Filipinas

FILIPINAS AZUL.

Creo que alguna vez fantaseé con la idea de visitar este lejano archipiélago, aunque sólo recuerdo asociar el país con problemas, violencia, pobreza y catástrofes. Para ser honesto, poco sabía de Filipinas, compuesto por más de 7000 islas en el llamado Pacific Ring; tierra de volcanes, sismos, terremotos y tifones habitado por más de 100 millones de personas. 

Sin embargo, por suerte pude llegar hasta aquí para descubrir un lugar que hoy considero muy interesante por su naturaleza paradisíaca, su historia y especialmente por su potencial futuro. Un país al que me gustaría regresar y conocer mejor, y del que me encantará hablar a los amantes del mar, de la paleta de azules y celestes claros, turquesas, y azules intensos. De las playas de arenas blancas con palmeras, de atardeceres y amaneceres bucólicos en una geografía que siempre regala horizontes montañosos en el mar. De la riqueza de fauna marina y flora, de los momentos de mucha paz donde  el resto del mundo parece no importar. Mientras escribo pienso en mi padre y mis sobrinos Magalí, Maelys y Nicolás, apasionados de estos colores.

Filipinas, un país de contrastes entre ciudades caóticas y lugares naturales increíbles, que como alguna vez sus tierras también parece emerger.

 

 

 

 

 

 

A LAS ISLAS: CEBÚ, MALAPASCUA Y BOHOL.

Es difícil poder hablar de este país cuando hemos hecho una visita tan corta, una muestra tan pequeña con apenas tres islas visitadas. 

Pero a medida que pasan los días nos vamos haciendo la idea de como es su cultura en general. En cuanto llegamos a su capital, Manila, tomamos un avión y nos fuimos a la isla de Cebú, una vez también capital del país, y una de sus islas más pobladas. De Manila sólo sabemos lo que hemos visto en horas y lejos del centro, que coincide con lo que mi primo Fernando me había dicho: caos y desorden!. Transporte desordenado y tránsito caótico; motos, motos con cajuelas, camionetas coloridas y tuneadas con cajuelas, autobuses sin ventanillas decorados y antiguos, TODOS esos transportes siempre atiborrados de gente apretada donde el espacio parece tener otro límite. Entre tanto color y desorden se ven algunos buses modernos con AC y wifi, los menos… Gasolina al precio al que estamos acostumbrados para un país sin petróleo, USD 1,25 por litro, diesel USD 1.

 

 

Ya al salir del aeropuerto se siente la diferencia con los países anteriores. Dejando de lado el calor bochornoso al que venimos acostumbrados, se respira un aire latino, una cierta sensación de que todo es menos controlado, bastante informal, más ruidoso. Al principio debo reconocer que me sentí inseguro. Bueno, venía de Brunei donde todo es lo contrario!. Normal… Me acuerdo de los comentarios de Roberta y Guto, unos amigos brasileños que viajaron por el mundo, que decían que cuando estás empezando a entender la cultura de un país y ya te acostumbras a manejarte con mayor soltura, de golpe, cambias a otro país. Es una sensación de pequeño shock, de volver a empezar, de aprender todo de nuevo!. La moneda, las costumbres, sus reglas, sus comidas, el idioma, cuanto puedes acercarte a las personas, cómo les sacas una sonrisa o cómo esperas que se refieran a tí. Todo el proceso hay que hacerlo en segundos, porque hay que aprender de nuevo!.

Filipinas tiene su historia. Un país conquistado y ocupado por españoles por más de 400 años, luego comprado por los americanos (junto con Guam y Puerto Rico), devastado por japoneses en la Segunda Guerra Mundial. De los españoles ya conocemos la historia porque nosotros también la vivimos, y en eso me sentí bastante próximo a la gente. Los americanos, a quienes también medio que conocemos por lo que hacen en sus conquistas, comenzaron por importar educadores para enseñar a leer y escribir inglés, matemáticas e introducir sus reglas. Ya luego su ánimo de control acaba viéndose reflejado en sus bases militares estratégicas (con la disculpa habitual de la liberación) y de ahí que sea un país que aún mire hacia USA.

Hablan un idioma oficial que parece una mezcla de acento latino lleno de palabras en castellano y mucho inglés con acento americano. La mayoría habla inglés perfectamente, y se encuentran decenas de dialectos en las diferentes islas. Pero además de algunas costumbres españolas, quedan las iglesias y sus nombres, queda un país con más del 80% cristiano católico. En algún momento comentamos con Raúl que justamente lo que más sentimos es la diferencia religiosa, y como la religión cristiana también puede ser la razón de ese sentimiento informal latino.

 

 

Algunas costumbres me llamaaron particularmente la atención. En el primer vuelo en Filipinas me tocó compartir con dos señoras a mi lado de las cuales una de ellas parecía indispuesta. Estaba con la cabeza cubierta y abanicándose. Antes de despegar, de repente, empezó a hacer arcadas y a vomitar en la bolsita del avión. A continuación empezó el concierto!. Eructo va, eructo viene. En seguida miré por la ventana para evitar conectar con su aparente malestar. Raúl en otra fila, ni se enteraba. El avión parado en la pista parecía que acelaraba los nervios de mis vecinas, que por cierto, no paraban de rezar y apretar rosarios. Pensé por momentos que se podía tratar de un primer viaje en avión, y que el avión en pista las dejaba aún más nerviosas. El Comandante nos avisó que había otro avión delante con una rueda averiada, lo que retrasó aún más nuestro despegue… Pero cuanto más se retrasaba, mi vecina más eructaba!. Fuerte, parecía a propósito. En fin, llegaron los maníes, las galletitas, y no supo decirles que no, y mientras comía seguían los rosarios y el concierto!. Al final, concluí que sólo se trataba de un concierto que es habitual en muchos locales. De hecho lo seguí escuchando, aunque con un poco más de delicadeza, de varios y varias en el resto del viaje. Seguramente una costumbre cultural bastante particular!. 

 

 

Filipinas es un país con una gran población joven, muchos niños en las calles, jugando en los barcos en las playas, muy libres. Escuelas repletas, algunos ¨Hello Sir how are you?¨ y otros una simple mirada desinteresada. Gente gente y más gente!. Difícil ver una o dos personas solas; para los mayores, rostros arrugados que se asemejan a tercera edad y que sólo alcanzan, quizás, los 55. Difícil encontrar belleza facial de acuerdo a nuestros patrones. Por la forma de actuar y expresarse, por momentos, me da la sensación de un pueblo más rebelde.

 

Por las calles de las ciudades o poblados aún se percibe que estamos en un país pobre, aunque no vemos miseria. Poca infrastructura, muchos emigrantes que trabajan y mandan dinero a su país (lo vimos en Brunei). Actualmente muchos de ellos regresando por la mejora económica del país (carteles de bienvenida a los trabajadores que se fueron y hoy regresan, hasta los formularios que entregan a la entrada del país presenta una casila con una opción específica para esos ciudadanos).

 

En las islas de Malapascua y Bohol (Anda) intentamos hacer vida de playa y disfrutar de sus costas maravillosas, naturamente paradisíaco, aguas cristalinas, arrecifes, fauna marina, ideal para buceo y snorkeling. Aproveché a bucear bastante, ver tiburones a escasos 30 metros de profundidad que supuestamente suben para ¨limpiarse¨… al menos eso me dijeron cuando pregunté por qué no era peligroso estar tan cerca de ellos (los tuve a 10 o 15 metros de distancia, dio respeto, y algo de miedillo!). Tanta belleza natural me da la sensación que estoy viviendo en un protector de pantalla del computador, y que es verdadero!.

 

Comida basada en la pesca y todo lo que ofrece el mar. Desde pequeños los filipinos se zambullen y viven en el agua. Sin embargo el pollo al adobo y el lechón son también sus comidas predilectas y típicas. De gallos no sólo se alimentan, pero también se divierten. Riñas de gallos los domingos son legales, y cuando acaban, karaoke y videoke!. 

 

  

  

Visitamos una región llamada Chocolate Hills, que de chocolate, rien de rien!. Accidentes geográficos particulares que parecen ¨erupciones cutáneas¨. Son montañas que emergieron por causa de movimientos tectónicos de hace dos millones de años y que en su momento estaban cubiertas por corales. Hoy con el efecto del sol al amanecer, se ven las 1640 montañas que parecen de color chocolate rojizo y que agradan la vista de muchos, especialmente de mi tío!. 

 

  

ISLA Y CUEVAS DE LAMANOC (POR RAÚL)

Una de las experiencias nuevas fue un paseo en bote (Juancho en uno y yo en otro) por unos manglares en una isla en la que hay pinturas rupestres (de dudoso valor) que comparan con las de Altamira en España. LLegamos al lugar donde se cruza a la isla en una moto alquilada manejada por Juan Martín por un camino lleno de pozos. Yo iba prendido como loro  en mudanza.