El regreso. Volando hacia Paris.

 

 

Escribo desde el avión. Un vuelo de doce horas y media desde Bangkok hasta Paris, de Asia a Europa, de oriente a occidente, del calor al frío, y de tantas otras cosas más. Todo acaba y que suerte que es así. Eso me hace más consciente y dueño de mi  mismo.

Francia será un tránsito de algunos días para continuar mi jornada hacia Sao Paulo, y definitivamente hacia Uruguay. Una visita calurosa a mis sobrinos en Lyon será el primer paso de reencuentro con mi familia y mi vida. Le seguirá la gran Sao Paulo, donde el reencuentro ser¡guirá con mi querida Anja y tantos amigos que hoy forman parte de mi familia brasileira. Finalmente, como prometido, unas Navidades en Uruguay junto al resto de mi familia, y allí sí, el ancla final de este viaje que comenzó cuando dejé Montevideo el 15 de marzo pasado. 

Podría escribir tantas páginas en el blog o más de las que ya escribí durante toda esta experiencia en Asia contando como me siento. Sin duda el contenido de mi aprendizaje personal se irá decantando a medida que vaya retomando mi vida occidental con los míos y en ¨lo conocido¨. Quizás muchas cosas cambien, quizás no, pero lo cierto es que de una u otra forma yo he cambiado. Y me encantará ir descubriéndolo de a poco, ajustándolo y adaptándolo a mis relaciones y a mis rutinas.

He cambiado por dentro y posiblemente ni yo y mucho menos los que me conocen lo percibamos. Luego de tantos meses fuera me pregunto como será el reencuentro con las personas queridas, con lo conocido, con lo que siempre fue mi círculo de control y confort. No lo sé exactamente, parecerá inicialmente normal y habitual, como me lo ha parecido cada una de las dos veces que me encontré con Celso y Marcela. Pero en mi fuero íntimo llevo un conjunto de vivencias que seguramente condimentarán mi vida y mis relaciones. 

En esta primera evaluación que quiero compartir con este diario y con quienes me han seguido a través de él agradezco, como intento hacerlo a diario, por la posibilidad que he tenido de iniciar y finalizar tan bien esta fase de mi vida. Agradezco lo aprendido conjuntamente con quienes físicamente me acompañaron en algún momento del viaje: mi tío Raúl, Celso y finalmente Marcela, así como los compañeros que fui encontrando en el camino: Doris, Nelson, Shige, entre tantos otros. Agradezco a quienes me acompañaron emocionalmente, desde esta lectura, desde la reflexión y la oración. Agradezco a los que no están y también me acompañaron, sin duda presentes en tantos momentos de esta experiencia. Agradezco a ese Dios que también me ha acompañado y me ha enseñado a estar más cerca de sí y de mi mismo.   

 

Tailandia – Al sur: Koh Phi Phi y Koh Lanta

DESCUBRIENDO EL TURQUESA MAR DE ANDAMÁN.

La despedida de Tailandia y de mi viaje por Asia no podría haber sido más pintoresca y llena de colores y comfort como lo fue!. Decidimos viajar al sur del país y descubrir algunas de sus islas maravillosas en el Mar de Andamán, en la costa oeste. Paisajes repletos de colores de atardeceres sobre el mar azul y turquesa, islas e islotes que sobresalen formando enclaves increibles con calitas de playas paradisíacas, abundancia y vida marina que ofrece deliciosos platos de pescados y mariscos que se transforman en un ¨must¨ difíciles de evitar. Barcos, buceo, snorkling y mucha paz que sin duda supimos encontrar aún en sitios que podían estar también muy concurridos. 

Viajamos hasta la ciudad de Krabi y desde allí en barco a la isla de Phi Phi. Una isla conocida por su belleza rocosa y una película de Leonardo Di Caprio, aunque muy turistizada. Recorrimos la misma en un día de lancha, aprovechando a darnos unos baños maravillosas en aguas cálidas, hacer snorkling y reir. Qué mejor?. 

El atardecer lo vimos en medio del mar; nuestra lancha paró y apagó los motores, pero como estábamos en un sitio supuestamente con tiburones y muy profundo, no nos invitaron a bañarnos. No pude evitar salirme del grupo y conseguí la autorización para zambullirme y desde el mar, flotando, contemplar un maravilloso atardecer de naranjas, rojos y amarillos. Me acordé de mi Padre a quien dediqué este baño de casi 10 minutos, sin duda único, guardado en mi retina e inspirador de momentos de paz. 

De Phi Phi nos fuimos a la isla de Lanta, donde nos esperaba un increible resort apartado del ruido, sobre la playa tranquila del sur de la isla, que prometía y apostaba a ser el sitio de relax, comunión y despedida con Tailandia, Asia, y mi viaje. 

Sin duda alguna nuestra estadía en el Pimalai fue memorable. Aproveché para bucear y también despedirme de la fauna y flora marina que conocí en los diferentes destinos azules que tuve oportunidad de visitar durante el viaje. Naturaleza marina que sin duda alguna me mostró lo que hasta ahora no había conocido; peces y colores, temperaturas del agua, plantas y silencios que me invitaron a reflexionar.

Yo buceando en las cavernas de Koh Haa

No nos faltó oportunidad para despedirnos de la comida tailandesa y de la amabilidad llena de confusión de los isleños, que aún con su tradicional saludo cordial de manos junto al pecho, muchas veces logró crearnos situaciones que acabaron en carcajadas. 

Tailandia – Bangkok

Bangkok sería sin duda un destino obligado durante la estadía en Tailandia. Ya había pasado por la ciudad otras tres veces en tránsito hacia otros destinos regionales y lo poco que había visto indicaba que se trataba de una gran ciudad. Inicialmente creí que un par de días sería suficiente para tener una idea de la famosa y renombrada capital; sin embargo, ni dos, ni tres, ni cuatro fueron suficientes!. Adaptamos nuestro viaje para darle ocho días y renunciamos a la correría de ¨llegar, mirar, salir, viajar y correr¨, tomando esta urbe como sitio de relax dentro del caos que la caracteriza. Y no nos equivocamos!. 

Bangkok sería el punto de encuentro con mi amada amiga Marcela quien decidió ser fiel a su deseo de venir a Asia a encontrame, compartir mis últimos días en Tailandia, y acompañarme en este regreso de tan importante aventura. Sabía que su cortísima e intensa estancia de una semana sería un momento de alegría y fiesta para todos, y sin duda alguna, me ayudaría a poner un otro ¨pied a terre¨ en mi retirada hacia occidente. Con su llegada, la Fase IV (fase final) de mi viaje comenzaría.

Como mencioné en el primer blog de Tailandia, los conflictos y protestas políticas nos recibieron dejándonos un poco dudosos por sus repercusiones y alcance. Sin embargo rápidamente, y como todo en la vida, nos acostumbramos a evitar los sitios de conflicto y eludir así posibles inconvenientes. Los tailandeses, que suelen manifestarse bastante, tienen un histórico de incidentes a los que de ninguna manera queríamos acoplarnos.

Bangkok es una gran metrópoli de casi diez millones de habitantes que tiene una comunidad china muy importante que data de los tiempos de su histórica ocupación y posterior actividad comercial. He leído que posiblemente más del 50% de su pobación tiene alguna relación con los chinos… 

Alcanza con visitar el espectacular barrio Chinatown para comprender claramente esta influencia!. Particularmente no soy un gran aficionado a esta cultura, pero debo reconocer que fui dos veces al Chinatown para visitar los templos budistas chinos caracterizados por sus clásicos Buddhas gordos y sonrientes y sus rituales de innumerables inciensos que los diferencia a simple vista del resto de los templos tailandeses y regionales Theravada. 

Asímismo, son espectaculares sus mercados de comestibles que aparecen de repente en los alleys y se prolongan por cuadras y cuadras, ofreciendo inimaginables productos crudos y cocidos (desde murciélagos en escabeche, víboras en conserva y su tradicional pescadería, hasta las vísceras más inusuales, vegetales y productos milenarios). Aquí la limpieza no es el común denominador y ni que hablar los olores y la amabilidad de sus comerciantes. Pero es así, nada nuevo para quien ya conoce un poco la impetuosidad de su gente!. 

Chinatown, al igual que toda Asia y sin duda toda Bangkok, es un mercado de comidas callejeras que abundan por todos los rincones. Recuerdo cuando llegué a Malasia al principio del viaje y todo eso me llamaba la atención, incluso traía en mente que lo que fuese comida de calle no era lo ideal para mi estómago, ya que implicaba un riesgo potencial de diarreas e intoxicaciones que me podrían hacer pasar muy malos momentos. Pero como cambian las cosas…!!. Ya con mi compañero Tío Raúl aprendí que el mejor restaurante chino puede sin duda alguna ser el más asqueroso y menos higiénico que aparezca por la calle!. Desde esa experiencia positiva no dudé en probar y comer todo tipo de auténticas y originales delicias que fui encontrando en los diferentes países, y Bangkok no fue una excepción. Uno no puede preguntarse si hay agua corriente, ni pensar mucho como lavan los platos o como mantienen refrigerados los mariscos e ingredientes de esas sopas y arroces olorosos. Más vale ver el resultado final, la habilidad del chef, y si es posible, identificar aquellos puestitos (stalls) que tengan mayor clientela, en lo posible local, que garantice el movimiento y la rotación. Lo bueno de mi experiencia y de mi confianza ayudó, aunque no siempre, a que Celso y luego Marcela arriesgasen con algunas comidas callejeras, incluso frutas peladas que son características en Tailandia. Las habilidades de los artesanos chefs en el manejo de la cuchilla y/o el wok llaman la atención inmediata de todos quienes disfrutamos de la buena cocina. Por suerte, nunca un desenlace negativo!. 

Bangkok está dividida en varias regiones y barrios, pero la más tradicional, céntrica y antigua es la que se encuentra a orillas de su río principal, y se conoce como Riverside. Este río oficia de eje turístico, comercial y de transporte fluvial y conecta de sur a norte con los principales canales que también caracterizan a esta metrópoli asiática. En nuestra semana de visita en la misma, decidimos que instalarnos al borde del río sería no solamente pintoresco y estratégico para nuestras actividades turísticas, sino que también nos aislaría de las regiones más conmovidas por las protestas y los preparativos por el anversario de monarca. Relamente fue muy acertado y espectacular, así como práctico y fácil, aprovechar el transporte y las hermosas vistas decoradas por los navíos, lanchas, barcos y barcazas que diariamente circulaban por este accidente fluvial. 

Bangkok es una ciudad caracterizada por su tránsito insoportable y ensordecedor, por lo que la opción de utilizar el transporte  público fluvial ayudó a escapar de los atascos, las negociaciones con los taxistas y tuk tuks. Sobre las márgenes del río se sitúan varios de los principales templos (Wat Arún, Wat Pho, Palacio Real, entre otros), así como varios mercados de artesanías, souvenirs, amuletos y comidas. Bangkok tiene innumerables mercados (también shoppings para todo los gustos y ostentaciones) donde la actividad comercial es incesante y hasta muchas veces estresante, especialmente para quienes no disfrutamos de las aglomerciones, las búsquedas de gangas y el clásico y necesario regateo para fijar un precio medianamente justo. Se encuentra de todo y generalmente los precios son bajos (siempre más caro que Vietnam, Laos, Camboya y ni que hablar Myanmar), y como dicen Celso y Marcela, hay que venir a Tailandia con maletas vacías para irse cargado porque ¨hay de todo¨!. Por suerte personalmente me mantuve con mis 15 kgs en mi mochila y mis experiencias comerciales se limitaron a ayudar a mis compañeros!. 

Entre los edificios más impresionantes que visitamos en la ciudad destaco los templos budistas Theravada repletos de imágenes de Buddha doradas (una de ellas enchapada en Chinatown en oro 24 k) en sus variadas posiciones (reclinado, sentado, en pie y acostado) y ¨mudras¨ (posiciones de las manos y piernas que indican por ejemplo meditación, iluminación, pedido de lluvia, etc). Templos con inmensas estupas decoradas con cerámica o pintadas en oro; techos a dos aguas  altísimos característicos del estilo Theravada decorados con colores y Nagas (víbora protectora) en sus vértices, leones y dragones, imágenes de Apsaras y Diosas, y hasta en algunos de ellos, imágenes de la vida de Buddha y de los principales monjes iluminados, una especie de santos próceres del budismo tailandés. En algunos pocos templos hay mezcla de imágenes de Dioses hinduístas, principalmente Ganesha, Shiva, Brahma y Vishnu, típicos de la época en la que el brahamanismo precedió al budismo y convivió junto a este. De hecho, ambas ¨religiones¨ conviven pacíficamente y se mezclan sin ningún tipo de rechazo entre sus seguidores y fieles.

El Palacio Real y su templo del famoso Buddha de Esmeralda (en realidad de jade), digamos exactamente el primero y más antiguo de los tres palacios que actualmente se encuentran en la ciudad, son conjuntamente con los templos Pho y Arún los más impactantes y deslumbrates que he visitado en Tailandia. El tamaño de sus edificios, el colorido de sus piedras e intensos dorados, su opulencia y la majestuosidad de sus altares impiden que pasen desapercibidos aún ante los ojos de turistas como yo que durante mi jornada asiática debo haber visitado fácilmente más de ciento cincuenta templos y palacios. Disfruté de compartir junto con Marcela la visita a algunos de ellos y observar su asombro por tal maravillosa arquitectura y tesoros. En el Palacio Real, y junto al mausoleo de sus Reyes, existe una réplica en ¨miniatura¨ del templo de Angkor de Camboya, que supo ser parte del dominio siamés durante sus conquistas posteriores al S XIII o XIV. Un tesoro que sin duda la humanidad debe reconocer como legado de una época majestuosa del Imperio Khmer. Reencontrarme con esta estructura, aún siendo una réplica, revivió las fantasías del posible pasado que esconden sus espacios y los recuerdos de nuestras vivencias recorriendo sus galerías al amanecer.

En Bangkok continuaron los masajes y las experiencias culinarias; sin embargo, los primeros dejaron de interesarme y decidí renunciar a ellos y descansar en el balcón del hotel admirando el ir y venir de barcos que navegaban por el río. No conseguí evitar las tentaciones de las delicias tailandesas y aunque nuestro desayuno era poderoso y acopiador de energías y calorías, encontrábamos siempre excusas para deleitarnos con cenas bastante originales. La cerveza local, de preferencia las marcas Chang, Leo y Singha fueron las elegidas para calmar la sed del calor de la ciudad. 

Quisiera recordar la experiencia vivida el 5 de diciembre con la celebración del aniversario del Rey, en la que fuimos invitados por el hotel a unirnos en el lobby a cantar y encender velas junto con su personal y toda la nación, live, a través de una televisación donde el país entero haría lo mismo. Interesante, diferente. 

Por último, en Bangkok nos vimos obligados a hacer un ejercicio de desapego material y control emocional, similar al que ya habíamos experimentado en Vietnam. Sorpresivamente y sin siquiera aún comprender como aconteció, perdimos la cámara de fotos que habíamos comprado para reemplazar la falta de nuestros teléfonos celulares luego del hurto de Vietnam. Intentamos todas las gestiones y seguimos todos nuestros pasos, incluso movilizando al personal del hotel, las cámaras de seguridad y la policía interna del mismo, pero todo fue en vano. Con la pérdida de esta otra cámara fotográfica se fueron todas las fotos que obviamente no habíamos conseguido respaldar desde Vietnam hasta Bangkok… Ufffff  ….. Es cierto que todo es atemporal y que todo puede pasar en cualquier momento, sin esperarlo, sin planificarlo. Lo difícil es aceptarlo y controlar las emociones de infelicidad y conflicto que se generan en cada uno de nosotros, incluso de frustración. Pero nada es imposible!. Todo quedará en nuestra retina!. 

 

Tailandia – Chiang Mai y noroeste

La llegada a Tailandia fue sin duda un reencuentro con el calor del sudeste asiático, un ¨abrazo¨ de las tierras que me han acompañado en una gran parte de todo mi viaje por Asia. Tailandia es el último destino del Asian Tour, y el último país del Asean por conocer. He dejado como final de mi viaje un país del que he escuchado mucho hablar, destino de muchos, imágenes de islas de aguas turquesas e historia, de sabores y sonrisas. Será realmente así?. A esta pregunta le apuesto entonces tres semanas y la despedida de todo mi recorrido. Espero que mi llegada ya fuera del verano y de la época de lluvias me ayude a disfrutar de su cultura sin tener que correr a refugiarme en los sitios con aire acondicionado!.

Un país de aproximadamente 67 millones de personas donde el 95% son budistas y el resto musulmanes. El 75% de sus habitantes son de origen tai y el 14% de origen chino, una población que se deja notar en las principales ciudades y en las fronteras, donde imponen como siempre su cultura y su actitud tan diferencial… uffff…. 

Tailandia es una de las principales economías del sudeste asiático y de toda Asia, con un crecimiento muy significativo y a la cabeza de todos sus vecinos, China aparte. Los productos tai los he encontrado en todos sus vecinos, generalmente asociados a productos de mayor calidad y precio. Y sin duda regionalmente lo son.

Una monarquía parlamentaria increiblemente con una división política interna muy marcada. Nuestra visita a Bangkok coincidió con las revueltas que seguramente están viendo en las noticias entre los simpatizantes del gobierno (rojos) y los de la oposición (amarillos). Estos últimos son los partidarios de la monarquía y contra el regimen de la actual Primer Ministro, la hermana del derrocado y exiliado en Dubai ex Primer Ministro, Thaksin Shinawatra. Las conjeturas de la oposición y principal razón de sus luchas es que detrás de su gobierno está su hermano dirigiendo el país. Él fue derrocado en 2006 en un couple détat con apoyo del ejército y el visto bueno tácito del Rey.

El día 5 de diciembre fue el cumpleaños del amado Rey Rama IV de 86 años, que ha reinado en el país por 67 años. Toda una fiesta para un líder considerado Santo, pero que parece estar bastante débil de salud y separado de sus funciones políticas. 

Las revueltas y manifestaciones están apoyadas principalmente por jóvenes y estudiantes, tailandeses del sur y aristocracia. Al contrario de lo que podría ser la tendencia mundial, este grupo de opositores se manifiesta en las calles de la capital reclamando un cambio en su régimen político y de gobierno donde exista una mayor incidencia monárquica y una menor democracia. Los parlamentarios de la oposición han renunciado a sus cargos y el país está cada día más revolucionado, especialmente en un momento del año en el que reciben a su mayor cantidad de turistas.

Por lo que he aprendido y percibido, los tailandeses son realmente activos en expresar sus creencias y manifestar sus descontentos. La historia del país tiene ya decenas de revueltas en las que siempre acaban contando muertos, especialmente jóvenes. Triste, poco imaginado por quienes venimos de fuera con el preconcepto que Tailandia es sólo playa y placer. Error!. 

 

CHIANG MAI

Comenzamos la visita al país por el noroeste, por Chiang Mai, la segunda ciudad más poblada del país donde teóricamente es un buen destino de escape de la locura de la capital.

Sin conocer Bagkok, pero viniendo de Tokyo, Chiang Mai no me impactó ni me apabulló. Debo reconocer que llevo ya un tiempo recorriendo países y ciudades de todo tamaño, culturas y religiones, por lo que tampoco esperaba una gran sorpresa. Sin embargo, aunque rápidamente me readapté al calor y al supuesto desorden de sus calles, la invasión turística me dejó bastante sorprendido. Esto no lo había sentido en todo el viaje; turistas por doquier creando sus propios espacios y sin duda infectando la autenticidad de la cultura local. En realidad ya estaba advertido que Tailandia sería un país con una presencia turística importante, pero no creí que mi sentimiento sería tan negativo hacia eso. Justamente todo mi pasado en Asia estuvo casi que coincidiendo con las bajas temporadas, la época de lluvias, los destinos turísticos menos comunes y las regiones muchas veces menos visitadas. 

Rápidamente comencé a entender que era la primera vez que me exponía en un sitio donde debía compartir con tantos otros de mi mismo origen occidental … y muchos asiáticos también!. Chinos… ufff jajajaja!!. Me di cuenta que mi viaje había bruscamente cambiado; de ser uno de los pocos y poder experimentar culturas y relaciones auténticas con los locales, a muchas veces sentir cierta impetuosidad y poca permeabilidad por parte de los anfitriones. Esto se repitió durante las tres semanas que pasé en el país, y aunque me fui adaptando como a todo en la vida, nunca dejé de sentirlo y manifestarlo. 

No puedo juzgar negativamente a un país que tiene una cultura tan especial y deliciosa, pero sí opino que se trata de un destino asiático en el que cada vez es más difícil identificar sus raíces y aislar a los turistas. Lamentablemente su apertura ha creado una industria que genera millones y millones de ingresos y mantiene a gran parte de su población activa (apenas el 1,2% está desempleado). Muy diferente a lo que experimenté en otros países de mi viaje, lo cual agradezco y valoro inmensamente, porque me ha ayudado a entender y sentir ce cerca lo que aquí en Tailandia me ha costado un poco más. 

Chiang Mai es una ciudad con una parte fortificada, centro de las principales atracciones y mercados de comestibles y artesanías (que obviamente están atiborrados de turistas que compran con ansiedad creyendo que todo es muy pero muy barato!). Una ciudad como casi todo el país, repleta de templos budistas Theravada como los que conocí y describí en mi visitas a Myanmar, Laos y Camboya. Same same, but different!.

Entendí que una de las formas más acertadas de descubrir la cultura tailandesa y sí diferenciarla de mis experiencias anteriores, era profundizar en su culinaria, algo que siempre me había llamado la atención y traía sin duda alguna como uno de mis objetivos principales en este país. Y ciertamente no me equivoqué!. Me llegaron a preguntar algunos turistas con los que me encontré qué me había sorprendido más en Chiang Mai. Mi respuesta: su deliciosa comida!. Bueno, aquí también el turismo ha contaminado las tradiciones y hay que pedir especialmente que los platos lleguen a la mesa con total estilo tai, sin restarle sabores y especialmente picante, distintivos en toda su cocina. Lemon grass, coriandro, coco, lima, gengibre, pimientos son algunos de los sabores que no faltan en sus platos. Sopas Tom Yum llenas de sabores y condimentos, Phad Thai noodles, mariscos y pescados por doquier, así como pollo, cerdo y carne. Sabores agridulces y fuertes, picantes, vegetales siempre en su punto y crocantes. Colores y variedades que nunca cansan, sino que para quienes disfrutamos de estas características, llegan a generar cierta adicción por comer más y cada día disfrutar mejor de cada uno de sus platos.

Chiang Mai está situada al norte del país y rodeada de montañas, vegetación exhuberante y fauna increible. Por todas partes nos ofrecen visitas a zoos, actividades para andar en elefantes y hasta compartir sus cuidados, pero no optamos por ninguna de ellas, ya que en su gran mayoría implican cierta sumisión y trabajos ridículos por parte de los animales que nos parecen totalmente contra su naturaleza. Sin embargo, decidimos con total acierto hacer el Flight of the Gibbon, una aventura por sobre las copas de los árboles de más de 35 metros en la que se recorre un circuito en altura con cuerdas y cables, literamente ¨volando¨ y sintiendo una adrenalina indescriptible!. Nos equiparon con seguros arneses y cascos, y allá fuimos a caminar y a desplazarnos por las cuerdas que unen estaciones en y sobre las copas de los inmensos árboles. Al principio un poco de miedo, quizás de respeto, pero luego la adrenalina se transforma en un vicio que pide más y más altura, más y más distancia entre árbol y árbol, más y más vuelo!. Alucinante!. 

 

Chiang Mai fue el momento adecuado para que además de visitar decenas y decenas de templos budistas, algunos hinduístas y algunos de mezcla de ambas religiones, pudiésemos tener una nueva experiencia de iniciación a la meditación y al budismo. Una pendencia que personalmente tenía con Celso, quien cada día se mostraba más interesado en su profundización, y ya mis aportes y explicaciones parecían insuficientes para completar su primer contacto con tan increible filosofía. Fue así que encantados de la vida nos dirijimos a un retiro de escasos dos días para aprender estas básicas en grupo (lamentablemente TODOS occidentales…). El resultado no podría haber sido más interesante para él, y sin duda también para mí, al ver y sentir que mis previas experiencias habían calado fuerte y hondo en mi mente y en mi consciencia. Experiencia TOP, especialmente cuando es compartida con una persona querida!. 

Finalmente, Chiang Mai también fue el inicio de otra experiencia típicamente tailandesa que nos acompañaría por el resto del viaje y por todo el país: masajes!. Desde el primer día nos zambullimos en las casas de masajes que abundan por todas las ciudades y no faltan en todos los rincones del país. A precios de apenas USD 8 por hora (y de allí en adelante), te invitan a relajarte en sillones o camastros, luego de escoger en un auténtico menú el masaje de tu preferencia, de un tipo u otro, con mayor o menor fortaleza, en una u otra parte de tu cuerpo, de uno u otro estilo, a dos, cuatro o seis manos, ETC! (con mayúscula). Sin duda los tailandeses llevan la escuela de masajistas gravada a fuego en su cultura y es impresionante como respetan y veneran esta tradición. En sitios incluso públicos, en espacios creados por sillones improvisados, o en peceras de incansables mujeres que invitan a entrar repitiendo ¨masage Sir!!!¨, los masajes en este país son sin duda alguna un sello de relax y disfrute que ayudan a relajar y dar un respiro placentero en cualquier momento del día!. 

En algunas casas de masajes incluyen también peceras con pequeños pececitos que textualmente limpian las impurezas de los pies y de cualqueir parte de la piel que se les brinde!. Yo los había experimentado naturalmente en una cascada en Brunei y realmente había sentido poco confort al tenerlos invadiendo y mordiendo TODO mi cuerpo!. Un cosquilleo molesto que no me interesó en repetir. Sin embargo mi compañero no dudó en darles de comer!.

 

HACIA EL OESTE, DIRECCIÓN FRONTERA CON MYANMAR.

Desde Chiang Mai salimos en autobús hacia la frontera con Myanmar, a la provincia de Mae Hon Son, al noroeste del país. Nuestro objetivo era alejarnos de la ciudad y experimentar unos días de auténtica cultura tai en sitios con escaso turismo, intentando obtener el sabor de las diferentes etnias que pueblan los sitios de frontera con China y Myanmar. De ambos países hay miles de refugiados que ya son parte de la cultura tailandesa y marcan color y sonrisas que sin duda alguna quise ¨abrazar¨ para recordar mis experiencias especialmente birmanas. Etnias Akha, Lahu y Lisu (originarios del Tibet), Hmong (sur de China y Laos), Karen (Myanmar) y Mien (China) fueron algunas de las principales que pudimos conocer y reencontrar en estos días de viaje terrestre por las selvas del norte. 

A decir verdad teníamos una alta expectativa de reencontrar la población de myanmaros que supe conocer en mi visita al sureste de Myanmar, pero ni la cercanía de escasos pocos kilómetros con la frontera entre Tailandia y este país, nos dejaron ver la autenticidad que recordaba. Nuevamente un ejercicio de expectativas no colmadas y una ¨tailandización¨ (acabo de inventar la palabra) de sus pobladores requirieron de un mayor esfuerzo por encontrar e identificar las costumbres puras que yo traía en mi mente y de las que no había parado de hablar con mi compañero. 

Sin perjuicio de ello, aprovechamos junto con un calor adicional, a disfrutar de mercados callejeros, comidas auténticas en plena calzada, olores y sabores aún desconocidos, y las sonrisas de los miles de monjes que nos recibían en los templos, esta vez sí, mirándonos con un poco más de curiosidad por tratarse de extranjeros ya menos habituales en estas regiones. Eso, para mí, valió el viaje!. 

Visitamos el poblado de Pai, una localidad frente al río donde abunda el turismo de locales, chinos y occidentales que prefieren dejar de lado el confort y el lujo para disfrutar de la naturaleza, una vida más alternativa, y sin duda alguna las fiestas!. Una noche fue suficiente para comprender que no era allí donde encontraríamos la esencia tailandesa de frontera que buscábamos, y seguimos nuestro camino.

Conocimos Mae Hon Son, una pequeña ciudad de casi frontera, con templos de enorme influencia myanmara, deliciosamente decorados con sus Buddhas más estilizados y sus trabajos en madera Teka. En su templo principal, aprovechamos para encender una tradicional lámpara de papel y pedir unos deseos, ayudados por los monjes, tal y como indica la tradición budista. Emocionante, aún siendo unos pocos quienes en ese momento y por curiosidad encendimos esas vistosas y pacíficas lámparas que se sueltan y suben como globos al cielo hasta desaparecer, iluminando la noche como estrellitas amarillas en movimiento.

Nuestro viaje por el norte y noroeste de Tailandia finalizaría luego de ocho días en los que sabíamos que nos depedíamos del clima norteño y verde para dedicarnos a la gran urbe y luego al turquesa de sus islas. Nada que no nos alentara!. 

Vietnam – hacia el sur

Hue

Como dicen que el clima del sur y del norte son diferentes, nos dirijimos hacia el sur, recorriendo la costa de un país que se perfila como uno de los destinos asiáticos de mayor turismo de playas y lujo.

Visitamos Hue, una ciudad imperial de la que hoy quedan únicamente sus ruinas y vestigios de guerra. Tumbas imperiales de opulentas riquezas nos hablan de una cultura de reyes que hoy son sólo parte del pasado. Una cultura culinaria que hace honor a su historia no tardó en abrazarnos y deleitarnos, aún con el calor abrumador que de a poco fui sintiendo por ir camino hacia el Ecuador!. Desde que dejé Manila en Filipinas a principios de Junio, había transitado por zonas donde el calor aún presente, nunca tan sentido como este abrazo pesado y húmedo que comencé a sentir nuevamente en Vietnam.

 

 

 

Hoi An

De allí en un super bus a Hoi An, otra ciudad que entre los siglos XIII y XVIII fue un puerto estratégico de chinos, japoneses y europeos. Una ciudad que hoy quedó con el sello del patrimonio de humanidad de la Unesco por sus casitas estilosas y ambiente antiguo al borde de un río que crece y parece poder hundirla!. Aprovechamos para compartir nuestra experiencia albergándonos en una casa de familia que alquila cuartos (homestay), y así intentar tomarle el gusto a algo un poco más local e íntimo. Pese al optimismo de algunos de los que nos atendieron, la experiencia no pasó de ser una estadía habitual donde la convivencia con otros turistas fue el principal destaque del asunto.

 

 

 

 

 

 

Cercano a Hoi An se encuentran las ruinas de la ciudad de civilización Cham conocida como My Son, que tuvo su apogeo en el siglo VIII y supo adoptar la religión hinduista y reflejarla en su arquitectura. Visitamos las ruinas muy ruinas, y aprovechamos a comenzar a imaginarnos lo que nos espera cuando visitemos la ciudad religiosa Angkor del imperio Khmer en Camboya. 

 

 

 

Un poco de playa y un buen baño de mar de la China del sur fue el reencuentro con el clima marítimo que también ya estaba extrañando luego de meses tierra adentro!. 

El calor me llevó directamente a querer un corte de pelo y acabé en una peluquería local con jóvenes amateurs que a muy bajo coste y en menos de 10 minutos me dejaron satisfecho. Pero no acabó allí la experiencia!. Los jóvenes vietnamitas son bastante modernos dentro de su moda particular. Verlos de cabellos pintados me dio un empujón para acomplarme a su estilo y dejar atrás esos tabúes y prejuicios que llevaba dentro, así que con el empujón de Celso, decidí transformarme en ¨rubio futbolero¨!. Y la verdad que nada arrepentido!. jajaja

 

 

Nha Trang 

Seguimos hacia el sur hacia una ciudad repleta de turistas rusos llamada Nha Trang. Claro que no lo sabíamos antes de llegar, pero sus playas al estilo Río de Janeiro y su moderna infraestructura nos llamaron la atención . Nada para hacer, sólo actividades deportivas y playa. Aquí visitamos un parque acuático porque no encontrábamos mucha otra cosa más que hermosas vistas del Mar de China.

En Nha Trang aprendí una nueva lección. Aún habiendo sido advertido de los carteristas y oportunistas, actué como un novato que no parece tener experiencia alguna en viajar y vivir en países de ladronzuelos!. Me robaron una mochila donde llevaba los celulares y mi billetera, entre otras pertenencias, perdiendo así la virginidad que hasta ahora traía en el viaje!. Acostumbrado a que constantemente los vietnamitas se acerquen a los turistas en sus motos y a pie para ofrecer desde sexo, drogas, paseos, motos, comida, etc etc, dejé que un par de hombres desconocidos se acercasen en su moto mientras en la noche yo iba en bicicleta con mi mochila en el cesto delantero. Los ví venir, y mi espíritu de buen relacionamiento con los locales los dejó acercar sin miedo alguno. Con delicadeza agarraron mi mochila, y dispararon!. Me quedé mirándolos, aún habiendo podido empujarlos o incluso maniobrar para evitarlos. Confié que eran unos más de los muchos que desde que llegué a Vietnam se acercaron a mí para ofrecer impetuosamente alguna cosa. Esa confianza y esa forma de relacionamiento que hasta ahora fue mi contacto habitual me llevó ahora al conflicto!. Me sentí con bronca porque no sólo sabía de esta cultura vietnamita de oportunismo y ladronzuelos, sino que también había sido advertido de los peligros de esta ciudad costera de turistas al acecho!.

Quizás un momento para aprender a trabajar el autocontrol, el desapego material y la compasión?. Será una prueba de las enseñanzas budistas de países anteriores, ahora puestas en práctica?. Seguramente sí, nada es coincidencia, y para algo llegan las dificultades!. Así que sin agenda, sin cámara de fotos, sin celular, sin billetera, sin lentes, y sin mochila, listo para seguir adelante reemplazando estas cosas con otras. Seguramente mi tío Raúl que siempre me veía con el celular pegado a mí, sepa que me ha llegado la hora de aprender a desprenderme de los vicios de la comunicación!.

En la práctica, mis blogs de ahora en más y hasta definir el reemplazo de mi logística de fotos, carecerán de fotos!. Una tradicional cámara de fotos básica es mi herramienta para documentar los momentos que obviamente no quisiera perder de este espectacular y variado viaje. 

 

 

 

Saigón – Ho Chi Minh City

Claro que al día siguiente, como planificado, nos ¨pelamos¨ para Saigón, la que otrora fuese la capital del sur de Vietnam, hoy llamada Ho Chi Minh (HCM), en honor al primer presidente de Vietnam del Norte. 

Saigón, otra ciudad similar a Hanoi pero de aspecto mucho más colonial y ordenada, de espaciosos bulevares y una costa sobre el Mekong que consiguió colocar una rápida sonrisa en mi rostro y en mi corazón luego del ataque a mi ego!. Sol y mucho calor, y vamos que vamos!. Nos propusimos olvidar y no hablar del incidente de mi descuido en Nha Trang, y así rápidamente concentramos las fuerzas en descubrir esta ciudad magnífica llena de atracciones y ni que hablar, excelentes bares y restaurantes. 

El enjambre de motos y la casi ausencia de semáforos como en el resto del país transforma a los cruces de peatones en toda una osadía y un riesgo infinito, en el que gana el más fuerte!. Para cruzar me dí cuenta que lo más inteligente era esperar juntar un grupo de personas y de a poco ir avanzando y desafiando a los motoqueros. Aún con niños cruzando, el tránsito siempre domina sobre los débiles y desprotegidos pedestres!. 

Edificios coloniales como la ópera de Saigón enseguida nos llamaron la atención. Conseguimos entradas para dos espectáculos, uno de danza moderna y otro de tipo acrobacia y circo, ambos que acabaron gustándonos mucho, dentro de sus límites!. 

 

 

  

 

 

 

Delta del río Mekong (más fotos del viaje por el Delta en el blog siguiente)

Desde que me subí al avión de Air France en Sao Paulo rumbo a Asia llevaba en mi cabeza la visita a la región del delta en el sur de Vietnam. Había leído un artículo en la revista de la compañía que relataba la experiencia de unos franceses que durante ocho días se habían deleitado con la región y su tradicional y colorido comercio flotante. Incluso en Laos supe contenerme para no hacer paseos en el río y así volcarme de lleno en una de las regiones más atractivas y pintorescas del famoso Mekong. Y por suerte mi contención dio sus frutos!. 

Salimos de Ho Chi Minh en un tour con una treintena de jóvenes turistas, la mayoría europeos, en bus y por tres días para visitar esta zona del delta y finalizar en un barco que nos transportaría por el río hacia Camboya. Llevamos sin embargo las mayores excepciones al tour de todo el grupo!. Cambié los hoteles, extendí el mismo, mejoramos el transporte fluvial para Camboya, y así un paquete super económico de apenas USD 21 se condimentó con las recomendaciones de mis consejeros franceses de la revista de a bordo!. 

Aún con el calor y la humedad abrazadora, quedamos encantados con el paisaje del delta y sus poblados, la gran cantidad de puentes que de a poco van extinguiendo el comercio flotante de siglos, pero que aún así, mantienen sus características tradicionales en sus viviendas de barcos y vida fluvial. 

 

 

Destaco la ciudad de Can Tho, una de las principales de la región y nudo comercial de la misma, en la que disfrutamos no sólo de visitas en barco y lanchas a los mercados y poblados, sino que también nos permitió escapar del bullicio y quedar inmersos en el pasado de la colonia francesa en uno de sus clásicos y grandiosos hoteles a orillas del Mekong.

 

Un sentimiento especial…

Desde que llegué a Vietnam sentí que estaba en un país tan diferente a los anteriores visitados que me generó un sabor especial, de incertidumbre, de distancia, de cuidado y de pocas ganas de permanecer en él. Claramente reforcé ese sentimiento de que la gente de cada país es lo que realmente me hace sentir y gustar del mismo, mucho más que sus monumentos o su naturaleza. Quizás por el tiempo de mi viaje y por los constantes cambios culturales que en 15 o 20 días me hacen saltar de uno a otro, abandonar lo aprendido, y recomenzar con un nuevo estudio.

Vietnam es un país de personas que dícese ser principalmente budista. En realidad sólo menos del 20% de la población adopta una religión conocida como Tam Giao o Triple Religión. Con el transcurso de los siglos, el confucionismo, el taoísmo y el budismo se han fusionado con las creencias chinas y el antiguo animismo vietnamita para dar forma a este conjunto para mí desconocido. Un ¨budismo¨ que como todo en su cultura está influenciado por China y quizás eso también me aleje un poco más de la misma. Todo lo que veo aquí en un primer momento parece chino, aunque defiitivamente no lo es. Es vietnamita, y por cierto, muy propio. Los templos o pagodas como los llaman son escasos, casi no tienen fieles, y los monjes parecen no exisitir. Los rituales son otros, las figuras son propias del budismo chino y llenas de dragones.

 

Otra parte menor de la población es cristiana católica, entre un 8 o un 10%. No he visto más que un par de iglesias. Otra religión que aparece en menor medida es el caodaísmo, una peculiar y pintoresca secta vietnamita fundada en la década de 1920 que combina las filosofías secular y religiosa de Oriente y Occidente, y se basa en mensajes revelados a su fundador, Ngo Minh Chieu. Pero de ella poco ví y poco más aprendí más que su existencia.

Creo que esta falta de religión budista es la principal razón por la cual la gente en Vietnam es tan diferente a todos sus vecinos. El trabajo del buen kharma, que consiste en vivir actuando con buenas intenciones para mejorar y evolucionar en esta vida y hacia otras hasta llegar a la Ilumincación, es casi inexistente. La población es mucho más agresiva, menos simpática, bastante impetuosa. Se respira un sentimiento donde el dinero parece ser el motivo principal de las relaciones humanas, y quizás en este país en crecimiento, la búsqueda del enriquecimiento rápido sea lo que mueve a su gente.

Sin perjuicio de ello, siento que la imagen que me llevo de Vietnam acabó cambiando dentro de mí y en gran parte por las experiencias y vivencias desde Ho Chi Minh hasta la salida del país luego del viaje por el delta del sur. Aunque las características de su gente no variaron demasiado, luego de dos semanas me dí cuenta que mi conflicto con los vietnamitas estaba dado por un cambio radical de culturas a la que no estaba acostumbrado con los cambios en los países anteriores. Cambios que había sabido percibir cuando viajé por los países islámicos del sur del sudeste asiático, Filipinas, luego Japón, y la guinda China!. Pero que luego perdí cuando me acostumbré a una vida de sociedades budistas donde el respeto por los demás y el abordaje ajeno es brutalmente diferente.

 

Aprendí que aún creyendo que ya estaba ¨todo bajo control¨ dentro de mí, nunca lo está!. 

Aprendí que el dejar la vida de viajero en solitario para transformarla en vida compartida es un cambio que para mí fue abismal, y con el que aún sigo luchando y aprendiendo. 

Aprendí que las expectativas de que las culturas sean de una u otra forma acaban siendo totalmente opuestas cuando se viven directamente. 

Aprendí que aún no sintiéndome en total empatía con la gente de una cultura diferente, la misma es como es, y de ella también debo aprender a entenderla como tal, respetarla y saber destacarla por las grandes enseñanzas que me supo dar, incluso con sufrimiento y conflictos de mi ego. 

Entendí, y no menos importante, que apenas una frontera política y de pocos kilómetros de diferencia separa sociedades increíblemente disímiles. Acaso no imaginamos y asociamos la idea de que Asia es un conjunto de chinos y algunos otros de ojos rasgados que tienen dietas exóticas y hablan idiomas inentendibles?. Pues qué brutal y gigante error y prejuicio!. Asia es un continente de razas y culturas absolutamente diferentes unas de otras, con fronteras que separan países nada semejantes, y aún con países con subculturas tan increíblemente en conflicto entre sí, que hablar de rasgos comunes se hace bastante complicado. Quizás el arroz sea hasta ahora, el único componente que pudiera decir que los asemeja!.

Vietnam es como es, y aprendo a observarlo y aprender de su cultura como se me presenta y como ella misma se me acerca. No es el país en el que me he sentido mejor; por el contrario, me he sentido y visto muchas veces en conflicto y ansioso. No sentí esa paz que percibí en otros países, aún cuando los conflictos internos son seguramente mucho más vivos que los que hay aquí. Vietnam es un país naturalmente precioso, con una comida interesante, y una gente muy trabajadora. Me queda eso y el aprendizaje que debo poner en práctica. 

Por suerte aún me quedan muchas más!. 

Nepal – Kathmandú y alrededores

Setiembre 6, 2013. Escribo sentado desde el aeropuerto de Paro, en Bhután, desde las oficinas de la única aerolínea que llega hasta este país, Drukair. Pero ya escribiré de Bhután en otro blog; mi vuelo interno hasta Bhumtang está demorado varias horas y me han dejado entrar aquí para esperar. Ciertamente, único!. 

Escribir sobre Nepal es mi objetivo. La verdad que he dejado pasar unos días desde que inusitadamente perdí toda la información que había escrito durante los casi 20 días que viaje por ese país. Leí bastante, escribí mucho sobre el país, sobre lo que ví y viví, sobre lo que había experimentado durante mis días diferentes en los monasterios. Pero, cuando fui a compartirlo online en el blog, no se sabe porque, pero todo desapareció!. Pensé que el personal de apoyo del blog conseguiría darme una solución, pero nadie sabe como todo lo escrito se ¨esfumó¨!. 

Claro que sentí una especie de bronca que enseguida intenté razonar y aplacar con tanta enseñanza que tuve sobre budismo.  Lo primero que aperndí como una base fundamental de esa filosofía es el DETACHMENT, es decir, desaprehensión sobre las cosas para evitar ser infelices. Así que entendí que la pérdida de todo mi blog de Nepal, no es más que un examen al que debí pasar para dejar esa bronca de lado, trabajar el desapego, y buscarle la parte positiva a ese aparente problema.

Este blog será más escueto y resumido de lo que habitualmente suelo hacer, así que vamos allá!. 

 

NEPAL – llegada desde Tibet (China).

Interesante el sentimiento que tuve cuando pasé a pie la frontera entre la aduana china y el poblado de Kodari al norte de Nepal. Como mencioné en mi blog anterior, estaba precisando un cambio de cultura, y esa necesidad me generó una alegría adicional cuando caminé por el Puente de la Amistad entre ambos países, y dejé atrás a los serios y rígidos soldados chinos para encontrar a los sonrientes y descontraídos nepalíes!. Pasé de la sensación de control y censura constante al opuesto del desorden y el caos!. Me llamó la atención por ejemplo que no había aduana, o al menos no había un paso obligado para los que llegábamos al país, sino que cada uno debía entrar en la ¨oficina¨de migraciones voluntariamente para conseguir el visado y el sello en el pasaporte!. Único!. 

En la frontera ya obtuve la primera impresión de lo que me encontraría en el resto del país, un enorme desorden y caos de gente, infraestructura básica, mezcla de etnias, religiones y una naturaleza exhuberante. Mujeres lavando e higienizándose en las zanjas de las calles, autobuses antiguos y precarios, polución infernal, bocinas, vacas dominado las calles, basura, etc. Todo eso que se repite y se intensifica en las ciudades, refleja claramente la situación de pobreza del país.

   

 

NEPAL HOY Y BREVE HISTORIA.

Nepal es un país pobre, con un PBI per cápita muy bajo, en el grupo de los países más pobres del mundo. De los casi 27 millones de habitantes que hoy viven en el país (más de un par de millones viven en India), menos del 50% sabe leer y escribir. La tasa de crecimiento poblacional es superior al 3%. La mujer ocupa un marcado segundo plano, trabaja a la par con los hombres en tareas de construcción y pesadas, y sólo menos del 30% sabe leer y escribir. Existe en Nepal el tráfico de mujeres; se estima que más de 10.000 mujeres jóvenes son vendidas por escasos USD 2.500 a burdeles y trabajos pesados en la India. 

  

Nepal es desde 2008 una joven república democrática dirigida principalmente por el partido Maoista (comunista), en el cual los mismos líderes revolucionarios terroristas que lucharon por años ocupan hoy los principales cargos de gobierno. Durante las últimas décadas, Nepal vivió constantes luchas armadas y terroristas entre el ejército comandado por la monarquía y los maoistas, dejando al país en ruina por los gastos militares y las destrucciones. Finalmente, la monarquía fue abolida definitivamente, luego de que sufriera una especie de ¨autosuicidio¨por una masacre donde un príncipe mató a casi todos los miembros de la nobleza, un hecho inexplicable y aún de causas difusas.

La historia política de Nepal es la historia de constantes monarquías que desde siempre gobernaron el país y lucharon unas con otras para dividirse el control de los distintos reinos internos. Nepal es un país que nunca fue conquistado por otros imperios, apenas llegó a ser un protectorado británico (con un único enviado a Kathmandú) cuando luego de invadir a los ingleses que dominaban la India, perdieron la guerra. Monarquías que en los últimos años pasaron a ser especies de  democracias de cortísima duración, luego nuevamente monarquías, intentos de monarquís parlamentarias, absolutas, y así por toda su historia. 

Nepal es una país donde conviven más de 60 grupos étnicos, con más de 100 lenguas y dialectos. Dependiendo de las zonas geográficas, se encuentran todo tipo de grupos con sus propias culturas y tradiciones, desde los tibetanos del norte himalaya, a los casi indios del sur en Terai. 

Sin embargo, y pese a tan increible mezcla de culturas, en Nepal conviven en total armonía religiosa las mayorías hinduistas, budistas, animistas, y escasos islamistas. Esta característica distintiva asombra hasta en los mismos templos de las principales ciudades, donde unos y otros llegan hasta compartir sus lugares sagrados. En la actual ciudad de Lumbini, al sur de Nepal y en la frontera con India, se dice que aproximadamente en el año 500 AC nació el Príncipe Siddhartha Gautama, figura principal del budismo. Luego de renunciar a todo, decidió viajar a la India, meditar, y así logró Iluminarse hasta convertirse en el Buddha Sakyamuni, considerado el ¨present Buddha¨. Aunque históricamente Nepal fue un país principalmente budista, debido a la influencia india, pasó a ser mayormente hinduísta.

La pobreza de Nepal es un desafío para el actual gobierno. La educación, la salud, la seguridad, entre otras, son parte de las claras carencias y necesidades que presenta este país. Es conocido en Nepal la cantidad de niños que están pidiendo en las calles de Kathmandú, y a los que las propias organizaciones de ayuda piden a turistas que no alimenten con donaciones directas, sino que a través de las mismas.

Económicamente, Nepal es aún un país básicamente rural, la mayoría de la población vive fuera de las ciudades y aún muchos poblados trabajan y viven del trueque entre sí. 

Escasos semáforos se controlan así…… en PURO CAOS!.

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JP deslumbrante!

3 de julio 2013

Reconozco que estoy perdido… sí!. Pero perdido del blog, no perdido de mí!.  Hace más de 10 días que viajo solo por Japón, y cada día me encuentro mejor. Me gusta mucho lo que vivo y lo que aprendo, me atraen las experiencias que se presentan y la gente con la que me encuentro. Siento que es fácil viajar aún como extraño, especialmente en un país que se encuentra cerrado en sí mismo. 

Seguramente no consiga irme de Japón y echarle manos al blog!. Creo que es una señal de que estoy muy bien y que preciso poca terapia!. Me encantaría poder compartir aquí todo lo que he visto, vivido, experimentado y sentido. Pero seguramente sea muy difícil hacerlo. Pero intentaré al menos dejar un resumen de emociones y vivencias, intentaré dejar un itinerario de tantos sitios que acabaré visitando y conociendo. 

Pero sin duda, me llevaré siempre conmigo todo lo que no he podido o querido escribir por dedicarme a otras cosas, me lo llevaré con el mejor recuerdo de un viaje único en esta cultura milenaria que me ha emocionado tanto.

 

Para ubicarnos muy rápidamente…

Japón, cultura milenaria. 128 millones de personas y una de las primeras potencias del mundo. Un país que se encuentra a la vanguardia de la moda, del arte, de la ingeniería, la arquitectura, de los negocios, y de muchas cosas más. Principalmente budistas. Nunca colonizados por otro imperio ni país. Guerras perdidas, bombas atómicas, país devastado, tsunamis, terremotos, que quizás nunca acabarán. En medio del Pacific Ring, junto con Filipinas, en zona geográfica crítica donde la Madre Naturaleza está siempre nerviosa y lista para expresarse.

Pero qué es realmente Japón?. Es una país que deslumbra, que deja de boca abierta incluso a viajeros que hemos conocido y vivido en varios países del mundo. Todo funciona como está previsto; todo lo que dicen que será, es; todo compromiso se cumple, todo servicio se realiza. Increiblemente planificados y organizados. Un control y una oferta de la información que jamás había vivido. Hasta conocer Japón pensaba que los suizos eran los seres más organizados y cumplidores del mundo. Jajaja… Japón, desde mi opinión, los supera, y con creces!.

Me cuesta resumir todo lo que aprendo y experimento. Si tuviera que simplemente decir que siento y pienso de Japón y su gente en pocas palabras, pondría las siguientes:

– Ordenados

– Detallistas

– Limpios y pulcros

– Honestos

– Cumplidores

– Serviciales 

– Extremadamente respetuosos

– Trabajadores

– Amables

– Disciplinados

– Ahorradores

– Simples

– Solitarios

– Cerrados en su propia cultura

– Muy auto-contenidos

– Altamente autoexigentes

– Mucho miedo al fracaso

– Educados y aferrados a su cultura milenaria, a su educación 

– En búsqueda de un cambio social…

 

Recuerdo siempre a los japoneses que viajan fuera de su país en grupos, con sus vestimentas clásicas y hasta a nuestro parecer ridículas. Uno detrás del otro y siguiendo al guía. Muchas fotos, silenciosos aunque con caras de exclamación y asombro. Quizás sea ese el japonés que conocemos fuera de Japón, y sin duda es el real. Intentaré compartir porque.

…….

15 de julio de 2013

Hoy día 15, como varios otros 15, es un día que toca viajar!. Luego de 32 días viajando por Japón, dejo este país e intento volver a mi blog. Me ha costado escribir, aún en este momento me cuesta, y mucho. Quizás porque no sé cómo empezar, no sé como resumir, no sé como contar todo lo que he vivido y experimentado. Porque ha sido mucho, y muy intenso. Y porque he sido egoista con quienes gustan de seguirme!. Sorry, como dicen aquí, I´m very sorry!. 

El país y su cultura ciertamente me han llamado muchísimo la atención, y me han encantado. De verás, pienso que nunca estuve tan acertado en no viajar antes a Japón cuando sólo podía dedicarle unos pocos días. En este viaje, le he dado la prioridad y será el país que más tiempo visite. Sin embrago, será el blog más escueto y menos detallado. Y de nuevo, estoy contento de haberlo hecho así. 

Japón ha sido una isla quizás en el total de los países de mi viaje por Asia. Un país que como decía en párrafos anteriores, lo tiene todo y puede todo, materialmente hablando. Un país que se ha contruído y reconstruído luego de guerras y desastres naturales, de los cuales aún son conscientes de que pueden volver a tenerlos con consecuencias fatales. Una historia de emperadores, samurais y tradiciones milenarias, donde el trabajo duro, la disciplina y la cadena de mando siempre han estado presentes en el día a día y han forjado su cultura y forma de ser.

 

Qué me llama la atención de Japón?

Me gusta ver que todo esté limpio, sin un papel tirado, de hecho no hay recipientes para basura en la vía pública. Al principio no lo entendía, luego creo que lo conseguí!. La basura la llevan consigo hasta su casa, ocasionalmente podrán tirarla en algún tacho que encuentren en algún restaurante, pero nada va al suelo. Y luego, todo se recicla. No hay suciedad en las paredes de las vías públicas, no hay grafittis, no hay basureros, no hay ríos sucios. Todo tiene su lugar para la expresión, y sus impuestos, claro!. Nunca ví un camión de basura recogiendo desperdicios, y claro que los hay, pero los que ví, parecían más limpios que mi coche!. No sentí olor a podrido, ni a caño, y sin embargo comen muchas cosas bastante impresionantes y con el calor intenso del verano en las grandes ciudades creí que de eso no se librarían. Eso sí, me sorprendí con las bocas y la salud dental de muchos… y eso que comen principalmente pescado!. 

Todo es un orden y un detalle que impresiona. Dentro y fuera, los parques, los ríos, las pequeñas casitas, los edificios, los shoppings. Obsesivos por el detalle, por el producto perfecto, por la imagen ordenada. Aman el packaging!. Todo está envuelto minuciosamente. Cualquier producto tiene varios embalajes, aún unitariamente distribuídos. Compras algo en la tienda y sales siempre con bolsa, aún para un paquete de pastillas. Si compras comida, en cajitas delicadamente cerradas, embaladas, con sus accesorios para consumo (palitos, servilleta y toalla refrescante, condimentos, etc). Les encanta embalar todo, y como decía, luego cargan con su basura plástica!. 

Por las calles siempre te encuentras con gente de todas las edades y estilos con sus tapabocas. No son la mayoría, pero se dejan ver bien. Me pregunté muchas veces para qué lo llevaban. Jóvenes, adultos, niños, hombres y mujeres, todos sin distinción. Entiendo que se trata de un doble propósito, cuidarse de no contagiar o de no contagiarse. Una consciencia y educación que vuelve a sorprenderme. Incluso he visto grupos de muchachos bien jóvenes en bares y restaurantes con sus tapabocas, algunos sí y otros no, gente que jamás creería… En las esquinas de las calles no es infrecuente que te regalen paquetitos de pañuelos de papel. En los restaurantes, trenes, aviones, supermercados y almacenes, te ofrecen una toallita húmeda para que te limpies las manos. De hecho es difícil que usen muchas servilletas de papel; los pañuelos y las unitarias refrescantes son lo comun. Además de todo eso, los taxistas, los trabajadores en el tren, en los buses, usan guantes y blancos, y nunca los vi sucios!.

Además de lo aparente, lo mejor es lo que realmente comienzas a comprender cuando vas conviviendo y conociendo la cultura. Lo que hace a los japoneses lo que son, un pueblo con un respeto hacia el otro que la verdad nunca había visto ni sentido. Emociona sentirlo, emociona ver el comprometimiento que ponen en su servicio para asegurarse que tu estés bien y a gusto. Y entre ellos igual, quizás más aún. Si hay algo que no pueden darte, Sorry. Si dices que algo no te gusta, Sorry. Si el tren que precisas tomar no pasa por esa estación y te has equivocado, Sorry. Si no pueden darte lo que quieres, Sorry. Sorry, Sorry, Sorry, I´m very sorry. Todo es sorry, por todo piden disculpas, por todo tienen temor a defraudarte y que no estés satisfecho y feliz. Antes de venir a Japón escuché a Celso infimitas veces pidiendo perdón por cosas que ninguno pediría. Perdona por esto, lamento por esto otro, y así. Ahora comprendo un poco más de donde sale eso!!!. 

Y no solamente quieren que estés bien y contento, sino que no quieren errar, no quieren defraudarte. Muchas veces ni siquiera quieren hablarte para no errar porque no saben como expresarse o porque no saben con exactitud la respuesta a tu pregunta. Ese carácter latino nuestro es lo opuesto al japonés, en todo. La informalidad no existe, es más, es una ofensa.  

En uno de los tantos trenes que tomé en este viaje dejé olvidado mi celular. Un smartphone donde llevo todo, desde agenda, teléfono, cámara de fotos, archivos, etc etc. Al darme cuenta de tan inusual descuido y su consecuencia, entré en una especie de shock, que felizmente y para mi propia sorpresa, no duró más que escasos segundos!. Estaba en una ciudad, había dejado el celular en un tren que ya había partido hacia otra y allí mi teléfono. La gente del hotel, en seguida con sus escasos medios lingüísticos intentando ayudarme. Yo estaba en el norte de Japón, pocos turistas fuera de los locales, por lo tebto poco inglés. Diría que nada (esto llevará un buen párrafo explicativo). Entre dimes y diretes, marché a la estación y puse mi reclamo a las 21.30 hs. Me pidieron muchos datos, muchos detalles, y que regresara a las 23 hs. La verdad que siempre estuve tranquilo, estaba en Japón, y si en algún lugar del mundo la probabilidad de que apareciese era alta, allí era. A las 23 hs me informaron que habían encontrado el teléfono y que sería entregado al día siguiente a las 10.12 AM en ese mismo punto . Sí, 10.12 AM!!!. Pues así fue, llegó mi celular como corresponde, debidamente empaquetado y luego de varias preguntas para confirmar mi propiedad, me fue entregado. Sólo pensar si esto hubiese pasado en otro país, los nervios y la sonrisa del segundo posterior a mi casi parada cardíaca al darme cuenta de la falta, jamás hubiese existido. Creo que la honestidad y el temor a incurrir en algún problema los llevó a entregar mi aparato, sin siquiera dudarlo!. Qué formidable!. 

Creo que nunca me sentí mejor servido y atendido que en este país. Nunca una mala cara, jamás una subida de tono de voz, jamás una expresión de tensión. Cuando aprendemos que el cliente debe ser el centro de todo, aquí sin lugar a dudas lo es. Los japoneses están acostumbrados a un altísimo nivel de servicio, y quienes sirve tiene pánico si un cliente se manifiesta desconforme. En ese caso, se los ve nerviosísimos y corriendo de un lado al otro para ver como solucionan el inconveniente. La verdad, sólo lo ví con un cliente chino y conmigo mismo, en una situación de disconforto qeu acabé entendiendo y aprendiendo de ella. Me habían servido un pescado cocido en un restaurante en una isla al norte del país, allá perdida y solamente visitada por incluso algunos pocos locales, allá frente a Rusia. Ni una palabra en inglés en mis tres días de visita, lógico!. En fin, no hubo como hacrles entender que yo no como pescado cocido, y que simplemente prefería el sashimi o la sopa que le estaban sirviendo al de la mesa de al lado. El camarero consultó, una vez, dos, tres, y pedí que viniera el manager. Bueno, el manager era una señora qeu creo que jamás había oído inglés. No hubo forma, not possible, not possible!. Qué frustración la mía!. Era sólo que me cambiaran el plato, nada más simple, yo no quería ese pescado que ni siquiera había pedido!. Al final, me levanté y no les formé la cuenta por las bebidas, y fui a la recepción del hotel para intentar que me entendiesen. Todo en vano, no hubo comunicación!. Luego de bronquillas y unas cervezas, encontré que mi camarero hablaba algunas palabras más que lo normal de inglés. Él, la manager, la gente de la recepción del hotel, y el mismo dueño, estaban deprimidos porque no me habían podido complacer!. Preocupación que se hubiese arreglado con un trag gratis, un cambio de plato, o incluso una simple sonrisa. Pues no, en su cultura salir de lo planificado y establecido no es lógico, no hay excepciones, todo tiene que funcionar como está previsto. Al final pude comprender que no me cambiaron el plato por eso simplemente, porque no podían comprender que yo no quisiese pescado cocido, y porque nadie reclama por ese delicioso plato!. 

Un país tan rico que tiene todo lo que quiere materialmente, no demuestra jamás ostentar como estamso acostumbrados en occidente. Shoppings de inacabables plantas, marcas de las más prestigiosas, la oferta de lo que sea, está disponible en Japón. Sin embargo, lo que se ve y se siente es un pueblo bastante homogéneo, altamente trabajador y comprometido con sus deberes, pero jamás envdioso ni frustrado por no poder comprar esto o aquello. Nunca escuché hablar de dinero como el valor que le damos en otros países. Que Japón es muy caro, lo es, es incuestionable. Y muy caro también. Pero no sentí el excesivo materialismo que en un país con los medios que tiene Japón quizás siento. Me impresionó su perfil bajo, su simpleza, a la vez de su extravagancia.

Moda, tendencia, locura. Pelos de todas las formas, ropas las más llamativas y absurdas. Gente altamente elegante y otros que parecen fuera de sintonía. Vestidos con lo que sea, amantes de las tendencias y de la ridiculez (que por cierto no llama la atención ni se comenta!). Todos los días en las calles me quedé impresionado por lo que ví, lo que usan, como salen. Es una moda muy diferente a la occidental, muy de marcas, pero también muy de personajes de comics y mangá. 

En las calles de las grandes ciudades además de los anuncios de neon que brillan y destellan me llaman la atención los múltiples personajes y servicios que se ofrecen . Jóvenes ofreciendo su trabajo de Hostess, donde simplememte irán a beber un trago con su cliente o clienta y charlar de lo que sea. Generalmente jóvenes, y difícilmente acabe en sexo. La gente está muy sola, no tienen muchos amigos. Ellos no saben como tratar a las chicas, ellas no tiene amigos hombres. Los conocidos y amigos trabajan todo el día, es costumbre que se trabaje hasta muy tarde, tipo 22 o 23 hs, y no hay tiempo ni para molestar al colega!. Así que si quieres charlar y descargarte con alguien, contrata un hostess!. 

Los juegos de azar y las maquinas tragaperras abundan. Slots, arcades, games. Hasta altas horas y luego del trabajo, se ven a los adultos fumand y bebiendo y jugando en ese ruido ensordecedor de las maquinitas. En algunos barrios de Tokyo, edificios únicamente destinados a juegos de azar. por edades por cada piso. clin clin clin clin clin!!!!. 

Después del trabajo, se acostumbra salir con los colegas a beber, a comer y a buscar diversión con chicas. Shows, delicadas y muñecas prostitutas están a la orden para complacer al hombre que precisa desahogar sus energías. En grupo es mejor, hombre siempre con hombres, chicas con chicas, pero siempre transmitiendo que el sexo masculino aún tiene una cierta predominancia social. 

Esto me hace pensar  en los solitarios que se encuentran…. aún con sus familias esperándolos, prefieren el trabajo de largas horas (de hecho es absolutamente una regla en toda empresa trabajar y trabajar MUCHO), la salida con colegas, los amigos de ilusión, las sonrisas de persecusión. 

La principal barrera que encontré es el idioma. Los japoneses no están obligados a aprender otros idiomas, y si no lo eligen, difícilamente sepan alguna vez hablar inglés. Ese ha sido la barrera principal que he encontrado en esta experiencia; no porque yo no hable varios idiomas, sino porque ellos no saben comunicarse si no es en su lengua. En sitios turísticos y een grandes ciudades es más fácil, aún no comun. He actuado mucho, utilizado la mímica y las expresiones exageradas y repetidas para conseguir condimentar mi comunicación. Este problema conjuntamente con el Japón de siempre, el milenario, el cerrado a recibir turistas en masa, el que tiene miedo de expresarse, está llamando la atención de muchos jóvenes que sienten un atraso de su país con el mundo actual. No hay más que ver a la gente en la calle como solamente están apegados a sus teléfonos, todo es tecnología. Sin embargo, cuando deberían estar abriéndose al mundo, su educación los limita.  No consiguen expresarse, tienen miedo a decir lo que piensan, es falta de respeto ser diferente. Escuché decir que en varios círculos se refieren a Japón como a las Galápagos, unas islas milenarias, aisladas, con criaturas históricas,  que parecen haber quedado en el pasado.

Por suerte me encontré con distintos jóvenes que sienten esa necesidad del cambio, de la abertura, de la revolución, de salir del esquema del sistema que los encajona y no los deja crecer. Sienten las limitaciones culturales, la presión social, y como los países vecinos, epspecialmente China, camina a pasos agigantados en su abertura con el mundo. Precisan de un líder que los una y que consiga expresar lo que sienten.. Me hace feliz que al menos lo sepan y lo estén sintiendo, porque en vez de avanzar, muchas vaces parece que siguen en el pasado. 

Isla de Bali

Bali (por Raúl)

Llegamos a la isla de Bali procedentes de Surabaya (Java). Aeropuerto enjardinado, como otros de Indonesia. Negociamos el taxi que nos llevará al pueblo de Ubud en el centro de la isla. El viaje tomará más de una hora, atravesando algunas ciudades y pequeños pueblos. Desde la salida del aeropuerto, un aspecto prolijo como no habíamos visto en otros lados del país. Veredas arregladas, carpinterías llenas de muebles tallados, locales con cientos de esculturas representando dioses, remates de techos, adornos, fuentes. Empezamos a señalarnos a derecha e izquierda, casas suntuosas con sus hermosos techos piramidales rectangulares rematados con esculturas en los ángulos; templos con entradas talladas, puertas esculpidas doradas y rojas, riquísimos cielorrasos rayonados con bambú, espíritus tallados en madera y pintados en colores. Mercados coloridos, templos familiares más o menos ricos pero todos ocupando lugares de privilegio. En todo el trayecto y cada vez más frecuente, galerías de arte, tiendas de artesanía, de ropa. Todo con un sentido estético que nos va encantando: plantas, flores por doquier adornan el paisaje. Esta es la Indonesia que teníamos en nuestro imaginario.

 

Ubud. Hace muchos años, cuando Luis Alberto Solé era presidente de AIR y regresaba con su esposa Bimba de uno de sus numerosos viajes por el mundo me dijeron: Raúl, a tí que te gusta viajar y conocer lugares y culturas diferentes, tienes que ir a la Isla de Bali y lo antes posible antes de que el turismo internacional lo arruine. Llegué más de 30 años después y sin duda esto ha cambiado mucho, mucho. Pero a pesar de la invasión turística, Bali y en particular los pobladores de Ubud siguen manteniendo ese fuerte sentimiento religioso, mezcla de hinduísmo y animismo propio de sus ancestros que hace que traten de vivir en armonía con sus dioses, los seres humanos y la naturaleza.

 

 

Bali, otro aire!. Una cultura de cuidados detalles y culto a la estética, al orden y a la paz.

Una isla que inicialmente imaginaba llena de turistas australianos y ¨only party spirit¨, a la que pensé no visitar. Renata de Brasil, me insistió que no podía dejar de venir a esta maravillosa tierra, y que aún con lotes de turistas en el sur, el resto y especialmente la localidad de Ubud harían más que la diferencia. Siguiendo sus sabios consejos, aquí estoy amando!.

Una vez más sentí un país diferente, una nueva y quizás la alguna vez imaginada Indonesia con las bailarinas moviendo sus caderas, sus ojos expresivos, sus vestimentas y su colorido. Playas de aguas cristalinas, el color azul verdoso (como las fotos paradisíacas de los protectores de pantalla del ordenador), naturaleza exhuberante, volcanes, plantaciones de arroz en campos y terrazas en las montañas. Gente enormemente cordial y respetuosa, siempre con una sonrisa y un gesto de gratitud con sus manos. Talentosos artesanos que trabajan la madera obteniendo unas tallas, máscaras, muebles, etc que te dejan con ganas de llevar contigo algo de su belleza. Pero mejor el desapego, y verlo en cada uno de los sitios donde voy que en un depósito!.  

Me metí en un arrozal y fui invitado, por señas obviamente, a ser parte del proceso de cortar, golpear para desgranar, y luego tamizar los granos de arroz. Muy interesante, y sin duda lo mejor fue la comunicación con los labradores (mujeres en este caso). Luego, una reconfortante agua helada con ellas para apaciguar un calor sofocante!. 

Sorprendente ver a las mujeres balinesas trabajando a la par de los hombres en tareas pesadas, en las plantaciones, aún en la carga de materiales y mercaderías. Me llamó la atención, por ejemplo, que una chica joven fuese quien cargase dos tanques de buceo y el material para mí y mi compañero hasta el mar, sobre su cabeza, con excepcional equilibrio y decisión y ninguno de los hombres lo hiciera en su lugar. Tanques pesados, mujer esbelta, hombres cómodos!. 

En Bali es importantísimo el trabajo comunitario, donde se ayudan unos a otros y en forma absolutamente gratuita. 

 

 

Sin lugar a dudas una isla con una micro-cultura basada en el respeto, en la fé, en el trabajo del karma y las próximas vidas. Hinduístas con su toque animista (creencia en los espíritus del más allá), los balineses están siempre agradeciendo y realizando ofrendas de flores y comida a todo (los Dioses, el coche, las casas, el trabajo, la tierra, etc etc etc). Por las mañanas, generalmente las mujeres salen con grandes bandejas llenas de ofrendas preparadas en pequeñas bandejitas de hojas y flores, casi siempre algo de arroz e incienso, que reparten por todo cuanto lado, algo que por veces se torna complicado hasta esquivar (Raúl varias veces se llevó por delante ofrendas, flores e inciensos!!!).  Tienen en todas las casas nichos de material con pequeños altares donde veneran a sus Dioses y colocan sus ofrendas. No es poco común ver a dichos altares, imágenes y estatuas, o incluso árboles, estar cubiertos por una tela a cuadros blancos y negros, señal de sagrado.

 

 

 

Hay templos familiares en las casas, templos comunitarios en cada lugar de trabajo o actividad (el templo del mercado, el templo del barrio, el templo de la empresa, etc) y los templos públicos. Templos por doquier!. Para entrar al templo hay que vestir adecuadamente para mostrar respeto a los Dioses; los hombres un doble sarong (especie de pareo en la cintura para cubrir las piernas), un satang (especie de cinturón sobre el sarong), y un udang (especie de vincha-turbante). Las mujeres bien cubiertas, siempre que no estén en período menstrual durante el cual no pueden entrar al templo. En una caminata por un arrozal, donde era para seguir derecho y llegar al encuentro de nuestro chófer, acabamos perdidos y sin esperarlo visitamos un templo espectacular, en el medio de la naturaleza, con una paz increible. Tuvimos que pedir ayuda para seguir el camino a los pocos fieles que oraban, y terminamos en un humilde poblado de pocas casas pidiendo ayuda a una familia, muy atentos, deseando ayudarnos y tratarnos como sus mejores huéspedes. Frente a esta experiencia, tomé una foto de familia con Raúl y algunas de las mujeres!. 

  

Al igual que en otros sitios del país, los mercados locales se destacan por el comercio de alimentos tradicionales y a granel, las flores y demás elementos para la elaboración de ofrendas. Olores, colores y gestos de sus comerciantes inundan mis sentidos que generalmente no consigo transmitir en las pocas fotos espontáneas que intento documentar.

 

 

Interesante lo que pasa con los perros en esta isla de Bali, considerados los peores perros de toda Asia. Me sorprendía encontrarme una y otra vez con perros por el camino mal cuidados, bastante heridos algunos, sueltos y aparentemente sin dueño. Investigamos y me informaron que aquí los perros, el mejor amigo del hombre, es considerado el ¨último orejón del tarro¨, el último estrato. Muchos de ellos (así como los muchos de los monos que abundan por muchos lugares) tienen rabia. Hubo hace escasos dos años una epidemia de rabia que acabó con la vida de cientos de humanos por mordidas de estos animales. Eso, y la creencia de que los perros con sus ladridos están conectados con espíritus malignos, ha hecho que sea un animal no querido ni cuidado. Sin embargo, están intentando generar consciencia colectiva y parece que están intentando cambiar este concepto, aunque los tres perros en buen estado que vi estaban enjaulados. 

En lugar de perros cuidados, abundan los gallos y gallinas sueltos por todos lados, y aparentemente muy bien tolerados por la gente.

El café plantado en Bali es también uno de los atractivos de la isla. Por un lado, un café húmedo como lo llaman aquí, donde pelan el grano antes de estar seco. Un café suave, no muy oloroso, que se suele preparar de una forma tradicional: se muele muy muy fino, y se coloca junto con el agua en la taza, se mezcla, y se deja unos minutos hasta que la borra baje al fondo. Se bebe sin filtrar, y depende de la cantidad de café que le pongan puede estar bueno o intomable (en mi opinión)!. Por otro lado, el famoso y carísimo Kopi Luwak, un café que puede llegar a costar hasta USD 1000 el kg. Su particularidad es que los granos son previamente ingeridos por un mamífero parecido a una comadreja, llamado civet. Los granos aún frescos qye este arrancó de la planta pasan por su aparato digestivo, y son defecados y luego recogidos para su consumo. Así es, granos de las heces del animal. Según dicen, una especialidad. Raúlo lo probó, yo le di un sorbo, y nada espectacular!. 

Al igual que en Malasia, aproveché a bucear bastante en un mar transparente y cristalino, templado, lleno de peces y corales. He tenido experiencias increibles y diferentes al resto de mis inmersiones anteriores, como por ejemplo bucear en paredes de corales multicolores transportado sin tener que hacer ningún esfuerzo por corrientes submarinas. Parecía estar en una cinta transportadora, donde la fauna y la flora pasaba delante de mí inundando mis sentidos. Peces coloridos, pequeños tiburones, plantas multicolores, criaturas pequeñísimas, azules deliciosos. Raúl se dedicó al snorkling y quedó copado!. Alquilamos un coche con chófer y recorrimos la isla por sus sitios menos transitados por el turismo: Ubud y alrededores, lagos, Tulamben, Pemuteran al norte de la isla, isla Menjangan…). Atardeceres de ensueño, colores sobre las montañas y los volcanes, barcos de pescadores tipo catamarán de bambú. 

 

 

Esta última noche en Bali soñé con mi hermano Mauricio, por primera vez. Era un sueño alegre, estaba toda nuestra familia, íbamos a reconstruir y reformar nuestra casa. Había un sentimiento de alegría, de cambio… Raúl me despertó a las 6AM y nos fuimos en un barco de un pescador local mar adentro a ver el amanecer, y casualmente vimos un grupo de simpáticos delfines. Muy emocionante!. 

 

Templo de Borobudur

Visitamos el templo sagrado de Borobudur, una maravilla de fé, paz, historia y devoción. Quizás la mayor atracción de Indonesia, seguramente de la isla de Java. Centro más importante del budismo local, hoy declarado World Heritage Site (Patrimonio de la Humanidad). 

Construído entre los años 750 y 850 por los Sailendras, pueblo seguramente de enorme fé como para construir esta mole de piedra tallada de más de 60.000 metros cúbicos donde los fieles aún llegan para meditar y dar tributo a Buda. 

Templo que como tantos de los más famosos, fueron olvidados por sus fieles y dejados atrás hasta que la misma naturaleza invadió y casi destruyó el mismo. Redescubierto por ingleses y holandeses apenas en 1815, el templo fue restaurado con la ayuda de la Unesco y el pueblo indonesio. 

Visitamos este enclave quedándonos en un hotel dentro del mismo parque, y aprovechamos esta única oportunidad de explorar el templo en casi soledad a las 4.30 am, meditar, y ver el amanecer con el volcán Merati detrás. Este volcán, aún en actividad, es la fuerza viva que antes y aún hoy reúne al pueblo que aprovecha sus erupciones y cenizas para construir sus casas y abonar sus tierras.

 

 

 

 

 

 

NUNCA ES TARDE… (por Rául)

En 1973, en una revista de UNESCO, supe de la existencia de Borobudur cuando comenzaban las obras para «1000 años más de Borobudur». Desde ese momento desée fervientemente conocer el lugar, sentir su mística.

40 años más tarde, aquí estoy presenciando el amanecer en este inigualable lugar con Juan Martín y un pequeño grupo de huéspedes de este hotel situado en el propio predio. La emoción es enorme: la arquitectura cuadrangular en sus primeros niveles cubierto de tallas que describen la vida de Buda, la parte superior circular que representa la eternidad del Nirvana. Entre la niebla empiezan a dibujarse los volcanes, destacando el humeante Merapi, se va iluminando el valle de frondosa vegetación; todo es sobrecogedor, mágico, parece un sueño, es mi sueño hecho realidad.

 

 

 

Jogyakarta y alrededores

Había escrito unos párrafos todo inspirado desde la llegada a Yogyakarta, pero por arte de un click inesperado, lo borré todo sin quererlo!. Así que voy de nuevo con una síntesis … Aquí internet suele brillar por su ausencia, su constante intermitencia y escasa fuerza…

  

Decía que Yogyakarta, llamada por los locales Jogja, fue históricamente capital de un Reino, y actualmente Sultanato y capital cultural de la isla de Java/Indonesia. Una ciudad de apenas 1 MM de habitantes, donde el tránsito es bastante menor, aunque no dejan de estar presentes los atascos y el caos de motocicletas, rickshaws (bici motos) y coches. Abundan los rickshaws; sus choferes son señores muchas veces curtidos por el sol y una vida de pedal, cigarro y sus marcas de vida en los dientes (según Raúl nada de caries, pero sí pérdidas muchas veces totales por enfermedad periodontal).  

 

Ciudad de colores y olores por doquier, centro de visita obligada para conocer la cultura local desde dentro, y desde su pasado. Representaciones artísticas (danza, música, teatro, marionetas…), templos budistas e hinduístas, palacios y actualmente una intensa vida callejera. Hasta ahora su gente es lo que más me gusta, siempre sonriendo, pidiendo ¨photo Mister please photo!¨y muchísima gente joven, niños y alegría por doquier. Aunque hablan bastante poco inglés, y aún así es difícil entenderse, hacen lo posible por ayudarte … a su ritmo!!!. 

 

 

También aquí se vive y se come en la calle. Puestos de comida y carritos que improvisan un restaurante en cualquier rincón, en las mismas pasivas, colocan mesas en el suelo, instalan sus cocinas y lavan los platos. Todo en el mismo sitio donde a un metro venden ropas, artesanías y cosas inimaginables. Comidas basadas en las frituras, pollo saté (brochetitas al carbón), huevos, muchísimo arroz, coco, salsas de maní, frutas (entre ellas la típica durión) y bastante picante en todo. 

 

  

Visitamos el palacio donde hasta el día de hoy en una parte vive el sultán y su familia. Casualmente asistimos a la representación de música y marionetas típicas, todo un arte donde señores y señoras con bastante experiencia tocan instrumentos locales y cantan en un idioma inentendible aún para muchos de los jóvenes locales!. Imaginen esa música que entre gritos y cantos da para dormirse sentado imaginando fácilmente que se trata de una meditación y no de un teatro, unas señoras con cara de dolor y llanto, que al final en su conjunto acaba siendo maravillosa!. Marionetas de lonja delicadamente articuladas, hermosamente pintadas, representan tras una tela luchas y generamente aparente discusiones en un arte que continúa siendo característico de esta cultura. 

 

TEMPLOS DE PRAMBANAN

Patrimonio de la humanidad, comenzamos su visita bajo intensa lluvia este conjunto de templos hindúes del siglo IX, maravillosamente tallados, dedicados a sus dioses, con esculturas en sus nichos, altares: un lugar que desprende energía. A medida que mejoraba el tiempo, aparecían los colores del atardecer, la silueta del volcan Merapi… extraordinario. Es difícil imaginar ese mundo que tuvo su apogeo hace mas de mil años,con seres humanos plenos de espiritualidad, que en forma bastante misteriosa desapareció del lugar, dejando como testimonio estos templos que soportaron el tiempo, terremotos y saqueos.

  OM!

 

Para culminar uno de nuestros mejores díaas de viaje presenciamos el fantástico espectáculo del Ballet Ramayana al aire libre, como fondo los templos iluminados. Desbordó nuestras expectativas, música, escenario, iluminación, vestuario, el dominio corporal de los bailarines sobre todo de sus extremidades, el arco de sus pies, la delicadeza de sus manos que expresan tanto significado. INOLVIDABLE.