rebun, cerca de Korsakov (Rusia), donde admiré una cultura local y natural espectacular, vida de isleños y Japón profundo.

– Medité en templos budistas que me dejaron absolutamente impresionado por sus energías y su magnificencia. Coonocí decenas de templos, monasterios, altares y lugares sagrados para el budismo japonés. 

 

 

 

 

 

 

  

– Conocí la costa oeste, poco famosa entre turistas, pero bellísima y tradicional.

– Utilicé todos los medios automáticos habidos y por haber, desde los tickets machines en las estaciones hasta los bidet electrónicos con música, agua caliente y asiento calefaccionado.

Luego regresé a Tokyo para un intensivo de despedida de 8 días para culminar mi viaje con ya cierto conocimiento cultural, no menos importante, y de idioma (bueno, algunas expresiones y salidas de aprietos!!). Vi unos museos de arte contemporáneo japonés muy interesantes, y leí bastante sobre el movimiento Kawai (arte basado en el mangá y animation japonés -quien se interese por esto me pregunta que los japoneses son los creadores de esta cultura que hoy arrastra millones por el mundo -), el proyecto Kaikai Kiki de Takashi Murakami y demás artistas, las obras de Yoshitomo Nara, y los eventos de Gesai (Art Fairs basadas en presentaciones de artistas japoneses, tipo Art Basel Miami). 

Ahh!!. Como es típico aquí y pasión en los japoneses, me metí en un karaoke y acabé cantando con un grupo de japoneses borrachos que intentaban decirme que yo cantaba fantásticamente… eso entendí, yo también tenía unas cervecitas encima!. 

Además, conocí personas interesantes que de una u otra forma me mostraron su país, su cultura y principalmente me mostraron como es un japonés. 

Pero todo esto se resume en lo que comentaba en el blog anterior, en un vibrar intenso en una cultura que no dejó de sorprenderme, de enseñarme, en la que siempre me sentí libre y seguro, bien acogido, y a la que aliento a todos a conocer mejor. Así como creo que los japoneses precisan conocer nuestra cultura latina, más espontánea, no tan rígida, y dejarse llevar por lo que sienten y menos por las normas, nosotros también precisamos aprender mucho de sus valores, de la forma que respetan al otro y a la naturaleza.

Comparto algunas de las cientos de fotos que me llamaron la atención en todo este recorrido!. 

Arigató Gozaimassssssss!!!!!!. 

 

Japanese food

Comida japonesa? Enseguida pensamos en sushi. Sí, pero sushi es sólo un tipo de las tantas comidas de este pueblo. 

La base en el pescado y en los frutos de mar, el cerdo, el arroz, el ramen (sopas de fideos noodles de varios tipos), los huevos, el tofu, los pickles, y una infinidad de alimentos que  aún luego incluso de probarlos, no tengo ni la menor idea que son!. Productos deshidratados, productos secos, otros fritos, ni idea!. 

Algunas fotos quizás puedan decir más que mis conocimientos!.

 

 

 

JP deslumbrante!

3 de julio 2013

Reconozco que estoy perdido… sí!. Pero perdido del blog, no perdido de mí!.  Hace más de 10 días que viajo solo por Japón, y cada día me encuentro mejor. Me gusta mucho lo que vivo y lo que aprendo, me atraen las experiencias que se presentan y la gente con la que me encuentro. Siento que es fácil viajar aún como extraño, especialmente en un país que se encuentra cerrado en sí mismo. 

Seguramente no consiga irme de Japón y echarle manos al blog!. Creo que es una señal de que estoy muy bien y que preciso poca terapia!. Me encantaría poder compartir aquí todo lo que he visto, vivido, experimentado y sentido. Pero seguramente sea muy difícil hacerlo. Pero intentaré al menos dejar un resumen de emociones y vivencias, intentaré dejar un itinerario de tantos sitios que acabaré visitando y conociendo. 

Pero sin duda, me llevaré siempre conmigo todo lo que no he podido o querido escribir por dedicarme a otras cosas, me lo llevaré con el mejor recuerdo de un viaje único en esta cultura milenaria que me ha emocionado tanto.

 

Para ubicarnos muy rápidamente…

Japón, cultura milenaria. 128 millones de personas y una de las primeras potencias del mundo. Un país que se encuentra a la vanguardia de la moda, del arte, de la ingeniería, la arquitectura, de los negocios, y de muchas cosas más. Principalmente budistas. Nunca colonizados por otro imperio ni país. Guerras perdidas, bombas atómicas, país devastado, tsunamis, terremotos, que quizás nunca acabarán. En medio del Pacific Ring, junto con Filipinas, en zona geográfica crítica donde la Madre Naturaleza está siempre nerviosa y lista para expresarse.

Pero qué es realmente Japón?. Es una país que deslumbra, que deja de boca abierta incluso a viajeros que hemos conocido y vivido en varios países del mundo. Todo funciona como está previsto; todo lo que dicen que será, es; todo compromiso se cumple, todo servicio se realiza. Increiblemente planificados y organizados. Un control y una oferta de la información que jamás había vivido. Hasta conocer Japón pensaba que los suizos eran los seres más organizados y cumplidores del mundo. Jajaja… Japón, desde mi opinión, los supera, y con creces!.

Me cuesta resumir todo lo que aprendo y experimento. Si tuviera que simplemente decir que siento y pienso de Japón y su gente en pocas palabras, pondría las siguientes:

– Ordenados

– Detallistas

– Limpios y pulcros

– Honestos

– Cumplidores

– Serviciales 

– Extremadamente respetuosos

– Trabajadores

– Amables

– Disciplinados

– Ahorradores

– Simples

– Solitarios

– Cerrados en su propia cultura

– Muy auto-contenidos

– Altamente autoexigentes

– Mucho miedo al fracaso

– Educados y aferrados a su cultura milenaria, a su educación 

– En búsqueda de un cambio social…

 

Recuerdo siempre a los japoneses que viajan fuera de su país en grupos, con sus vestimentas clásicas y hasta a nuestro parecer ridículas. Uno detrás del otro y siguiendo al guía. Muchas fotos, silenciosos aunque con caras de exclamación y asombro. Quizás sea ese el japonés que conocemos fuera de Japón, y sin duda es el real. Intentaré compartir porque.

…….

15 de julio de 2013

Hoy día 15, como varios otros 15, es un día que toca viajar!. Luego de 32 días viajando por Japón, dejo este país e intento volver a mi blog. Me ha costado escribir, aún en este momento me cuesta, y mucho. Quizás porque no sé cómo empezar, no sé como resumir, no sé como contar todo lo que he vivido y experimentado. Porque ha sido mucho, y muy intenso. Y porque he sido egoista con quienes gustan de seguirme!. Sorry, como dicen aquí, I´m very sorry!. 

El país y su cultura ciertamente me han llamado muchísimo la atención, y me han encantado. De verás, pienso que nunca estuve tan acertado en no viajar antes a Japón cuando sólo podía dedicarle unos pocos días. En este viaje, le he dado la prioridad y será el país que más tiempo visite. Sin embrago, será el blog más escueto y menos detallado. Y de nuevo, estoy contento de haberlo hecho así. 

Japón ha sido una isla quizás en el total de los países de mi viaje por Asia. Un país que como decía en párrafos anteriores, lo tiene todo y puede todo, materialmente hablando. Un país que se ha contruído y reconstruído luego de guerras y desastres naturales, de los cuales aún son conscientes de que pueden volver a tenerlos con consecuencias fatales. Una historia de emperadores, samurais y tradiciones milenarias, donde el trabajo duro, la disciplina y la cadena de mando siempre han estado presentes en el día a día y han forjado su cultura y forma de ser.

 

Qué me llama la atención de Japón?

Me gusta ver que todo esté limpio, sin un papel tirado, de hecho no hay recipientes para basura en la vía pública. Al principio no lo entendía, luego creo que lo conseguí!. La basura la llevan consigo hasta su casa, ocasionalmente podrán tirarla en algún tacho que encuentren en algún restaurante, pero nada va al suelo. Y luego, todo se recicla. No hay suciedad en las paredes de las vías públicas, no hay grafittis, no hay basureros, no hay ríos sucios. Todo tiene su lugar para la expresión, y sus impuestos, claro!. Nunca ví un camión de basura recogiendo desperdicios, y claro que los hay, pero los que ví, parecían más limpios que mi coche!. No sentí olor a podrido, ni a caño, y sin embargo comen muchas cosas bastante impresionantes y con el calor intenso del verano en las grandes ciudades creí que de eso no se librarían. Eso sí, me sorprendí con las bocas y la salud dental de muchos… y eso que comen principalmente pescado!. 

Todo es un orden y un detalle que impresiona. Dentro y fuera, los parques, los ríos, las pequeñas casitas, los edificios, los shoppings. Obsesivos por el detalle, por el producto perfecto, por la imagen ordenada. Aman el packaging!. Todo está envuelto minuciosamente. Cualquier producto tiene varios embalajes, aún unitariamente distribuídos. Compras algo en la tienda y sales siempre con bolsa, aún para un paquete de pastillas. Si compras comida, en cajitas delicadamente cerradas, embaladas, con sus accesorios para consumo (palitos, servilleta y toalla refrescante, condimentos, etc). Les encanta embalar todo, y como decía, luego cargan con su basura plástica!. 

Por las calles siempre te encuentras con gente de todas las edades y estilos con sus tapabocas. No son la mayoría, pero se dejan ver bien. Me pregunté muchas veces para qué lo llevaban. Jóvenes, adultos, niños, hombres y mujeres, todos sin distinción. Entiendo que se trata de un doble propósito, cuidarse de no contagiar o de no contagiarse. Una consciencia y educación que vuelve a sorprenderme. Incluso he visto grupos de muchachos bien jóvenes en bares y restaurantes con sus tapabocas, algunos sí y otros no, gente que jamás creería… En las esquinas de las calles no es infrecuente que te regalen paquetitos de pañuelos de papel. En los restaurantes, trenes, aviones, supermercados y almacenes, te ofrecen una toallita húmeda para que te limpies las manos. De hecho es difícil que usen muchas servilletas de papel; los pañuelos y las unitarias refrescantes son lo comun. Además de todo eso, los taxistas, los trabajadores en el tren, en los buses, usan guantes y blancos, y nunca los vi sucios!.

Además de lo aparente, lo mejor es lo que realmente comienzas a comprender cuando vas conviviendo y conociendo la cultura. Lo que hace a los japoneses lo que son, un pueblo con un respeto hacia el otro que la verdad nunca había visto ni sentido. Emociona sentirlo, emociona ver el comprometimiento que ponen en su servicio para asegurarse que tu estés bien y a gusto. Y entre ellos igual, quizás más aún. Si hay algo que no pueden darte, Sorry. Si dices que algo no te gusta, Sorry. Si el tren que precisas tomar no pasa por esa estación y te has equivocado, Sorry. Si no pueden darte lo que quieres, Sorry. Sorry, Sorry, Sorry, I´m very sorry. Todo es sorry, por todo piden disculpas, por todo tienen temor a defraudarte y que no estés satisfecho y feliz. Antes de venir a Japón había escuchado a Celso infinitas veces pidiendo perdón por cosas que ninguno pediría. Perdona por esto, lamento por esto otro, y así. Ahora comprendo un poco más de donde sale eso!!!. 

Y no solamente quieren que estés bien y contento, sino que no quieren errar, no quieren defraudarte. Muchas veces ni siquiera quieren hablarte para no errar porque no saben como expresarse o porque no saben con exactitud la respuesta a tu pregunta. Ese carácter latino nuestro es lo opuesto al japonés, en todo. La informalidad no existe, es más, es una ofensa.  

La amabilidad y la cortesía extrema no sólo se vive en los ryokanes (casas de huéspedes al estilo japonés) donde muchas veces es hasta excesiva. Reverencias, saludos en la puerta al llegar y al salir, despedidas en las que se quedan esperando hasta asegurarse que te has ido bien, servicio de atención en la comida con una ceremonia y unos procesos de delicadeza inimaginable, etc etc. LLama la atención, y luego hasta acaba siendo un poco ¨de más¨, al menos para mí, que en cada sitio que vas, sea que entres o que pases por la puerta, todo el personal desde dentro te dan la bienvenida con la palabra ¨Irashai masé!!¨ y luego no parar de decirte gracias ¨Arigató Gozaimas¨… desde el camarero, el del bar, el cocinero, TODOS!. En las tiendas, esto se vuelve excesivo por el volumen de sus gentilezas!. Lo que me ha costado entender es que los locales nunca responden con un gracias, o con una sonrisa. Están tan acostumbrados a este excesivo servicio, esperado ya, que me pareció hasta un poco de falta de respeto a quienes con un sonrisón y una amabilidad extrema los saluda y loc complace. La gente los ignora… y aún así, siguen y sigue con ese infinito buen humor y disposición. Bueno, y todo esto con la típica reverencia agachándose y cruzando las manos delicadamente.

Por la calle, y pese a su escaso inglés, intentan siempre ayudarte. Aunque deban parar su camino, aunque estén ocupados y corriendo. Siempre la atención y la amablidad son prioridad, y especialmente cuando se trata de un turista en busca de ayuda. Literalmente, se detienen de su actividad y se dedican a comprender tu necesidad, que vale decir que no siempre lo consiguen. Pero harán su mayor e inmenso esfuerzo por conseguir ayudarte, y hasta que no estén convencidos que estás en el buen camino, no te dejan. Te siguen, te acompañan al metro, usan su celular para llamar a alguien que habla inglés, para acceder al mapa, etc etc. Si es necesario te compran el billete de metro, y te dejan en la puerta del acceso. Todo con un gesto de cortesía y amabilidad no invasiva ni molesta. Yo me sentía demás confortable, y como siempre intento aproximarme con una sonrisa, eso ayuda y mucho!. Creo que existe un especial interés por los occidentales!. 

En uno de los tantos trenes que tomé en este viaje dejé olvidado mi celular. Un smartphone donde llevo todo, desde agenda, teléfono, cámara de fotos, archivos, etc etc. Al darme cuenta de tan inusual descuido y su consecuencia, entré en una especie de shock, que felizmente y para mi propia sorpresa, no duró más que escasos segundos!. Estaba en una ciudad, había dejado el celular en un tren que ya había partido hacia otra y allí mi teléfono. La gente del hotel, en seguida con sus escasos medios lingüísticos intentando ayudarme. Yo estaba en el norte de Japón, pocos turistas fuera de los locales, por lo tebto poco inglés. Diría que nada (esto llevará un buen párrafo explicativo). Entre dimes y diretes, marché a la estación y puse mi reclamo a las 21.30 hs. Me pidieron muchos datos, muchos detalles, y que regresara a las 23 hs. La verdad que siempre estuve tranquilo, estaba en Japón, y si en algún lugar del mundo la probabilidad de que apareciese era alta, allí era. A las 23 hs me informaron que habían encontrado el teléfono y que sería entregado al día siguiente a las 10.12 AM en ese mismo punto . Sí, 10.12 AM!!!. Pues así fue, llegó mi celular como corresponde, debidamente empaquetado y luego de varias preguntas para confirmar mi propiedad, me fue entregado. Sólo pensar si esto hubiese pasado en otro país, los nervios y la sonrisa del segundo posterior a mi casi parada cardíaca al darme cuenta de la falta, jamás hubiese existido. Creo que la honestidad y el temor a incurrir en algún problema los llevó a entregar mi aparato, sin siquiera dudarlo!. Qué formidable!. 

Creo que nunca me sentí mejor servido y atendido que en este país. Nunca una mala cara, jamás una subida de tono de voz, jamás una expresión de tensión. Cuando aprendemos que el cliente debe ser el centro de todo, aquí sin lugar a dudas lo es. Los japoneses están acostumbrados a un altísimo nivel de servicio, y quienes sirve tiene pánico si un cliente se manifiesta desconforme. En ese caso, se los ve nerviosísimos y corriendo de un lado al otro para ver como solucionan el inconveniente. La verdad, sólo lo ví con un cliente chino y conmigo mismo, en una situación de disconforto qeu acabé entendiendo y aprendiendo de ella. Me habían servido un pescado cocido en un restaurante en una isla al norte del país, allá perdida y solamente visitada por incluso algunos pocos locales, allá frente a Rusia. Ni una palabra en inglés en mis tres días de visita, lógico!. En fin, no hubo como hacrles entender que yo no como pescado cocido, y que simplemente prefería el sashimi o la sopa que le estaban sirviendo al de la mesa de al lado. El camarero consultó, una vez, dos, tres, y pedí que viniera el manager. Bueno, el manager era una señora qeu creo que jamás había oído inglés. No hubo forma, not possible, not possible!. Qué frustración la mía!. Era sólo que me cambiaran el plato, nada más simple, yo no quería ese pescado que ni siquiera había pedido!. Al final, me levanté y no les formé la cuenta por las bebidas, y fui a la recepción del hotel para intentar que me entendiesen. Todo en vano, no hubo comunicación!. Luego de bronquillas y unas cervezas, encontré que mi camarero hablaba algunas palabras más que lo normal de inglés. Él, la manager, la gente de la recepción del hotel, y el mismo dueño, estaban deprimidos porque no me habían podido complacer!. Preocupación que se hubiese arreglado con un trag gratis, un cambio de plato, o incluso una simple sonrisa. Pues no, en su cultura salir de lo planificado y establecido no es lógico, no hay excepciones, todo tiene que funcionar como está previsto. Al final pude comprender que no me cambiaron el plato por eso simplemente, porque no podían comprender que yo no quisiese pescado cocido, y porque nadie reclama por ese delicioso plato!. 

Un país tan rico que tiene todo lo que quiere materialmente, no demuestra jamás ostentar como estamso acostumbrados en occidente. Shoppings de inacabables plantas, marcas de las más prestigiosas, la oferta de lo que sea, está disponible en Japón. Sin embargo, lo que se ve y se siente es un pueblo bastante homogéneo, altamente trabajador y comprometido con sus deberes, pero jamás envdioso ni frustrado por no poder comprar esto o aquello. Nunca escuché hablar de dinero como el valor que le damos en otros países. Que Japón es muy caro, lo es, es incuestionable. Y muy caro también. Pero no sentí el excesivo materialismo que en un país con los medios que tiene Japón quizás siento. Me impresionó su perfil bajo, su simpleza, a la vez de su extravagancia.

Moda, tendencia, locura. Pelos de todas las formas, ropas las más llamativas y absurdas. Gente altamente elegante y otros que parecen fuera de sintonía. Vestidos con lo que sea, amantes de las tendencias y de la ridiculez (que por cierto no llama la atención ni se comenta!). Todos los días en las calles me quedé impresionado por lo que ví, lo que usan, como salen. Es una moda muy diferente a la occidental, muy de marcas, pero también muy de personajes de comics y mangá. 

    

 

En las calles de las grandes ciudades además de los anuncios de neon que brillan y destellan me llaman la atención los múltiples personajes y servicios que se ofrecen . Jóvenes ofreciendo su trabajo de Hostess, donde simplememte irán a beber un trago con su cliente o clienta y charlar de lo que sea. Generalmente jóvenes, y difícilmente acabe en sexo. La gente está muy sola, no tienen muchos amigos. Ellos no saben como tratar a las chicas, ellas no tiene amigos hombres. Los conocidos y amigos trabajan todo el día, es costumbre que se trabaje hasta muy tarde, tipo 22 o 23 hs, y no hay tiempo ni para molestar al colega!. Así que si quieres charlar y descargarte con alguien, contrata un hostess!. 

 

Los juegos de azar y las maquinas tragaperras abundan. Slots, arcades, games. Hasta altas horas y luego del trabajo, se ven a los adultos fumando y bebiendo y jugando en ese ruido ensordecedor de las maquinitas. En algunos barrios de Tokyo, edificios únicamente destinados a juegos de azar, por edades por cada piso. clin clin clin clin clin!!!!. 

Después del trabajo, se acostumbra salir con los colegas a beber, a comer y a buscar diversión con chicas. Shows, delicadas y muñecas prostitutas están a la orden para complacer al hombre que precisa desahogar sus energías. En grupo es mejor, hombre siempre con hombres, chicas con chicas, pero siempre transmitiendo que el sexo masculino aún tiene una cierta predominancia social. Triste, pero es así. El tema de la diversión con el otro sexo está bastante organizado; una cosas son las chicas de pago con derecho a cama, otra es la compañía de una hostess, otra es la de las chicas que hacen shows, y otra, muy milenaria, es el de las Geishas. Estas eran mujeres altamente educadas y entrenadas minuciosamente para divertir a los hombres, tocar instrumentos musicales, realizar juegos, cantar. Nunca más que eso, un servicio que hoy es altamente costoso, hay menos de 1000 Geishas y Maikas (estudiantes de Geishas) en todo Japón.

Esto me hace pensar  en los solitarios que se encuentran…. aún con sus familias esperándolos, prefieren el trabajo de largas horas (de hecho es absolutamente una regla en toda empresa trabajar y trabajar MUCHO), la salida con colegas, los amigos de ilusión, las sonrisas de persecusión. 

La principal barrera que encontré es el idioma. Los japoneses no están obligados a aprender otros idiomas, y si no lo eligen, difícilamente sepan alguna vez hablar inglés. Ese ha sido la barrera principal que he encontrado en esta experiencia; no porque yo no hable varios idiomas, sino porque ellos no saben comunicarse si no es en su lengua. Tuve la oportunidad de visitar una escuela internacional en la ciudad de Sapporo al norte de Japón. Bueno… internacional porque era el nombre de la escuela!!. Era un domingo y los jóvenes en sus uniformes estaban preparando un festival que la semana siguiente celebrarían. La comunicación con ellos en el ambiente informal de mi visita fue a base de un inglés báscio y la compañía de dos estudiantes que me fueron asignadas para recorrer y conocer la escuela. Las chicas hablaban bastante bien, pero sin ellas, creo que la comunicación con la mayoría de los adolescentes hubiese sido aún más limitada.

En sitios turísticos y en grandes ciudades es más fácil, aún no comun. He actuado mucho, utilizado la mímica y las expresiones exageradas y repetidas para conseguir condimentar mi comunicación. Este problema conjuntamente con el Japón de siempre, el milenario, el cerrado a recibir turistas en masa, el que tiene miedo de expresarse, está llamando la atención de muchos jóvenes que sienten un atraso de su país con el mundo actual. No hay más que ver a la gente en la calle como solamente están apegados a sus teléfonos, todo es tecnología. Sin embargo, cuando deberían estar abriéndose al mundo, su educación los limita.  No consiguen expresarse, tienen miedo a decir lo que piensan, es falta de respeto ser diferente. Escuché decir que en varios círculos se refieren a Japón como a las Galápagos, unas islas milenarias, aisladas, con criaturas históricas,  que parecen haber quedado en el pasado.

Por suerte me encontré con distintos jóvenes que sienten esa necesidad del cambio, de la abertura, de la revolución, de salir del esquema del sistema que los encajona y no los deja crecer. Sienten las limitaciones culturales, la presión social, y como los países vecinos, especialmente China, camina a pasos agigantados en su abertura con el mundo. Precisan de un líder que los una y que consiga expresar lo que sienten.. Me hace feliz que al menos lo sepan y lo estén sintiendo, porque en vez de avanzar, muchas vaces parece que siguen en el pasado. 

JP deslumbrante!

3 de julio 2013

Reconozco que estoy perdido… sí!. Pero perdido del blog, no perdido de mí!.  Hace más de 10 días que viajo solo por Japón, y cada día me encuentro mejor. Me gusta mucho lo que vivo y lo que aprendo, me atraen las experiencias que se presentan y la gente con la que me encuentro. Siento que es fácil viajar aún como extraño, especialmente en un país que se encuentra cerrado en sí mismo. 

Seguramente no consiga irme de Japón y echarle manos al blog!. Creo que es una señal de que estoy muy bien y que preciso poca terapia!. Me encantaría poder compartir aquí todo lo que he visto, vivido, experimentado y sentido. Pero seguramente sea muy difícil hacerlo. Pero intentaré al menos dejar un resumen de emociones y vivencias, intentaré dejar un itinerario de tantos sitios que acabaré visitando y conociendo. 

Pero sin duda, me llevaré siempre conmigo todo lo que no he podido o querido escribir por dedicarme a otras cosas, me lo llevaré con el mejor recuerdo de un viaje único en esta cultura milenaria que me ha emocionado tanto.

 

Para ubicarnos muy rápidamente…

Japón, cultura milenaria. 128 millones de personas y una de las primeras potencias del mundo. Un país que se encuentra a la vanguardia de la moda, del arte, de la ingeniería, la arquitectura, de los negocios, y de muchas cosas más. Principalmente budistas. Nunca colonizados por otro imperio ni país. Guerras perdidas, bombas atómicas, país devastado, tsunamis, terremotos, que quizás nunca acabarán. En medio del Pacific Ring, junto con Filipinas, en zona geográfica crítica donde la Madre Naturaleza está siempre nerviosa y lista para expresarse.

Pero qué es realmente Japón?. Es una país que deslumbra, que deja de boca abierta incluso a viajeros que hemos conocido y vivido en varios países del mundo. Todo funciona como está previsto; todo lo que dicen que será, es; todo compromiso se cumple, todo servicio se realiza. Increiblemente planificados y organizados. Un control y una oferta de la información que jamás había vivido. Hasta conocer Japón pensaba que los suizos eran los seres más organizados y cumplidores del mundo. Jajaja… Japón, desde mi opinión, los supera, y con creces!.

Me cuesta resumir todo lo que aprendo y experimento. Si tuviera que simplemente decir que siento y pienso de Japón y su gente en pocas palabras, pondría las siguientes:

– Ordenados

– Detallistas

– Limpios y pulcros

– Honestos

– Cumplidores

– Serviciales 

– Extremadamente respetuosos

– Trabajadores

– Amables

– Disciplinados

– Ahorradores

– Simples

– Solitarios

– Cerrados en su propia cultura

– Muy auto-contenidos

– Altamente autoexigentes

– Mucho miedo al fracaso

– Educados y aferrados a su cultura milenaria, a su educación 

– En búsqueda de un cambio social…

 

Recuerdo siempre a los japoneses que viajan fuera de su país en grupos, con sus vestimentas clásicas y hasta a nuestro parecer ridículas. Uno detrás del otro y siguiendo al guía. Muchas fotos, silenciosos aunque con caras de exclamación y asombro. Quizás sea ese el japonés que conocemos fuera de Japón, y sin duda es el real. Intentaré compartir porque.

…….

15 de julio de 2013

Hoy día 15, como varios otros 15, es un día que toca viajar!. Luego de 32 días viajando por Japón, dejo este país e intento volver a mi blog. Me ha costado escribir, aún en este momento me cuesta, y mucho. Quizás porque no sé cómo empezar, no sé como resumir, no sé como contar todo lo que he vivido y experimentado. Porque ha sido mucho, y muy intenso. Y porque he sido egoista con quienes gustan de seguirme!. Sorry, como dicen aquí, I´m very sorry!. 

El país y su cultura ciertamente me han llamado muchísimo la atención, y me han encantado. De verás, pienso que nunca estuve tan acertado en no viajar antes a Japón cuando sólo podía dedicarle unos pocos días. En este viaje, le he dado la prioridad y será el país que más tiempo visite. Sin embrago, será el blog más escueto y menos detallado. Y de nuevo, estoy contento de haberlo hecho así. 

Japón ha sido una isla quizás en el total de los países de mi viaje por Asia. Un país que como decía en párrafos anteriores, lo tiene todo y puede todo, materialmente hablando. Un país que se ha contruído y reconstruído luego de guerras y desastres naturales, de los cuales aún son conscientes de que pueden volver a tenerlos con consecuencias fatales. Una historia de emperadores, samurais y tradiciones milenarias, donde el trabajo duro, la disciplina y la cadena de mando siempre han estado presentes en el día a día y han forjado su cultura y forma de ser.

 

Qué me llama la atención de Japón?

Me gusta ver que todo esté limpio, sin un papel tirado, de hecho no hay recipientes para basura en la vía pública. Al principio no lo entendía, luego creo que lo conseguí!. La basura la llevan consigo hasta su casa, ocasionalmente podrán tirarla en algún tacho que encuentren en algún restaurante, pero nada va al suelo. Y luego, todo se recicla. No hay suciedad en las paredes de las vías públicas, no hay grafittis, no hay basureros, no hay ríos sucios. Todo tiene su lugar para la expresión, y sus impuestos, claro!. Nunca ví un camión de basura recogiendo desperdicios, y claro que los hay, pero los que ví, parecían más limpios que mi coche!. No sentí olor a podrido, ni a caño, y sin embargo comen muchas cosas bastante impresionantes y con el calor intenso del verano en las grandes ciudades creí que de eso no se librarían. Eso sí, me sorprendí con las bocas y la salud dental de muchos… y eso que comen principalmente pescado!. 

Todo es un orden y un detalle que impresiona. Dentro y fuera, los parques, los ríos, las pequeñas casitas, los edificios, los shoppings. Obsesivos por el detalle, por el producto perfecto, por la imagen ordenada. Aman el packaging!. Todo está envuelto minuciosamente. Cualquier producto tiene varios embalajes, aún unitariamente distribuídos. Compras algo en la tienda y sales siempre con bolsa, aún para un paquete de pastillas. Si compras comida, en cajitas delicadamente cerradas, embaladas, con sus accesorios para consumo (palitos, servilleta y toalla refrescante, condimentos, etc). Les encanta embalar todo, y como decía, luego cargan con su basura plástica!. 

Por las calles siempre te encuentras con gente de todas las edades y estilos con sus tapabocas. No son la mayoría, pero se dejan ver bien. Me pregunté muchas veces para qué lo llevaban. Jóvenes, adultos, niños, hombres y mujeres, todos sin distinción. Entiendo que se trata de un doble propósito, cuidarse de no contagiar o de no contagiarse. Una consciencia y educación que vuelve a sorprenderme. Incluso he visto grupos de muchachos bien jóvenes en bares y restaurantes con sus tapabocas, algunos sí y otros no, gente que jamás creería… En las esquinas de las calles no es infrecuente que te regalen paquetitos de pañuelos de papel. En los restaurantes, trenes, aviones, supermercados y almacenes, te ofrecen una toallita húmeda para que te limpies las manos. De hecho es difícil que usen muchas servilletas de papel; los pañuelos y las unitarias refrescantes son lo comun. Además de todo eso, los taxistas, los trabajadores en el tren, en los buses, usan guantes y blancos, y nunca los vi sucios!.

Además de lo aparente, lo mejor es lo que realmente comienzas a comprender cuando vas conviviendo y conociendo la cultura. Lo que hace a los japoneses lo que son, un pueblo con un respeto hacia el otro que la verdad nunca había visto ni sentido. Emociona sentirlo, emociona ver el comprometimiento que ponen en su servicio para asegurarse que tu estés bien y a gusto. Y entre ellos igual, quizás más aún. Si hay algo que no pueden darte, Sorry. Si dices que algo no te gusta, Sorry. Si el tren que precisas tomar no pasa por esa estación y te has equivocado, Sorry. Si no pueden darte lo que quieres, Sorry. Sorry, Sorry, Sorry, I´m very sorry. Todo es sorry, por todo piden disculpas, por todo tienen temor a defraudarte y que no estés satisfecho y feliz. Antes de venir a Japón escuché a Celso infimitas veces pidiendo perdón por cosas que ninguno pediría. Perdona por esto, lamento por esto otro, y así. Ahora comprendo un poco más de donde sale eso!!!. 

Y no solamente quieren que estés bien y contento, sino que no quieren errar, no quieren defraudarte. Muchas veces ni siquiera quieren hablarte para no errar porque no saben como expresarse o porque no saben con exactitud la respuesta a tu pregunta. Ese carácter latino nuestro es lo opuesto al japonés, en todo. La informalidad no existe, es más, es una ofensa.  

En uno de los tantos trenes que tomé en este viaje dejé olvidado mi celular. Un smartphone donde llevo todo, desde agenda, teléfono, cámara de fotos, archivos, etc etc. Al darme cuenta de tan inusual descuido y su consecuencia, entré en una especie de shock, que felizmente y para mi propia sorpresa, no duró más que escasos segundos!. Estaba en una ciudad, había dejado el celular en un tren que ya había partido hacia otra y allí mi teléfono. La gente del hotel, en seguida con sus escasos medios lingüísticos intentando ayudarme. Yo estaba en el norte de Japón, pocos turistas fuera de los locales, por lo tebto poco inglés. Diría que nada (esto llevará un buen párrafo explicativo). Entre dimes y diretes, marché a la estación y puse mi reclamo a las 21.30 hs. Me pidieron muchos datos, muchos detalles, y que regresara a las 23 hs. La verdad que siempre estuve tranquilo, estaba en Japón, y si en algún lugar del mundo la probabilidad de que apareciese era alta, allí era. A las 23 hs me informaron que habían encontrado el teléfono y que sería entregado al día siguiente a las 10.12 AM en ese mismo punto . Sí, 10.12 AM!!!. Pues así fue, llegó mi celular como corresponde, debidamente empaquetado y luego de varias preguntas para confirmar mi propiedad, me fue entregado. Sólo pensar si esto hubiese pasado en otro país, los nervios y la sonrisa del segundo posterior a mi casi parada cardíaca al darme cuenta de la falta, jamás hubiese existido. Creo que la honestidad y el temor a incurrir en algún problema los llevó a entregar mi aparato, sin siquiera dudarlo!. Qué formidable!. 

Creo que nunca me sentí mejor servido y atendido que en este país. Nunca una mala cara, jamás una subida de tono de voz, jamás una expresión de tensión. Cuando aprendemos que el cliente debe ser el centro de todo, aquí sin lugar a dudas lo es. Los japoneses están acostumbrados a un altísimo nivel de servicio, y quienes sirve tiene pánico si un cliente se manifiesta desconforme. En ese caso, se los ve nerviosísimos y corriendo de un lado al otro para ver como solucionan el inconveniente. La verdad, sólo lo ví con un cliente chino y conmigo mismo, en una situación de disconforto qeu acabé entendiendo y aprendiendo de ella. Me habían servido un pescado cocido en un restaurante en una isla al norte del país, allá perdida y solamente visitada por incluso algunos pocos locales, allá frente a Rusia. Ni una palabra en inglés en mis tres días de visita, lógico!. En fin, no hubo como hacrles entender que yo no como pescado cocido, y que simplemente prefería el sashimi o la sopa que le estaban sirviendo al de la mesa de al lado. El camarero consultó, una vez, dos, tres, y pedí que viniera el manager. Bueno, el manager era una señora qeu creo que jamás había oído inglés. No hubo forma, not possible, not possible!. Qué frustración la mía!. Era sólo que me cambiaran el plato, nada más simple, yo no quería ese pescado que ni siquiera había pedido!. Al final, me levanté y no les formé la cuenta por las bebidas, y fui a la recepción del hotel para intentar que me entendiesen. Todo en vano, no hubo comunicación!. Luego de bronquillas y unas cervezas, encontré que mi camarero hablaba algunas palabras más que lo normal de inglés. Él, la manager, la gente de la recepción del hotel, y el mismo dueño, estaban deprimidos porque no me habían podido complacer!. Preocupación que se hubiese arreglado con un trag gratis, un cambio de plato, o incluso una simple sonrisa. Pues no, en su cultura salir de lo planificado y establecido no es lógico, no hay excepciones, todo tiene que funcionar como está previsto. Al final pude comprender que no me cambiaron el plato por eso simplemente, porque no podían comprender que yo no quisiese pescado cocido, y porque nadie reclama por ese delicioso plato!. 

Un país tan rico que tiene todo lo que quiere materialmente, no demuestra jamás ostentar como estamso acostumbrados en occidente. Shoppings de inacabables plantas, marcas de las más prestigiosas, la oferta de lo que sea, está disponible en Japón. Sin embargo, lo que se ve y se siente es un pueblo bastante homogéneo, altamente trabajador y comprometido con sus deberes, pero jamás envdioso ni frustrado por no poder comprar esto o aquello. Nunca escuché hablar de dinero como el valor que le damos en otros países. Que Japón es muy caro, lo es, es incuestionable. Y muy caro también. Pero no sentí el excesivo materialismo que en un país con los medios que tiene Japón quizás siento. Me impresionó su perfil bajo, su simpleza, a la vez de su extravagancia.

Moda, tendencia, locura. Pelos de todas las formas, ropas las más llamativas y absurdas. Gente altamente elegante y otros que parecen fuera de sintonía. Vestidos con lo que sea, amantes de las tendencias y de la ridiculez (que por cierto no llama la atención ni se comenta!). Todos los días en las calles me quedé impresionado por lo que ví, lo que usan, como salen. Es una moda muy diferente a la occidental, muy de marcas, pero también muy de personajes de comics y mangá. 

En las calles de las grandes ciudades además de los anuncios de neon que brillan y destellan me llaman la atención los múltiples personajes y servicios que se ofrecen . Jóvenes ofreciendo su trabajo de Hostess, donde simplememte irán a beber un trago con su cliente o clienta y charlar de lo que sea. Generalmente jóvenes, y difícilmente acabe en sexo. La gente está muy sola, no tienen muchos amigos. Ellos no saben como tratar a las chicas, ellas no tiene amigos hombres. Los conocidos y amigos trabajan todo el día, es costumbre que se trabaje hasta muy tarde, tipo 22 o 23 hs, y no hay tiempo ni para molestar al colega!. Así que si quieres charlar y descargarte con alguien, contrata un hostess!. 

Los juegos de azar y las maquinas tragaperras abundan. Slots, arcades, games. Hasta altas horas y luego del trabajo, se ven a los adultos fumand y bebiendo y jugando en ese ruido ensordecedor de las maquinitas. En algunos barrios de Tokyo, edificios únicamente destinados a juegos de azar. por edades por cada piso. clin clin clin clin clin!!!!. 

Después del trabajo, se acostumbra salir con los colegas a beber, a comer y a buscar diversión con chicas. Shows, delicadas y muñecas prostitutas están a la orden para complacer al hombre que precisa desahogar sus energías. En grupo es mejor, hombre siempre con hombres, chicas con chicas, pero siempre transmitiendo que el sexo masculino aún tiene una cierta predominancia social. 

Esto me hace pensar  en los solitarios que se encuentran…. aún con sus familias esperándolos, prefieren el trabajo de largas horas (de hecho es absolutamente una regla en toda empresa trabajar y trabajar MUCHO), la salida con colegas, los amigos de ilusión, las sonrisas de persecusión. 

La principal barrera que encontré es el idioma. Los japoneses no están obligados a aprender otros idiomas, y si no lo eligen, difícilamente sepan alguna vez hablar inglés. Ese ha sido la barrera principal que he encontrado en esta experiencia; no porque yo no hable varios idiomas, sino porque ellos no saben comunicarse si no es en su lengua. En sitios turísticos y een grandes ciudades es más fácil, aún no comun. He actuado mucho, utilizado la mímica y las expresiones exageradas y repetidas para conseguir condimentar mi comunicación. Este problema conjuntamente con el Japón de siempre, el milenario, el cerrado a recibir turistas en masa, el que tiene miedo de expresarse, está llamando la atención de muchos jóvenes que sienten un atraso de su país con el mundo actual. No hay más que ver a la gente en la calle como solamente están apegados a sus teléfonos, todo es tecnología. Sin embargo, cuando deberían estar abriéndose al mundo, su educación los limita.  No consiguen expresarse, tienen miedo a decir lo que piensan, es falta de respeto ser diferente. Escuché decir que en varios círculos se refieren a Japón como a las Galápagos, unas islas milenarias, aisladas, con criaturas históricas,  que parecen haber quedado en el pasado.

Por suerte me encontré con distintos jóvenes que sienten esa necesidad del cambio, de la abertura, de la revolución, de salir del esquema del sistema que los encajona y no los deja crecer. Sienten las limitaciones culturales, la presión social, y como los países vecinos, epspecialmente China, camina a pasos agigantados en su abertura con el mundo. Precisan de un líder que los una y que consiga expresar lo que sienten.. Me hace feliz que al menos lo sepan y lo estén sintiendo, porque en vez de avanzar, muchas vaces parece que siguen en el pasado. 

Tokyo

TOKYO (POR RAUL)

Estuviste en Tokyo? Sí, apenas 4 días. 

Mucha arquitectura moderna? Sí, estupendas estructuras modernas, multifuncionales, como el Roppongi Hills que es una maravilla, tiene de todo, inclusive el Museo de arte Mori en el piso 52 que además tiene un mirador con una vista espectacular de la ciudad, a mi gustó más que la de la Skytree Tower que tiene más del doble de altura.

 

Buenos parques, no? No pudimos ver mucho, el parque donde está el palacio imperial es muy grande, con los árboles tan particulares que vemos en la pintura japonesa.

Y las tiendas, hay tantas como dicen? Tantas y más. Vimos 2 o 3 zonas de grandes avenidas donde las marcas top tenían sus edificios que competían con sus fachadas a cual más original. En alguna zona como Ginza la hacen peatonal los fines de semana.

El tránsito debe ser abrumador, verdad? No, esa fue una de nuestras sorpresas. Hay relativo poco tránsito, no vimos ni un embotellamiento, mucho taxi. El transporte público es excelente y es evidente que el público lo usa y se mueve poco en sus coches.

No te veo demasiado entusiasmado con la ciudad, Hay algo que de verás te gustó o te impresionó? Sí, la gente.

Nunca había visto una sociedad más ordenada, prolija, limpia, servicial y ceremoniosa. En la calle ni en el Metro se ve un papel tirado, adentro de los trenes nadie se empuja, es un silencio sepulcral. Tanto en el hotel, como en los comercios y en la calle la gente es muy simpática y dispuesta a ayudarte a pesar de las barreras del idioma y la escritura. Frente a toda esa rigidez de comportamiento, los vemos salir de sus trabajos a juntarse con amigos a beber o jugar a las maquinitas, no importa la edad. Contrario quizás a la imagen que teníamos de ese pueblo, lo vivenciamos con una similitud muy grande a nosotros con gestos y expresiones muy parecidas. 

 

Y lo que me dejó boquiabierto fue la diversidad de la vestimenta. Desde el tradicional traje negro con camisa blanca y corbata que visten muchos hombres, mujeres muy elegantes, muy maquilladas, con ropas de marca hasta la vestimenta y peinado más impensable tanto en hombres como en mujeres, es como una respuesta a la rigidez que antes comentábamos. Creo que Juan Martín es mucho más capaz que yo para describir el fenómeno, lo dejo a él. Y finalmente el otro impacto es ese gusto generalizado a toda edad por los comics, y un mundo de muñecos, vestimentas, llaveros, etc, etc alrededor de esos personajes tan populares. Son verdaderos ídolos que están presentes en todo momento de la vida cotidiana. Creo que  es la sociedad más desenfadada en su vestimenta.

 

 

TOKYO: EL PRIMER SHOCK JAPONÉS! 

Hace días que no escribo nada y no es porque no pueda, sino porque no he querido!. 

La verdad no sé como empezar, no sé que escribir de TODO lo que he visto en pocos días con Raúl en esta impresionante capital. Pasamos allí las 4 primeras noches de nuestro viaje a Japón, y sin duda fue el primer shock, el primer abrazo cultural, los primeros descubrimientos. Todo lo que viví en Tokyo fue absolutamente alucinante, como lo sigo experimentando hoy en otras ciudades y poblados de este país milenario que no para de sorprenderme. 

Como he dejado mis últimos 9 días de Japón para regresar a Tokyo y redescubrir la ciudad ya con 20 días de experiencia cultural japonesa, les contaré de esta capital desde esa nueva perspectiva. Veré si luego cambia en algo con lo que experimentamos con Raúl y el ha escrito más arriba. Por ahora, y a pedido de mi sobrino Maxime que me ha reclamado imágenes, sólo fotos de Tokyo – first round!.  

 

 

 

 

 

Recuerdo de sitios visitados en Tokyo con Raúl:

– Akasaka

– Mercado de pescado de Tsukiji

– Shibuya (estatua de Hachiko)

– Asakusa (antiguo Tokyo, templos)

– Ueno (Park and National Museum)

– Roppongi (Hills, etc)

– Akihabara (mangá y electrónicos)

– Ginza (shopping street, al lado de Tokyo Central, arquitectura y edificios)

– Omotesando (chic, shopping, galerías, ¨el lugar para estar en Tokyo¨)

– Harajuku (Takeshita Dori, cosplay) 

Filipinas

FILIPINAS AZUL.

Creo que alguna vez fantaseé con la idea de visitar este lejano archipiélago, aunque sólo recuerdo asociar el país con problemas, violencia, pobreza y catástrofes. Para ser honesto, poco sabía de Filipinas, compuesto por más de 7000 islas en el llamado Pacific Ring; tierra de volcanes, sismos, terremotos y tifones habitado por más de 100 millones de personas. 

Sin embargo, por suerte pude llegar hasta aquí para descubrir un lugar que hoy considero muy interesante por su naturaleza paradisíaca, su historia y especialmente por su potencial futuro. Un país al que me gustaría regresar y conocer mejor, y del que me encantará hablar a los amantes del mar, de la paleta de azules y celestes claros, turquesas, y azules intensos. De las playas de arenas blancas con palmeras, de atardeceres y amaneceres bucólicos en una geografía que siempre regala horizontes montañosos en el mar. De la riqueza de fauna marina y flora, de los momentos de mucha paz donde  el resto del mundo parece no importar. Mientras escribo pienso en mi padre y mis sobrinos Magalí, Maelys y Nicolás, apasionados de estos colores.

Filipinas, un país de contrastes entre ciudades caóticas y lugares naturales increíbles, que como alguna vez sus tierras también parece emerger.

 

 

 

 

 

 

A LAS ISLAS: CEBÚ, MALAPASCUA Y BOHOL.

Es difícil poder hablar de este país cuando hemos hecho una visita tan corta, una muestra tan pequeña con apenas tres islas visitadas. 

Pero a medida que pasan los días nos vamos haciendo la idea de como es su cultura en general. En cuanto llegamos a su capital, Manila, tomamos un avión y nos fuimos a la isla de Cebú, una vez también capital del país, y una de sus islas más pobladas. De Manila sólo sabemos lo que hemos visto en horas y lejos del centro, que coincide con lo que mi primo Fernando me había dicho: caos y desorden!. Transporte desordenado y tránsito caótico; motos, motos con cajuelas, camionetas coloridas y tuneadas con cajuelas, autobuses sin ventanillas decorados y antiguos, TODOS esos transportes siempre atiborrados de gente apretada donde el espacio parece tener otro límite. Entre tanto color y desorden se ven algunos buses modernos con AC y wifi, los menos… Gasolina al precio al que estamos acostumbrados para un país sin petróleo, USD 1,25 por litro, diesel USD 1.

 

 

Ya al salir del aeropuerto se siente la diferencia con los países anteriores. Dejando de lado el calor bochornoso al que venimos acostumbrados, se respira un aire latino, una cierta sensación de que todo es menos controlado, bastante informal, más ruidoso. Al principio debo reconocer que me sentí inseguro. Bueno, venía de Brunei donde todo es lo contrario!. Normal… Me acuerdo de los comentarios de Roberta y Guto, unos amigos brasileños que viajaron por el mundo, que decían que cuando estás empezando a entender la cultura de un país y ya te acostumbras a manejarte con mayor soltura, de golpe, cambias a otro país. Es una sensación de pequeño shock, de volver a empezar, de aprender todo de nuevo!. La moneda, las costumbres, sus reglas, sus comidas, el idioma, cuanto puedes acercarte a las personas, cómo les sacas una sonrisa o cómo esperas que se refieran a tí. Todo el proceso hay que hacerlo en segundos, porque hay que aprender de nuevo!.

Filipinas tiene su historia. Un país conquistado y ocupado por españoles por más de 400 años, luego comprado por los americanos (junto con Guam y Puerto Rico), devastado por japoneses en la Segunda Guerra Mundial. De los españoles ya conocemos la historia porque nosotros también la vivimos, y en eso me sentí bastante próximo a la gente. Los americanos, a quienes también medio que conocemos por lo que hacen en sus conquistas, comenzaron por importar educadores para enseñar a leer y escribir inglés, matemáticas e introducir sus reglas. Ya luego su ánimo de control acaba viéndose reflejado en sus bases militares estratégicas (con la disculpa habitual de la liberación) y de ahí que sea un país que aún mire hacia USA.

Hablan un idioma oficial que parece una mezcla de acento latino lleno de palabras en castellano y mucho inglés con acento americano. La mayoría habla inglés perfectamente, y se encuentran decenas de dialectos en las diferentes islas. Pero además de algunas costumbres españolas, quedan las iglesias y sus nombres, queda un país con más del 80% cristiano católico. En algún momento comentamos con Raúl que justamente lo que más sentimos es la diferencia religiosa, y como la religión cristiana también puede ser la razón de ese sentimiento informal latino.

 

 

Algunas costumbres me llamaaron particularmente la atención. En el primer vuelo en Filipinas me tocó compartir con dos señoras a mi lado de las cuales una de ellas parecía indispuesta. Estaba con la cabeza cubierta y abanicándose. Antes de despegar, de repente, empezó a hacer arcadas y a vomitar en la bolsita del avión. A continuación empezó el concierto!. Eructo va, eructo viene. En seguida miré por la ventana para evitar conectar con su aparente malestar. Raúl en otra fila, ni se enteraba. El avión parado en la pista parecía que acelaraba los nervios de mis vecinas, que por cierto, no paraban de rezar y apretar rosarios. Pensé por momentos que se podía tratar de un primer viaje en avión, y que el avión en pista las dejaba aún más nerviosas. El Comandante nos avisó que había otro avión delante con una rueda averiada, lo que retrasó aún más nuestro despegue… Pero cuanto más se retrasaba, mi vecina más eructaba!. Fuerte, parecía a propósito. En fin, llegaron los maníes, las galletitas, y no supo decirles que no, y mientras comía seguían los rosarios y el concierto!. Al final, concluí que sólo se trataba de un concierto que es habitual en muchos locales. De hecho lo seguí escuchando, aunque con un poco más de delicadeza, de varios y varias en el resto del viaje. Seguramente una costumbre cultural bastante particular!. 

 

 

Filipinas es un país con una gran población joven, muchos niños en las calles, jugando en los barcos en las playas, muy libres. Escuelas repletas, algunos ¨Hello Sir how are you?¨ y otros una simple mirada desinteresada. Gente gente y más gente!. Difícil ver una o dos personas solas; para los mayores, rostros arrugados que se asemejan a tercera edad y que sólo alcanzan, quizás, los 55. Difícil encontrar belleza facial de acuerdo a nuestros patrones. Por la forma de actuar y expresarse, por momentos, me da la sensación de un pueblo más rebelde.

 

Por las calles de las ciudades o poblados aún se percibe que estamos en un país pobre, aunque no vemos miseria. Poca infrastructura, muchos emigrantes que trabajan y mandan dinero a su país (lo vimos en Brunei). Actualmente muchos de ellos regresando por la mejora económica del país (carteles de bienvenida a los trabajadores que se fueron y hoy regresan, hasta los formularios que entregan a la entrada del país presenta una casila con una opción específica para esos ciudadanos).

 

En las islas de Malapascua y Bohol (Anda) intentamos hacer vida de playa y disfrutar de sus costas maravillosas, naturamente paradisíaco, aguas cristalinas, arrecifes, fauna marina, ideal para buceo y snorkeling. Aproveché a bucear bastante, ver tiburones a escasos 30 metros de profundidad que supuestamente suben para ¨limpiarse¨… al menos eso me dijeron cuando pregunté por qué no era peligroso estar tan cerca de ellos (los tuve a 10 o 15 metros de distancia, dio respeto, y algo de miedillo!). Tanta belleza natural me da la sensación que estoy viviendo en un protector de pantalla del computador, y que es verdadero!.

 

Comida basada en la pesca y todo lo que ofrece el mar. Desde pequeños los filipinos se zambullen y viven en el agua. Sin embargo el pollo al adobo y el lechón son también sus comidas predilectas y típicas. De gallos no sólo se alimentan, pero también se divierten. Riñas de gallos los domingos son legales, y cuando acaban, karaoke y videoke!. 

 

  

  

Visitamos una región llamada Chocolate Hills, que de chocolate, rien de rien!. Accidentes geográficos particulares que parecen ¨erupciones cutáneas¨. Son montañas que emergieron por causa de movimientos tectónicos de hace dos millones de años y que en su momento estaban cubiertas por corales. Hoy con el efecto del sol al amanecer, se ven las 1640 montañas que parecen de color chocolate rojizo y que agradan la vista de muchos, especialmente de mi tío!. 

 

  

ISLA Y CUEVAS DE LAMANOC (POR RAÚL)

Una de las experiencias nuevas fue un paseo en bote (Juancho en uno y yo en otro) por unos manglares en una isla en la que hay pinturas rupestres (de dudoso valor) que comparan con las de Altamira en España. LLegamos al lugar donde se cruza a la isla en una moto alquilada manejada por Juan Martín por un camino lleno de pozos. Yo iba prendido como loro  en mudanza.

 

Tembourong National Park

SELVA HÚMEDA DE MONTAÑA (POR RAÚL)

Son las ocho de la mañana y llegamos al muelle en el río Brunei en pleno centro de la ciudad. Hoy es feriado en Brunei. Compartimos la lancha cerrada con 15 personas más, casi todas forman parte de grupos familiares muy endomingados casi todos  con  tablets y cosas para comer durante el viaje que durará sólo 45 minutos por el río. Las riberas cubiertas de vegetación, cada vez con más palmeras hasta no ver otra cosa en la costa. LLegamos a un pequeño pueblo, Bagor, donde nos recibe un guía que nos lleva a una camioneta que nos conducirá a una villa ecológica en algo más de media hora; ya aprieta el sol y el calor, por suerte la camioneta tiene buen aire acondicionado. Llegamos a la villa, todos muy amables, turistas que se aprestan a regresar comentan que la experiencia fue muy buena, otros van a ir con nosotros; nos ofrecen café (agua con color) algo  de comer, oh sorpresa, deliciosas bananas fritas que nos recordó los buñuelos de abuela. Invitan a Juan Martín para que haga el preparado del almuerzo: trozos de pollo, verduras frescas cortadas, especias, condimentos, yodo mezclado para meter adentro de un bambú donde sera cocinado sobre el fuego. A la media hora dos italianos, un sueco, nosotros dos, el guía y un tripulante nos embarcamos en un bote muy finito, con motor fuera de borda, los siete en fila. Remontamos el rio Tembourong, menos caudaloso que el Brunei  pero con pequeños saltos. La vegetación es exhuberante, muchos meandros, pasamos por algunas edificaciones, finalmente a la media hora desembarcamos. Un sendero resbaloso desemboca en una escalera de madera con algunos descansos. Subimos, subimos, subimos, creo que más de 600 escalones. Cuando me estaba preguntando qué hago acá, por qué no me quede en mi casa, llegamos a la base de las torres, razón principal de nuestra visita al Sultanato de Brunei.

 

Son 5 torres de aluminio, construidas como andamios, que se elevan a más de 60 metros del nivel de la selva, por encima de las copas de los árboles, comunicadas entre ellas por pasarelas. La primera es de 24 tramos de 8 escalones que se suben rápidamente. La vista desde allí es difícil de describir por su belleza e inmensidad. Como dijo una señora americana que volvía, «breathtaking», nos deja sin aliento. Vamos pasando de torre en torre y seguimos maravillados por la vista que se extiende por kilómetros. No sólo vemos Brunei sino también Malasia que comparte la isla de Borneo con este país e Indonesia: Sarawak al oeste y Sabah al este. 

 

Regresamos a la embarcación y luego de unos minutos de navegación atracamos, bajamos del bote y caminamos por un lecho de piedras y ligera corriente. Al cabo de 10 minutos de andar, nos enfrentamos con una catarata, no muy grande, escondida en la selva. Una delicia, agua fría que baja de la montaña. Luego de chapotear unos minutos, volvemos a la costa y la embarcación y regresamos al campamento. El almuerzo está pronto. Parten el bambú y aparece el preparado en su jugo. A mí me gustó mucho, para Juan le faltó «gusto».

Realizamos el camino inverso y llegamos al hotel a las 6 de la tarde. Un día completo para recordar.

 

POR JM…

Simplemente agregar que esa caminata a la que mi tío me llevó volvió a dejarme sorprendido… Ya no por encontrar un lugar de respiro de la ciudad, porque Bandar Seri Begawan es muy poco contaminada por coches, anuncios, ruidos y smog, sino porque vivencié nuevamente un momento único con la naturaleza. Me sentí tan agradecido por lo que estaba viendo y sintiendo desde esa altura, sobre las copas de los árboles y aún con un sol que me partía, que sólo pude «echar unos rezos» para agradecer a Dios y compartir con los queridos ese momento impresionante. 

Eso sí, también agradecí que no me cayera porque esos andamios sostenidos por cables que no se veían se movían y oscilaban que no se imaginan!!. No era para quienes tienen vértigo!!!. 

Bandar Seri Begawan

UNA EXPERIENCIA DIFERENTE.

Bandar Seri Begawan es la capital del país Brunei Darussalam, conocido como el ¨Domicilio de la Paz¨. Es un Sultanato, es decir una monarquía islámica, localizado en la costa norte de la isla de Borneo, donde también se encuentran parte de Malasia e Indonesia. 

Llegamos a este país de apenas 400.000 habitantes luego de muchas bromas entre nosotros, ya que aunque parece estar al lado de los mencionados países vecinos, es bastante complicado llegar y entrar (uruguayos precisan visado, pero no hay consulados en todos lados para obtenerla). Se nos ocurrió visitar Brunei porque además de su interesante selva húmeda de montaña, se trata de un país inmensamente rico (al menos el Sultán!) por los yacimientos de petróleo que posee. Sin embargo, y a diferencia de la idea de ostentación y lujo que muchos tenemos de este tipo de países, su gobernante parece llevar una política social y económica bien diferente al resto de su tipo, evolucionando su país con mucha inversión en educación, infraestructura e incentivos a la vivienda propia.

Un país con mucha similitud con la cultura malasia, pero con las enseñanzas religiosas del Islam y un mutuo respeto entre el monarca y sus súbditos. Disciplina y severas normas que controlan al pueblo son típicas en Brunei. Está estrictamente prohibido la venta y el consumo de alcohol entre los locales, y se autoriza el ingreso limitado por extranjeros para consumo propio en lugares no públicos. A diferencia de lo que conozco en Marruecos, no hay ningún sitio que venda siquiera una cerveza. El consumo y tráfico de cualquier tipo de drogas tiene pena de muerte. 

 

Calor, mucho calor!. No sé que sucede aquí, pero nos da la sensación de que el sol es mucho más fuerte que en Indonesia y Malasia, aún estando en latitudes similares. He decidido que además de protector solar factor 50, no salgo sin un paraguas para protegerme del sol, actitud que llevan muchos locales. De hecho los trabajadores en la calle están todos tapados con sombreros, telas y ropa de manga larga y pantalones. El aire acondicionado del hotel, las dos mezquitas y el museo son oasis de placer!. El transporte público, que por cierto no abunda (casi no hay taxis y hay pocos minibuses), es bastante precario y sofocante. 

 

Visitamos la mezquita James´Asr Hassanil Bolkiah, la más grande del país. Además de ser un edificio muy llamativo, con minaretes y 29 cúpulas doradas y decoradas delicadamente, fuentes y jardines, tuve la oportunidad de entrar y sentarme solo en su lugar principal de oración (uno para hombres, otro específico para mujeres). Descalzo y sentado en su hermoso interior, piso alfombrado con motivos del mismo edificio y su mimbar sumamente decorado en oro, aproveché para rezar en solitario. Nunca había estado en una mezquita tan importante y absolutamente en solitario, en total silencio, y con tanta belleza. Sentí una energía especial, cerré los ojos e imaginé los cientos de fieles que acuden a orar en ese lugar sagrado. Sentí que también mi Dios estaba allí, el Dios de todos, y no pude más que agradecer. Un par de minutos duró ese momento tan intenso hasta que llegó un aparente empleado que al preguntarme si yo era musulmán y yo responder negativamente, pero que estaba rezando a Dios, me pidió que me retirara fuera de la alfombra y para atrás de la varanda donde sólo podíamos estar los visitantes. 

Casi todas las mujeres van cubiertas al estilo islámico, con una multiplicidad de telas, colores, diseños y muchos brillos. La gente vive bien, no hay pobreza. Todos tienen coche, y varios. La gasolina cuesta USD 0,50 por litro, y el diesel USD 0,25. Es común la vida en ¨long houses¨ donde se agrupan los distintos miembros de las familias y sus familias, y comparten una gran casa con dependencias y zonas comunes. Una particularidad de Brunei es el Kampong Ayer (Water Village), llamado como la ¨Venecia del Este¨ … no sé que le vieron…!. En este barrio de casas, escuelas, mezquita, comercios que está construído sobre pilares de madera o cemento sobre las márgenes del río Brunei, habita hoy el 10% de la población y es el más grande de todo el sudeste asiático. Por fuera parece bastante precario. Sus residentes se manejan en lanchas taxis que cruzan incesantemente de un lado al otro de la ciudad. Interesante destacar que muchos de los que allí viven son los extranjeros, la mano de obra que hace el trabajo más pesado y de servicio: llegan de Filipinas, India, Bangladesh, principalmente. Así y todo, a simple vista no parece que todo el pueblo tenga un buen y parecido nivel social. Sin duda la aristocracia y los allegados a la familia real tendrán sus importantes y lujosas diferencias…

 

 

 

No hay casi turismo, el entretenimiento en la capital es ir de compras a los shoppings o a comer. Hay buenos restaurantes, la comida es similar a la indonesia; decididamente la gastronomía de Malasia es la mejor de la zona. La comida típica, el ambuyat, una especie de chicle blanco transparente hecho con palmera, se come con palitos, se moja en salsas picantes, y se traga directamente. La verdad, nada delicioso, al menos para nuestro paladar más occidental.  Y en la calle poca gente; los inmigrantes y trabajadores que no tienen coche, algunos coches que vienen y van dependiendo de la zona, y los 3 o 4 turistas que nos encontramos en los pocos lugares a visitar!.   

 

 

 

 

 

 

En síntesis, 4 días de experiencia única y diferente en un país que sin duda tiene un futuro interesante. Mi tío dice que él no estará para verlo, pero asegura que caminan por una transformación pausada y segura. Veremos…

Isla de Bali

Bali (por Raúl)

Llegamos a la isla de Bali procedentes de Surabaya (Java). Aeropuerto enjardinado, como otros de Indonesia. Negociamos el taxi que nos llevará al pueblo de Ubud en el centro de la isla. El viaje tomará más de una hora, atravesando algunas ciudades y pequeños pueblos. Desde la salida del aeropuerto, un aspecto prolijo como no habíamos visto en otros lados del país. Veredas arregladas, carpinterías llenas de muebles tallados, locales con cientos de esculturas representando dioses, remates de techos, adornos, fuentes. Empezamos a señalarnos a derecha e izquierda, casas suntuosas con sus hermosos techos piramidales rectangulares rematados con esculturas en los ángulos; templos con entradas talladas, puertas esculpidas doradas y rojas, riquísimos cielorrasos rayonados con bambú, espíritus tallados en madera y pintados en colores. Mercados coloridos, templos familiares más o menos ricos pero todos ocupando lugares de privilegio. En todo el trayecto y cada vez más frecuente, galerías de arte, tiendas de artesanía, de ropa. Todo con un sentido estético que nos va encantando: plantas, flores por doquier adornan el paisaje. Esta es la Indonesia que teníamos en nuestro imaginario.

 

Ubud. Hace muchos años, cuando Luis Alberto Solé era presidente de AIR y regresaba con su esposa Bimba de uno de sus numerosos viajes por el mundo me dijeron: Raúl, a tí que te gusta viajar y conocer lugares y culturas diferentes, tienes que ir a la Isla de Bali y lo antes posible antes de que el turismo internacional lo arruine. Llegué más de 30 años después y sin duda esto ha cambiado mucho, mucho. Pero a pesar de la invasión turística, Bali y en particular los pobladores de Ubud siguen manteniendo ese fuerte sentimiento religioso, mezcla de hinduísmo y animismo propio de sus ancestros que hace que traten de vivir en armonía con sus dioses, los seres humanos y la naturaleza.

 

 

Bali, otro aire!. Una cultura de cuidados detalles y culto a la estética, al orden y a la paz.

Una isla que inicialmente imaginaba llena de turistas australianos y ¨only party spirit¨, a la que pensé no visitar. Renata de Brasil, me insistió que no podía dejar de venir a esta maravillosa tierra, y que aún con lotes de turistas en el sur, el resto y especialmente la localidad de Ubud harían más que la diferencia. Siguiendo sus sabios consejos, aquí estoy amando!.

Una vez más sentí un país diferente, una nueva y quizás la alguna vez imaginada Indonesia con las bailarinas moviendo sus caderas, sus ojos expresivos, sus vestimentas y su colorido. Playas de aguas cristalinas, el color azul verdoso (como las fotos paradisíacas de los protectores de pantalla del ordenador), naturaleza exhuberante, volcanes, plantaciones de arroz en campos y terrazas en las montañas. Gente enormemente cordial y respetuosa, siempre con una sonrisa y un gesto de gratitud con sus manos. Talentosos artesanos que trabajan la madera obteniendo unas tallas, máscaras, muebles, etc que te dejan con ganas de llevar contigo algo de su belleza. Pero mejor el desapego, y verlo en cada uno de los sitios donde voy que en un depósito!.  

Me metí en un arrozal y fui invitado, por señas obviamente, a ser parte del proceso de cortar, golpear para desgranar, y luego tamizar los granos de arroz. Muy interesante, y sin duda lo mejor fue la comunicación con los labradores (mujeres en este caso). Luego, una reconfortante agua helada con ellas para apaciguar un calor sofocante!. 

Sorprendente ver a las mujeres balinesas trabajando a la par de los hombres en tareas pesadas, en las plantaciones, aún en la carga de materiales y mercaderías. Me llamó la atención, por ejemplo, que una chica joven fuese quien cargase dos tanques de buceo y el material para mí y mi compañero hasta el mar, sobre su cabeza, con excepcional equilibrio y decisión y ninguno de los hombres lo hiciera en su lugar. Tanques pesados, mujer esbelta, hombres cómodos!. 

En Bali es importantísimo el trabajo comunitario, donde se ayudan unos a otros y en forma absolutamente gratuita. 

 

 

Sin lugar a dudas una isla con una micro-cultura basada en el respeto, en la fé, en el trabajo del karma y las próximas vidas. Hinduístas con su toque animista (creencia en los espíritus del más allá), los balineses están siempre agradeciendo y realizando ofrendas de flores y comida a todo (los Dioses, el coche, las casas, el trabajo, la tierra, etc etc etc). Por las mañanas, generalmente las mujeres salen con grandes bandejas llenas de ofrendas preparadas en pequeñas bandejitas de hojas y flores, casi siempre algo de arroz e incienso, que reparten por todo cuanto lado, algo que por veces se torna complicado hasta esquivar (Raúl varias veces se llevó por delante ofrendas, flores e inciensos!!!).  Tienen en todas las casas nichos de material con pequeños altares donde veneran a sus Dioses y colocan sus ofrendas. No es poco común ver a dichos altares, imágenes y estatuas, o incluso árboles, estar cubiertos por una tela a cuadros blancos y negros, señal de sagrado.

 

 

 

Hay templos familiares en las casas, templos comunitarios en cada lugar de trabajo o actividad (el templo del mercado, el templo del barrio, el templo de la empresa, etc) y los templos públicos. Templos por doquier!. Para entrar al templo hay que vestir adecuadamente para mostrar respeto a los Dioses; los hombres un doble sarong (especie de pareo en la cintura para cubrir las piernas), un satang (especie de cinturón sobre el sarong), y un udang (especie de vincha-turbante). Las mujeres bien cubiertas, siempre que no estén en período menstrual durante el cual no pueden entrar al templo. En una caminata por un arrozal, donde era para seguir derecho y llegar al encuentro de nuestro chófer, acabamos perdidos y sin esperarlo visitamos un templo espectacular, en el medio de la naturaleza, con una paz increible. Tuvimos que pedir ayuda para seguir el camino a los pocos fieles que oraban, y terminamos en un humilde poblado de pocas casas pidiendo ayuda a una familia, muy atentos, deseando ayudarnos y tratarnos como sus mejores huéspedes. Frente a esta experiencia, tomé una foto de familia con Raúl y algunas de las mujeres!. 

  

Al igual que en otros sitios del país, los mercados locales se destacan por el comercio de alimentos tradicionales y a granel, las flores y demás elementos para la elaboración de ofrendas. Olores, colores y gestos de sus comerciantes inundan mis sentidos que generalmente no consigo transmitir en las pocas fotos espontáneas que intento documentar.

 

 

Interesante lo que pasa con los perros en esta isla de Bali, considerados los peores perros de toda Asia. Me sorprendía encontrarme una y otra vez con perros por el camino mal cuidados, bastante heridos algunos, sueltos y aparentemente sin dueño. Investigamos y me informaron que aquí los perros, el mejor amigo del hombre, es considerado el ¨último orejón del tarro¨, el último estrato. Muchos de ellos (así como los muchos de los monos que abundan por muchos lugares) tienen rabia. Hubo hace escasos dos años una epidemia de rabia que acabó con la vida de cientos de humanos por mordidas de estos animales. Eso, y la creencia de que los perros con sus ladridos están conectados con espíritus malignos, ha hecho que sea un animal no querido ni cuidado. Sin embargo, están intentando generar consciencia colectiva y parece que están intentando cambiar este concepto, aunque los tres perros en buen estado que vi estaban enjaulados. 

En lugar de perros cuidados, abundan los gallos y gallinas sueltos por todos lados, y aparentemente muy bien tolerados por la gente.

El café plantado en Bali es también uno de los atractivos de la isla. Por un lado, un café húmedo como lo llaman aquí, donde pelan el grano antes de estar seco. Un café suave, no muy oloroso, que se suele preparar de una forma tradicional: se muele muy muy fino, y se coloca junto con el agua en la taza, se mezcla, y se deja unos minutos hasta que la borra baje al fondo. Se bebe sin filtrar, y depende de la cantidad de café que le pongan puede estar bueno o intomable (en mi opinión)!. Por otro lado, el famoso y carísimo Kopi Luwak, un café que puede llegar a costar hasta USD 1000 el kg. Su particularidad es que los granos son previamente ingeridos por un mamífero parecido a una comadreja, llamado civet. Los granos aún frescos qye este arrancó de la planta pasan por su aparato digestivo, y son defecados y luego recogidos para su consumo. Así es, granos de las heces del animal. Según dicen, una especialidad. Raúlo lo probó, yo le di un sorbo, y nada espectacular!. 

Al igual que en Malasia, aproveché a bucear bastante en un mar transparente y cristalino, templado, lleno de peces y corales. He tenido experiencias increibles y diferentes al resto de mis inmersiones anteriores, como por ejemplo bucear en paredes de corales multicolores transportado sin tener que hacer ningún esfuerzo por corrientes submarinas. Parecía estar en una cinta transportadora, donde la fauna y la flora pasaba delante de mí inundando mis sentidos. Peces coloridos, pequeños tiburones, plantas multicolores, criaturas pequeñísimas, azules deliciosos. Raúl se dedicó al snorkling y quedó copado!. Alquilamos un coche con chófer y recorrimos la isla por sus sitios menos transitados por el turismo: Ubud y alrededores, lagos, Tulamben, Pemuteran al norte de la isla, isla Menjangan…). Atardeceres de ensueño, colores sobre las montañas y los volcanes, barcos de pescadores tipo catamarán de bambú. 

 

 

Esta última noche en Bali soñé con mi hermano Mauricio, por primera vez. Era un sueño alegre, estaba toda nuestra familia, íbamos a reconstruir y reformar nuestra casa. Había un sentimiento de alegría, de cambio… Raúl me despertó a las 6AM y nos fuimos en un barco de un pescador local mar adentro a ver el amanecer, y casualmente vimos un grupo de simpáticos delfines. Muy emocionante!. 

 

La naturaleza siempre sobrepasa al ser humano

Cuando en un momento me puse a pensar qué me estaba dejando Indonesia, sólo pensé en templos históricos, multitudes de  gente, caos, tránsito infernal, y no conseguía pasar de eso. Soy bastante impaciente, y es algo que en este viaje y en la vida estoy aprendiendo a mejorar. Los andaluces y luego mucho más los brasileños me lo han ido enseñando!. En este viaje espero dar un buen avance…

Viajamos en bus desde Jogja a ver el volcán Bromo, al sur este de Java. Raúl insistió sin insistir, con su tradicional diplomacia y delicadeza. Pero es el tío, y hagámosle el gusto, al final acabo siempre recompensado!. Entonces, evaluamos la mejor forma de llegar y aún haciendo caso omiso a la Lonely Planet… contratamos con una agencia un traslado supuestamente con ¨aircon¨ (A/C) que nos llevaría al destino. 

 

El ser humano.

Indonesia, tránsito interminable donde sea que vayas, de hecho parece que nunca acaban las ciudades y siempre hay comercios abarrotados de mercaderías al borde de las carreteras, principalmente informal. Bocinas, ruido ensordecedor, recuerda la India. Miles y miles de motocicletas, mucho humo, mucho smog. Carreteras de escasa señalización, sin embargo con muchos menos pozos de lo que uno se imagina. Parece que la regla es respetar al que se impone primero, te pasan por la derecha, por la izquierda, en cualquier momento y con tránsito de frente. Manejan rápido, siempre que pueden, y por la izquierda como en Inglaterra. El litro de gasolina cuesta menos que medio dólar.

En ese caos, lluvias torrenciales, calles sin aceras, sensación de desorden y aún sin ver basura, todo bastante sucio. Manos siempre pegajosas, aún sin que toques nada. Quizás el mismo aire, el smog… Muchas veces la sensación es que los hoteles se transforman en un oasis necesario. 

Como todo país principalmente musulmán, el llamado a la oración varias veces al día, y desde bien temprano antes del amanecer (sin embargo, muchas menos mujeres tapadas, la cerveza más fácil de comprar… etc). Más movimiento. Calor, sale el sol a las 5.30 aproximadamente y a las 17 hs ya oscurece. Hay que aprovechar el día, cenamos a las 19 hs. (No sé aún de donde sale la carne de varios de los platos tradicionales que dicen llevar beef, ya que en 7 días viajando por el país sólo vi 5 vacas… y bastante poco nutridas, en fin… sigo con el pollo y los huevos!).

Aprovecho a compartir esta foto que me encanta de una Sra en Jogja vendiendo a las 8.30 AM huevos con salsa dulce, Telur Rendang. 

El crecimiento económico se ve en las calles; lleno de cajeros automáticos, bancos y dependiendo de la ciudad los shoppings. Infaltable los anuncios de cigarrillos que dominan la publicidad, aún es un mensaje de fumar = status. Fuman casi todos los hombres.

Raúl ya varias veces millonario!. 1 USD = 9800 IDR (indonesian ruppies), por lo que todo lleva muchos ceros y mucha cantidad de billetes que abultan la billetera. 

Todo esto fui pensando en una jornada de ¨confort¨de más de 13 horas sin ¨aircon¨ con apenas una parada, es decir, casi NON-STOP service para finalmente llegar a destino con apenas 350 kms recorridos!. Una camioneta destartalada, turistas europeos y una pareja de simpáticos chinos, que en ningún momento ninguno de ellos reclamaron ni se quejaron. Sabios!.

Dormimos a casi 2000 mts en un hostel que por la noche parecía acogedor. Íbamos a todo lujo, agua caliente y desayuno incluído!. Frío, olor a azufre, agotados. ¨Dinner or something to eat?. Sorry Mister, no food!¨. No importa, siempre debe primar el buen humor!. Cenamos castañas de cajú y una barrita de proteínas que pensé que sería una emergencia que difícilmente utilizaría en todo el viaje. Y a la cama, casi 23 hs prontos para despertarnos a las 3.30 AM para salir en jeep a ver el amanecer entre volcanes y visitas a los cráters. Querido Tío, ¨te deseo lo mejor¨!. 

La naturaleza.

Una hora de jeep en un camino empinado, polvareda y cero visibilidad (luego con sol entenderíamos que pasábamos por una especie de desierto de arena y sedimentos volcánicos, así como de precipicios con vistas inigualables).

A esa hora de la madrugada y con todo lo pasado hasta llegar uno ya comienza a no entender a donde va ni por quien es llevado. Empezamos a ver decenas de jeeps marcando un camino e iluminando una noche oscura. Nos dejaron en un camino, y a caminar hasta llegar a una especie de mirador, todo oscuro, lleno de vendedores ofreciendo ponchos, gorros de lana, ramos de flores, noodles… Sentíamos un frío que habíamos olvidado. 

En medio de una gran intriga, comenzamos a ver la claridad. Entre más de cien personas que aún no sabemos de donde salieron, las montañas y los volcanes empezaron a tomar forma. Al principio seguíamos todos a los primeros destellos de luz, todos esos humanos que sentíamos al unísono una gran curiosidad luego de tan interminable viaje. Pero a medida que fue aclarando, descubrimos el inmenso espectáculo que teníamos delante nuestro. 

 

El sol rojo, naranja y amarillo intenso fue descubriendo valles y cráters volcánicos y más volcanes. La neblina tapaba el gran crater como un mar de tinieblas, y a la vez los verdes del mismo comenzaban a brillar intensamente. 

 

No recordamos haber visto alguna vez algo parecido, ni nosotros ni ninguno de los tantos turistas que nos acompañaban. Maravilloso, único, una paleta de colores puros y un cielo decorado con nubes multicolores. Flores, terrazas de cultivos, poblados de indonesios que viven de la riqueza de sus volcanes. 

 

 

 

Sin palabras, sonrientes y alegres, ya esta delicia natural valía todo lo que en esas horas anteriores había sentido, y dejaba atrás cualquier razonamiento que mi mente humana me había llevado a pensar. No había cansancio, sólo habían sonrisas. 

Caminamos (y alguien también montó a caballo tentado por el comfort) hasta el cráter mismo de uno de los volcanes, y el olor a azufre y la molestia en las vías respiratorias poco importaban.

 

 

Regresamos a nuestro albergue a las 8 AM, rodeados de un paisaje verde, y un desayuno reparador.

Este país me va mostrando una riqueza natural y artística que se sobrepone brutalmente a cualquiera de mis análisis y conclusiones mentales. Mucho mejor me siento, aprovecho la naturaleza de todos y para todos, simple y grandiosa.