Vietnam – hacia el sur

Hue

Como dicen que el clima del sur y del norte son diferentes, nos dirijimos hacia el sur, recorriendo la costa de un país que se perfila como uno de los destinos asiáticos de mayor turismo de playas y lujo.

Visitamos Hue, una ciudad imperial de la que hoy quedan únicamente sus ruinas y vestigios de guerra. Tumbas imperiales de opulentas riquezas nos hablan de una cultura de reyes que hoy son sólo parte del pasado. Una cultura culinaria que hace honor a su historia no tardó en abrazarnos y deleitarnos, aún con el calor abrumador que de a poco fui sintiendo por ir camino hacia el Ecuador!. Desde que dejé Manila en Filipinas a principios de Junio, había transitado por zonas donde el calor aún presente, nunca tan sentido como este abrazo pesado y húmedo que comencé a sentir nuevamente en Vietnam.

 

 

 

Hoi An

De allí en un super bus a Hoi An, otra ciudad que entre los siglos XIII y XVIII fue un puerto estratégico de chinos, japoneses y europeos. Una ciudad que hoy quedó con el sello del patrimonio de humanidad de la Unesco por sus casitas estilosas y ambiente antiguo al borde de un río que crece y parece poder hundirla!. Aprovechamos para compartir nuestra experiencia albergándonos en una casa de familia que alquila cuartos (homestay), y así intentar tomarle el gusto a algo un poco más local e íntimo. Pese al optimismo de algunos de los que nos atendieron, la experiencia no pasó de ser una estadía habitual donde la convivencia con otros turistas fue el principal destaque del asunto.

 

 

 

 

 

 

Cercano a Hoi An se encuentran las ruinas de la ciudad de civilización Cham conocida como My Son, que tuvo su apogeo en el siglo VIII y supo adoptar la religión hinduista y reflejarla en su arquitectura. Visitamos las ruinas muy ruinas, y aprovechamos a comenzar a imaginarnos lo que nos espera cuando visitemos la ciudad religiosa Angkor del imperio Khmer en Camboya. 

 

 

 

Un poco de playa y un buen baño de mar de la China del sur fue el reencuentro con el clima marítimo que también ya estaba extrañando luego de meses tierra adentro!. 

El calor me llevó directamente a querer un corte de pelo y acabé en una peluquería local con jóvenes amateurs que a muy bajo coste y en menos de 10 minutos me dejaron satisfecho. Pero no acabó allí la experiencia!. Los jóvenes vietnamitas son bastante modernos dentro de su moda particular. Verlos de cabellos pintados me dio un empujón para acomplarme a su estilo y dejar atrás esos tabúes y prejuicios que llevaba dentro, así que con el empujón de Celso, decidí transformarme en ¨rubio futbolero¨!. Y la verdad que nada arrepentido!. jajaja

 

 

Nha Trang 

Seguimos hacia el sur hacia una ciudad repleta de turistas rusos llamada Nha Trang. Claro que no lo sabíamos antes de llegar, pero sus playas al estilo Río de Janeiro y su moderna infraestructura nos llamaron la atención . Nada para hacer, sólo actividades deportivas y playa. Aquí visitamos un parque acuático porque no encontrábamos mucha otra cosa más que hermosas vistas del Mar de China.

En Nha Trang aprendí una nueva lección. Aún habiendo sido advertido de los carteristas y oportunistas, actué como un novato que no parece tener experiencia alguna en viajar y vivir en países de ladronzuelos!. Me robaron una mochila donde llevaba los celulares y mi billetera, entre otras pertenencias, perdiendo así la virginidad que hasta ahora traía en el viaje!. Acostumbrado a que constantemente los vietnamitas se acerquen a los turistas en sus motos y a pie para ofrecer desde sexo, drogas, paseos, motos, comida, etc etc, dejé que un par de hombres desconocidos se acercasen en su moto mientras en la noche yo iba en bicicleta con mi mochila en el cesto delantero. Los ví venir, y mi espíritu de buen relacionamiento con los locales los dejó acercar sin miedo alguno. Con delicadeza agarraron mi mochila, y dispararon!. Me quedé mirándolos, aún habiendo podido empujarlos o incluso maniobrar para evitarlos. Confié que eran unos más de los muchos que desde que llegué a Vietnam se acercaron a mí para ofrecer impetuosamente alguna cosa. Esa confianza y esa forma de relacionamiento que hasta ahora fue mi contacto habitual me llevó ahora al conflicto!. Me sentí con bronca porque no sólo sabía de esta cultura vietnamita de oportunismo y ladronzuelos, sino que también había sido advertido de los peligros de esta ciudad costera de turistas al acecho!.

Quizás un momento para aprender a trabajar el autocontrol, el desapego material y la compasión?. Será una prueba de las enseñanzas budistas de países anteriores, ahora puestas en práctica?. Seguramente sí, nada es coincidencia, y para algo llegan las dificultades!. Así que sin agenda, sin cámara de fotos, sin celular, sin billetera, sin lentes, y sin mochila, listo para seguir adelante reemplazando estas cosas con otras. Seguramente mi tío Raúl que siempre me veía con el celular pegado a mí, sepa que me ha llegado la hora de aprender a desprenderme de los vicios de la comunicación!.

En la práctica, mis blogs de ahora en más y hasta definir el reemplazo de mi logística de fotos, carecerán de fotos!. Una tradicional cámara de fotos básica es mi herramienta para documentar los momentos que obviamente no quisiera perder de este espectacular y variado viaje. 

 

 

 

Saigón – Ho Chi Minh City

Claro que al día siguiente, como planificado, nos ¨pelamos¨ para Saigón, la que otrora fuese la capital del sur de Vietnam, hoy llamada Ho Chi Minh (HCM), en honor al primer presidente de Vietnam del Norte. 

Saigón, otra ciudad similar a Hanoi pero de aspecto mucho más colonial y ordenada, de espaciosos bulevares y una costa sobre el Mekong que consiguió colocar una rápida sonrisa en mi rostro y en mi corazón luego del ataque a mi ego!. Sol y mucho calor, y vamos que vamos!. Nos propusimos olvidar y no hablar del incidente de mi descuido en Nha Trang, y así rápidamente concentramos las fuerzas en descubrir esta ciudad magnífica llena de atracciones y ni que hablar, excelentes bares y restaurantes. 

El enjambre de motos y la casi ausencia de semáforos como en el resto del país transforma a los cruces de peatones en toda una osadía y un riesgo infinito, en el que gana el más fuerte!. Para cruzar me dí cuenta que lo más inteligente era esperar juntar un grupo de personas y de a poco ir avanzando y desafiando a los motoqueros. Aún con niños cruzando, el tránsito siempre domina sobre los débiles y desprotegidos pedestres!. 

Edificios coloniales como la ópera de Saigón enseguida nos llamaron la atención. Conseguimos entradas para dos espectáculos, uno de danza moderna y otro de tipo acrobacia y circo, ambos que acabaron gustándonos mucho, dentro de sus límites!. 

 

 

  

 

 

 

Delta del río Mekong (más fotos del viaje por el Delta en el blog siguiente)

Desde que me subí al avión de Air France en Sao Paulo rumbo a Asia llevaba en mi cabeza la visita a la región del delta en el sur de Vietnam. Había leído un artículo en la revista de la compañía que relataba la experiencia de unos franceses que durante ocho días se habían deleitado con la región y su tradicional y colorido comercio flotante. Incluso en Laos supe contenerme para no hacer paseos en el río y así volcarme de lleno en una de las regiones más atractivas y pintorescas del famoso Mekong. Y por suerte mi contención dio sus frutos!. 

Salimos de Ho Chi Minh en un tour con una treintena de jóvenes turistas, la mayoría europeos, en bus y por tres días para visitar esta zona del delta y finalizar en un barco que nos transportaría por el río hacia Camboya. Llevamos sin embargo las mayores excepciones al tour de todo el grupo!. Cambié los hoteles, extendí el mismo, mejoramos el transporte fluvial para Camboya, y así un paquete super económico de apenas USD 21 se condimentó con las recomendaciones de mis consejeros franceses de la revista de a bordo!. 

Aún con el calor y la humedad abrazadora, quedamos encantados con el paisaje del delta y sus poblados, la gran cantidad de puentes que de a poco van extinguiendo el comercio flotante de siglos, pero que aún así, mantienen sus características tradicionales en sus viviendas de barcos y vida fluvial. 

 

 

Destaco la ciudad de Can Tho, una de las principales de la región y nudo comercial de la misma, en la que disfrutamos no sólo de visitas en barco y lanchas a los mercados y poblados, sino que también nos permitió escapar del bullicio y quedar inmersos en el pasado de la colonia francesa en uno de sus clásicos y grandiosos hoteles a orillas del Mekong.

 

Un sentimiento especial…

Desde que llegué a Vietnam sentí que estaba en un país tan diferente a los anteriores visitados que me generó un sabor especial, de incertidumbre, de distancia, de cuidado y de pocas ganas de permanecer en él. Claramente reforcé ese sentimiento de que la gente de cada país es lo que realmente me hace sentir y gustar del mismo, mucho más que sus monumentos o su naturaleza. Quizás por el tiempo de mi viaje y por los constantes cambios culturales que en 15 o 20 días me hacen saltar de uno a otro, abandonar lo aprendido, y recomenzar con un nuevo estudio.

Vietnam es un país de personas que dícese ser principalmente budista. En realidad sólo menos del 20% de la población adopta una religión conocida como Tam Giao o Triple Religión. Con el transcurso de los siglos, el confucionismo, el taoísmo y el budismo se han fusionado con las creencias chinas y el antiguo animismo vietnamita para dar forma a este conjunto para mí desconocido. Un ¨budismo¨ que como todo en su cultura está influenciado por China y quizás eso también me aleje un poco más de la misma. Todo lo que veo aquí en un primer momento parece chino, aunque defiitivamente no lo es. Es vietnamita, y por cierto, muy propio. Los templos o pagodas como los llaman son escasos, casi no tienen fieles, y los monjes parecen no exisitir. Los rituales son otros, las figuras son propias del budismo chino y llenas de dragones.

 

Otra parte menor de la población es cristiana católica, entre un 8 o un 10%. No he visto más que un par de iglesias. Otra religión que aparece en menor medida es el caodaísmo, una peculiar y pintoresca secta vietnamita fundada en la década de 1920 que combina las filosofías secular y religiosa de Oriente y Occidente, y se basa en mensajes revelados a su fundador, Ngo Minh Chieu. Pero de ella poco ví y poco más aprendí más que su existencia.

Creo que esta falta de religión budista es la principal razón por la cual la gente en Vietnam es tan diferente a todos sus vecinos. El trabajo del buen kharma, que consiste en vivir actuando con buenas intenciones para mejorar y evolucionar en esta vida y hacia otras hasta llegar a la Ilumincación, es casi inexistente. La población es mucho más agresiva, menos simpática, bastante impetuosa. Se respira un sentimiento donde el dinero parece ser el motivo principal de las relaciones humanas, y quizás en este país en crecimiento, la búsqueda del enriquecimiento rápido sea lo que mueve a su gente.

Sin perjuicio de ello, siento que la imagen que me llevo de Vietnam acabó cambiando dentro de mí y en gran parte por las experiencias y vivencias desde Ho Chi Minh hasta la salida del país luego del viaje por el delta del sur. Aunque las características de su gente no variaron demasiado, luego de dos semanas me dí cuenta que mi conflicto con los vietnamitas estaba dado por un cambio radical de culturas a la que no estaba acostumbrado con los cambios en los países anteriores. Cambios que había sabido percibir cuando viajé por los países islámicos del sur del sudeste asiático, Filipinas, luego Japón, y la guinda China!. Pero que luego perdí cuando me acostumbré a una vida de sociedades budistas donde el respeto por los demás y el abordaje ajeno es brutalmente diferente.

 

Aprendí que aún creyendo que ya estaba ¨todo bajo control¨ dentro de mí, nunca lo está!. 

Aprendí que el dejar la vida de viajero en solitario para transformarla en vida compartida es un cambio que para mí fue abismal, y con el que aún sigo luchando y aprendiendo. 

Aprendí que las expectativas de que las culturas sean de una u otra forma acaban siendo totalmente opuestas cuando se viven directamente. 

Aprendí que aún no sintiéndome en total empatía con la gente de una cultura diferente, la misma es como es, y de ella también debo aprender a entenderla como tal, respetarla y saber destacarla por las grandes enseñanzas que me supo dar, incluso con sufrimiento y conflictos de mi ego. 

Entendí, y no menos importante, que apenas una frontera política y de pocos kilómetros de diferencia separa sociedades increíblemente disímiles. Acaso no imaginamos y asociamos la idea de que Asia es un conjunto de chinos y algunos otros de ojos rasgados que tienen dietas exóticas y hablan idiomas inentendibles?. Pues qué brutal y gigante error y prejuicio!. Asia es un continente de razas y culturas absolutamente diferentes unas de otras, con fronteras que separan países nada semejantes, y aún con países con subculturas tan increíblemente en conflicto entre sí, que hablar de rasgos comunes se hace bastante complicado. Quizás el arroz sea hasta ahora, el único componente que pudiera decir que los asemeja!.

Vietnam es como es, y aprendo a observarlo y aprender de su cultura como se me presenta y como ella misma se me acerca. No es el país en el que me he sentido mejor; por el contrario, me he sentido y visto muchas veces en conflicto y ansioso. No sentí esa paz que percibí en otros países, aún cuando los conflictos internos son seguramente mucho más vivos que los que hay aquí. Vietnam es un país naturalmente precioso, con una comida interesante, y una gente muy trabajadora. Me queda eso y el aprendizaje que debo poner en práctica. 

Por suerte aún me quedan muchas más!. 

Vietnam – Comienzo de la fase 3!

Ya han pasado varios días desde mi llegada a Vietnam. Este país es el comienzo de una nueva fase de mi viaje, como la suelo llamar, la fase 3!. Durante meses disfruté de experiencias viajando en solitario y aprendiendo a estar conmigo mismo, tomando constantemente mis decisiones no negociadas, pensando en dejarme llevar por los momentos y la cultura local. Viajé por países en los que me sentí muy a gusto, rodeado de una espiritualidad budista que caracteriza a todos los sitios que fui, desde Japón en adelante, con la excepción de China no tibetana. Este último país y esa cultura, como escribí, fue un viaje ¨aparte¨, que aún luego de mi segunda visita no conseguí más que apreciar. 

La fase 3 comienza en Vietnam y será hasta principios de diciembre que la llamaré así!. En la misma tendré como compañero de viaje a Celso que ha venido a compartir unos meses de esta experiencia que nos llevará por Vietnam, Camboya, nuevamente Japón y Tahilandia. A comienzos de diciembre pasaré a la última fase del viaje y la llamaré fase 4; en ella mi amiga Marcela vendrá a acompañarnos y ayudar en el countdown para regresar a occidente. Me encantó la idea de una re-adaptación occidental in-situ para volver a la vida en los países y las culturas a las que hasta ahora he pertenecido.

 

Vietnam me recibió por el norte en su capital Hanoi y desde el aterrizaje comencé a sentirme diferente. Al principio pensé que se trataba del típico cambio de cultura y de país, que se presentaba bien diferente a los previamente visitados. Ya había leído acerca de esta cultura, y aunque sabía poco sobre ellos por los films americanos que nos bombardearon durante épocas, era consciente de su impetuosidad y su menor enfoque religioso en su vida diaria. Aún con sus diferencias entre norteños y sureños, varios viajeros que fui encontrando por el camino me advirtieron de esta cultura en la que no conviene relajarse demasiado. Incluso la guía Lonely Planet de Vietnam y varios episodios de Natgeo también recomiendan atención en las relaciones con los locales. 

  

La bandera de Vietnam se iza en la mayoría de los casos conjuntamente con la bandera comunista a su lado.

ALGUNA INFORMACIÓN GENERAL SOBRE VIETNAM.

Vietnam ha cambiado mucho desde el fin de la guerra con los americanos en 1975 y sigue cambiando aún más. Un país de más de 90 millones de habitantes que han vivido entre guerras con chinos, siameses, franceses, americanos, entre otros, y que hoy se encuentran entre los más desarrollados del sudeste asiático. De ser uno de los países más pobres y destrozados se ha transformado en un país estable y próspero gracias a la laboriosidad y la ambición de su pueblo. Pero como la mayoría de sus vecinos comunistas, se caracteriza por ser altamente corrupto y el Gobierno controla la mayoría de las principales grandes empresas y recursos naturales del país. 

La historia de Vietnam es la historia del reino hinduista de Champa que al igual que el de Funan (sur de China), tomó el sánscrito como lengua sagrada al igual que muchos otros elementos del arte y la cultura india. Este reino controló el país hasta el S. VIII en el que fueron derrotados y desplazados por los vietnamitas del norte. De este reino Champa visité la ciudad histórica de My Son, hoy pura ruina luego de la destrucción de los americanos en la guerra de Vietnam.

Vietnam fue controlado por los chinos de los que recibió muchas influencias durante los más de mil años de ocupación.  Después llegaron lo franceses y el humillante período colonial que compartió este país como también lo hicieron Laos y Camboya. El último en llegar con sus invasiones fueron los EEUU y por no comprender esta cultura y no dominar esta naturaleza acabaron también derrotados. Vietnamitas guerreros e impetuosos, orgullosos y nacionalistas, combativos y agresivos que sea como sea consiguen abrirse camino… nada diferente a sus vecinos del norte…

Vietnam también tuvo una historia de luchas internas entre sureños y norteños que los dividió desde 1954 en el Vietnam del norte, comunistas, y el del sur. Esta división llevó a la guerra entre ambos con el apoyo de EEUU a los sureños y China y USSR a los norteños, que acabó con la derrota de los norteños en 1975 y la reunificación del país y la imposición del regimen comunista. Esto implicó al igual que en Laos un éxodo de refugiados sureños y una opresión del nuevo gobierno para imponer su estricto regimen. 

Hoy según la doctrina oficial indica que el comunismo es el rey, pero deben de ser muy pocos del partido que se crean que Vietnam es una utopía marxista!. El socialismo orientado al mercado es el nuevo ¨mantra¨, aunque tal vez sería más exacto hablar de un capitalismo con responsabilidad social!. Llega la inversión extranjera y el capitalismo progresa como nunca con un dinámico sector privado que impulsa la economía. Algunos ya hablan de Vietnam como una de las principales potencias del mundo en el 2025…

 

EL VIAJE.

Vietnam es un país de más de 1600 kms de costa en Indochina que es algo más grande que Italia, para tener una idea de comparación. El delta del río Rojo en el norte y el delta del Mekong en el sur, dos grandes regiones arroceras (Vietnam es el primer exportador de arroz del mundo), se separan por una estrecha franja costera que se perfila como uno de los destinos turísticos más importantes de Asia. Así que desde Hanoi al norte, decidí recorrer el país hacia el sur y desde allí por el Mekong cruzar hasta Camboya.  

Hanoi.

En Hanoi me encontré con Celso y nos recibió un clima de lluvias y época de tifones, un clima húmedo y poca visibilidad. Esto nos impidió visitar la conocida y famosa bahía de Halong al norte de la ciudad, para la que habíamos planificado un turismo de aventura por islas más alejadas, homestay, kayaking y bicicletas. El día de la partida llovía tanto y hacía tanto viento que nos cancelaron el viaje. 

Atiborrado de motos y cables de teléfono y electricidad, recorrimos la parte antigua de la ciudad que caracteriza a Hanoi. Vietnam es un país de motos, MUCHAS motos que con pocos semáforos generan un caos al cual hay que habituarse para poder andar. Las reglas de tránsito muchas veces parecen no existir y quien más se impone es quien avanza. Así son todas las ciudades, es todo el país. 

 

Ya los templos comenzaron a parecerme extraños; a la entrada enormes vasijas llenas de inciensos, leones y dragones y la ausencia de Buddha me confundieron. Sabía que no estaba en un país muy religioso y mucho menos muy budista, pero me había acostumbrado a sentirme confortable y conocedor en los diferentes templos y pagodas. 

 

En la calle los locales con sus tradicionales sombreros de paja y su ¨don ganh¨, nombre que recibe la omnipresente vara de bambú con un cesto de arroz o fruta colgado en cada extremo. Esta foto conjuntamente con la de infinidad de cestería, se repetiría en las más de dos semanas del visita por el país, ni que hablar con mucho más fuerza en las zonas rurales y comerciales del delta del río Mekong en el sur. 

 

 

En los restaurantes la oferta de frutos del mar, mariscos y pescados comenzó a cuestionar mi tan cuidadosa dieta vegetariana de meses anteriores!. y de hecho, no demoré en quebrarla en pro de estas delicias!. La comida vietnamita parece ser bastante famosa y diferente a otras asiáticas, y sin duda se percibe y se degusta en los diferentes puestos callejeros. Incluso me llamó la atención como la gente hace de la calle su lugar de reunión y restaurantes improvisados con pequeñas mesas y banquitos enanos hacen característico esta tradición culinaria.

Cervezas de varios tipos muy frescas y definitivamente muy muy económicas (dicen que la ¨bia hoi¨ es la cerveza de barril más barata del mundo por USD 0,20 por jarra), entre las cuales La Rue me pareció formidable (pero no tan barata como la de barril!). Un ¨cà phê¨ (café) delicioso, intenso y achocolatado con un aroma perfumado y avainillado que no demoré en degustar en su tradicional sistema de filtrado individual. Un ¨pho¨ (sopa tradicional de noodles) que se come a cualquier hora y principalmente al desayuno; le echan de todo, desde coriandro hasta cerdo, y por supuesto no dejó de llamarme la atención aún con las miradas de desconfianza de mi compañero de viaje que recién llegaba y no estaba acostumbrado a las comidas de calle donde las condiciones higiénicas son verdaderamente cuestionables!!. Rollitos primavera con una salsa roja y transparente que acabé comprendiendo que se trataba de salsa de pescado y luego descubrí que es una de las principales en la mesa de los locales.

 

 

Comida aparte, la gente distante y con un cierto trato agresivo no consiguió generar un sentimiento de confort en mis primeros días en el país. Sumado a esto, el caos en una metrópoli que progresa y en la que parece que todo el mundo está empeñado en ganar dinero fácil, así como el clima de tifones y grises por doquier, me generaron un sentimiento contadictorio que me acabaría costando varios días de observación y reflexión de mi mismo para salir nuevamente a flote. Quizás el fin de mi fase en solitario fuese una puesta a prueba de que todo lo aprendido en meses anteriores era hora de ponerlo en práctica, y con estos condimentos de esta nueva cultura, de forma aún más urgente!.