Tibet TAR – camino hacia el oeste (parte 2)

12 de agosto. 

GUGE KINGDOM.

En Tsaparang, en el punto más occidental del Tibet, se encuentran las ruinas del Reino de Guge. Nunca imaginé que el viaje hasta aquí iba a ser tan impresionante y revelador. No esperaba encontrarme con esta maravillosa ciudad construída en el siglo X y casi destruída a comienzos del siglo XVII; luego de varias guerras con el Reino de Latak que fue también parte del Tibet (hoy en India), con los afganos, e incluso con los holandeses, Guge fue finalmente devastada durante la Revolución Cultural china. 

  

Poco se sabe del Reino de Guge; no quedan tibetanos que puedan hablar o contar sobre su pasado, ni tampoco hay mucha información más allá de leyendas. Repentinamente y luego de la última guerra con el Reino de Latak en la que fueron derrotados, Guge fue abandonado. Este Reino que fue construído estratégicamente en la montaña sobre una parte de esta geografía arcillosa y arenosa, supo tener su independencia y vida propia y ser el centro de uno de los reinos más prósperos del Tibet. Hoy quedan ruinas de sus casas construídas con barro y paja sobre la montaña, su castillo, sus cuevas, túneles y capillas. Interesante imaginar como fue la vida en esta ciudad budista, en la que hoy quedan algunos restos de sus templos también pintados al estilo Kashmiri.   

  

Subimos hasta la cima donde estaba el castillo y parte de las casas seguramente de los más poderosos, pasando por cantidad de cuevas y ruinas en las que aún se pueden percibir vestigios de humo y nichos en sus paredes. Una vista excepcional desde donde fácilmente se divisa todo el valle. Durante esta visita, recordé varias veces lo poco que sé sobre la ciudad hitita Kadesh, Massada en Israel, y hasta Machu Pichu en Cuzco, y como grandes imperios y ciudades pasan a la historia luego de tanto esplendor. Habrá sido este el pasado de Guge?.

  

 

  

Comenzamos nuestro camino de regreso dirección este, ahora sí, destino Darchen, un poblado precario al pie del Monte Kailash, donde pasaremos la noche antes de comenzar nuestro kora de tres días. Volvemos a subir, y nos sorprende un frío inusual con granizo, lluvia y restos de nieve que cubre las montañas y que ayer no estaba. Cómo serán las condiciones en Kailash?.

MONTE KAILASH (KANG RINPOCHE): uno de los centros geográficos y más sagrados del mundo. 

Este monte conocido como ¨Preciosa Joya de la Nieve¨, de altura máxima de 6714 metros, es considerado sagrado por budistas e hinduístas, y también adorado por rusos y gente del mundo entero. Sitio de peregrinación para miles de tibetanos y personas que vienen desde la India a través de Nepal, pasando por todas las burocracias del gobierno chino para transitar por el Tibet; de turistas que disfrutan de desafiar la naturaleza en sus treckings y escaladas, y de aventureros como yo que sin pensarlo ni saberlo, acabo a sus pies para hacer tres días de caminanta circunvalándolo en sentido horario. 

Kailash y el lago Manasarovar son también conocidos como la fuente y naciente de cuatro principales ríos en Asia: río Karnali (gran efluente del Ganges), Brahmaputra, Indus y Sutlej.

Mañana por la mañana partiremos Doris, el guía y yo con mochila en la espalda, víveres, bastante abrigo y un saco de dormir. Entiendo que en las próximas dos noches pararemos en algún monasterio o guesthouse donde conjuntamente con muchas otras personas, pasaremos la noche para continuar nuestro kora. Los locales entrenados y que no sufren de los problemas de respiración por la falta de oxígeno, consiguen hacer en apenas 15 horas lo que nos llevará a nosotros tres días.

Ya con la mochila preparada con lo que considero necesario e indispensable, escribo desde esta posada tibetana en el poblado de Darchen que hoy parece estar completo de peregrinos indios, algunos chinos, y los menos turistas blancos que seguramente todos mañana empezaremos el camino. Encontré una ducha pública caliente frente a la posada y me dí un homenaje de despedida!. Me fui a ver el atardecer caminando por el poblado, sintiendo ya la respiración (estamos a 4700 mts), un sol bien naranja por un lado del horizonte, los Himalayas totalmente nevados hacia el otro. Hace frío, los lugareños tibetanos de piel bien oscura curtidos por el sol caminan por las dos calles de tierra y sonríen cuando me ven. Algunas mesas de billar, otros jugando dados, otros cartas. Mujeres super abrigadas y con tapaboca para protegerse del polvo. El poblado  es realmente básico pero bastante concurrido, bastantes restaurantes y mercadillos de víveres y artesanías. 

¨KK¨ – Kailash Kora

13 de agosto. Feliz cumpleaños Polito!. 

Comenzamos la caminata. El tiempo está muy frío, anoche hubo tormenta y aún está todo nublado. Caminamos y de a poco veo la gente que quizás nos acompañe en el camino. Tibetanos que no llevan casi nada en sus espaldas, algunos sólo sus hijos como si fuese una mochila, otros simplemente el ¨mane¨ para rezar. Está claro, la mayoría de ellos hará todo el recorrido en el día. Luego estamos los turistas que de a poco algunos van quedando atrás. En el primer refugio nómade ya una china, de las poquísimas que hay haciendo esto, está regresando con un camión que ha venido a buscarla y por el que ha tenido que pagar USD 200. Aquí nada es gratis!. En el refugio improvisado, porque es una auténtica carpa tibetana, una cocina a leña (aquí a bosta seca de animales) donde hay cacerolas y calderas para calentar agua. Algunas provisiones básicas, unos noodles instantáneos, bebidas y bebidas calientes. Sigue el frío, y seguimos subiendo, se nota en la respiración. Por el camino voy saludando a los locales con el ¨tashi delek¨ y conversando con mi guía y algunos otros que voy conociendo. Mi paso es firme y constante, por dentro estoy empapado del sudor pero no hay sol y hace mucho frío. Me cruzo con un joven monje, Sanji, que acabará siendo mi compañero de noche en el primer refugio donde nos hospedemos. La mayoría de los turistas, que no son muchos, han contratado un cargador (porter) para que les lleve las mochilas. La mía a mis espaldas, la preparé con lo que entendía indispensable y con el objetivo de cargarla durante todo el camino. He visto algún caballo llevando algunos que ya parecen no poder más!. Todo hay que pagarlo y bastante caro, estamos en la montaña. El Monte Kailash a nuestro lado, marcando su presencia con su nieve y su altura.

   

A las 17 hs aproximadamente y con lluvia muy fría llegamos al refugio donde pasaremos la noche. La cocina parece bastante típica de montaña, donde duermen, cocinan, reciben a los caminantes, etc etc. Hay casas de plástico y lata, otras más antiguas de material, baños tradicionales ¨no european toilet¨ (es decir, mejor no usarlos e ir a la naturaleza!), y algunas carpas. En nuestro albergue tibetano seremos un grupo de rusos, una pareja de americanos, tres italianos y un español, otro grupo de unos diez italianos,  un monje y una china, mi compañera de viaje y yo. El grupo está también formado por todos los guías de cada uno de nosotros, los porteadores de ambos sexos y variadas edades, y por ahí veo tibetanos sueltos que no parecen estar en la dinámica turística como el resto. Aunque los cuartos son con cuatro camas, mi compañero el monje Sanji y yo tendremos la suerte de no recibir más invitados!. La cocina es el sitio donde tarde o temprano vamos todos a comer lo que nos preparan, o a calentarnos. Los anfitriones, una familia y demás tibetanos, cocinan arroz, noodles, y demás cosas a base de restos de carne que simplemente adornan la sala, una cabeza, unos huesos, todo suelto y todo y todos muy integrados!. De limpieza, no da ni para hablar!. Hay un generador que se prende por una o dos horas, así que a la cama cuando ya no hay luz, tapados con todo lo que se encuentra (que por suerte es bueno y abundante), y a chalar con el monje Sanji, mi compañero de cuarto. 

  

    

Casualmente Sanji vive en Labrang, el primer monasterio que visité cuando llegué al Tibet (Amdo) el 25 de julio. No tarda en  invitarme a que vaya a quedarme en su casa en el monasterio junto con sus colegas y alumnos, invitación que algún día me gustaría aceptar. Con su inglés básico, hablamos de religión, filosofía, y me cuenta lo difícil que es viajar fuera de su ciudad, ya que los policías le impiden y le dificultan todo, incluso no le dejan quedarse en otros monasterios. Ha tenido que vestirse sin sus ropas clásicas para que no le hagan aún más preguntas y problemas. Medita duro bajo su capa, y luego le pido que rece en voz alta para intentar seguirlo. Inesperadamente, se pone a rezar cantando, un placer para conciliar el sueño bajo las pesadas frazadas y el ruido del viento. Dos días después, mi compañera de viaje Doris me cuenta que durante el camino Sanji le comentó que yo sería sin duda un excelente monje!. (plop).

14 de agosto. 

Soy el último en levantarme y junto con mi guía Sonam, tal como planeamos, salimos una hora y media atrás que todo el resto. Por suerte mi condición física me ayuda a confiar en caminar a buen ritmo y tiempo, y sin ningún contratiempo por la altura. Aunque en cada cuesta se siente que nos falta el O2, nos cansamos muy rápido, mantener un paso lento es fundamental para no tener que parar constantemente a descansar. Salimos a las 8.57 AM, y en el camino me encuentro con el resto de los grupos y demás nuevos tibetanos. De a poco las ofrendas de ropas y montoncitos de piedras comienzan a abundar; unos rusos afeitándose la cabeza en señal de ofrenda me llaman la atención. Mi guía queda atrás, y así voy dejando a muchos. Por el camino algunos tibetanos hacen prostraciones, otros de religión Bon (anterior al Budismo), caminan en sentido contrario a nosotros que lo hacemos en sentido horario como todos los budistas. Hoy es un día difícil, habrá que caminar muchos kms y bastante cuesta arriba hasta pasar el paso de más de 5600 mts. Sale el sol entre las nubes, pero hace frío, hay nieve al costado del camino. Tibetanos de todas las edades son mi guía y mi ayuda para seguir. Con pocas palabras, una sonrisa o un simple gesto, me voy haciendo amigo de unos y otros con quienes simplemente compartimos una galletita o un simple descanso de un par de minutos, sin aliento, pero admirando la naturaleza impresionante. Luego de una subida empinada, comienzo a ver las banderitas de colores típicas tibetanas (praying flags) que sé que me señalan que estoy cerca del punto más alto. Una mezcla de emoción sin aliento me invade; me acuerdo inmediatamente de mi hermano que amaba la montaña, del resto de mi familia, y de muchos queridos amigos que me acompañan en este camino. En voz alta le cuento todo eso al sagrado Kailash, a mi diestra, imponente y receptor de millones de rezos y plegarias de todos los que pasamos por allí. Al alcanzar el punto más alto de nuestro camino que rodea al monte, la gente reza, se prostra, medita o simplemente se relaja. 

  

  

 

 

 

Sigo mi camino cuesta abajo, mi kora es ¨el camino¨y no el lugar. En tres horas y quince minutos llego al primer refugio, sin haber pensado que conseguiría un tiempo tan bueno. En la mochila me quedan algunos panes y galletitas que comparto con los tibetanos que descansan dentro del refugio. Todo a base de gestos, miradas que transmiten sorpresa, quizás porque no esperan que un turista blanco comparta lo que lleva. Té caliente, y junto con otros que van llegando continuamos cuesta abajo. A las 16.50 llego al sitio donde pasaremos la segunda noche. Con un sol fuerte que aún calienta y quema, aprovecho una inesperada manguera con agua helada para hacerme una trapeada y lavada reconfortante al asombro de los caminantes y locales que sonríen al verme tan blanco sin camiseta!. Ya oscureciendo llega Sonam, mi guía, con la noticia de que en el sitio más sagrado, mientras colocaba sus banderitas de colores como ofrenda y rezaba, le robaron la riñonera con nuestros permisos, sus documentos y todo el dinero. Consiguió encontrar sólo nuestros permisos esparcidos entre las piedras y el barro, no así el resto de sus pertenencias. Más allá de lo importante que puedan ser todos esos documentos, que sin duda lo son y mucho en este sitio, importa la actitud de quien en un lugar así pueda actuar con tanta mala fé. Sin duda una enorme dificultad para Sonam, y más aún, para el karma de quien le ha robado en el sitio más sagrado del Kailash. Bastante para pensar y meditar…

 

  

15 de agosto. 

Nos queda la parte más fácil del recorrido. Un día soleado y un camino casi sin dificultades, únicamente los acantilados que acompañan al río que cada vez toma mayor fuerza. La esperanza de Sonam de encontrar sus documentos tirados al borde del camino se va desvaneciendo, porque obviamente quien se apropió del dinero debió deshacerse de los papeles de forma inmediata. Su esperanza se va transformando en un aprendizaje que lleva con optimismo, y quizás como gesto inconsciente de ofrenda, desprendimiento y desapego material. La base del budismo. Sin duda una enseñanza silenciosa para mí también.

  

  

 

LAGO MANASAROVAR

Se acabó el kora tan esperado, y con él también una fase final de nuestro viaje tibetano. Muy cansados, pero felices de haberlo conseguido, nos dirigimos a pasar el día y la noche al borde del Lago Manasarovar, también sitio sagrado y de peregrinación de tantos. Hasta este lago llegaron las cenizas de Mahatma Gandhi, según leo en un cartel al borde del mismo. 

Un sol espectacular da brillo al azul del agua, los Himalayas de fondo con sus picos nevados. Parece que en este poblado al borde del lago no hubiese nadie, aunque seguramente de a poco llegarán turistas en escala poco más que obligada camino del Kailash o del oeste. 

  

  

Esta paz invita al relax y al baño!. Dicen que la gente viene desde la India y Nepal y más lejos aún para bañarse aquí y borrar sus pecados. Del fondo de mi mochila y ya casi olvidados, short de baño y sandalias, y ¨al agua pato¨!. Camino lejos del poblado, dejo atrás unas pocas carpas de turistas, y así como llegué al mundo me sumerjo a ver si quedo bien leve y limpito!. Agua fresca, nada fría para los que nos animamos en el océano Atlántico en las costas del este uruguayo. Espectacular; un momento más para disfrutar solo de agua y sol, montañas y cielo azul. Un par de perros pasan delante de mí sin siquiera mostrar curiosidad, decididos en su kora alrededor del lago sagrado. 

En la posada donde nos hospedamos una pareja de anfitriones locales curtidos del sol nos ofrecen su cálido servicio. Mi cuarto lógicamente sin agua ni baño ni nada, con su palangana y termo de agua caliente, ya a esta altura es un oasis!. Doy gracias por la ventana que me permite ver hacia el pequeño monasterio que forma parte de la colina. Por la noche, cervecitas marca ¨Lhasa¨ con Kelsang nuestro conductor, y como en todos estos viajes, los turistas que nos encontramos en la sala/cocina para compartir nuestras experiencias y reir un poco. Es interesante como rápidamente los extraños se transforman en amigos de toda la vida… un trío de vietnamitas alucinados con todo lo que sea español, consiguen que les cante un bolero de Luis Miguel, lo único que me acordaba y que seguro no comprendería absolutamente nadie de los presentes. Vaya éxito… siempre me ha gustado el karaoke, esta vez, a capella!.

  

Un atardecer inesperado y lleno de colores y matices amarillos y naranjas nos despiden iluminando los Himalayas y tiñiendo las nubes que cubren el lago.

 

  

 

A LEARNING EXPERIENCE

Sin duda mi viaje al Tibet acaba lleno de vivencias y aprendizajes, algunos que hoy ya reconozco, otros que sin duda irán desvelándose con el correr del tiempo. Durante mi viaje le he dedicado más tiempo que nunca al blog, que hasta el día de hoy aún escribo en ¨off¨ sin poder colocarlo en internet. Durante casi dos semanas he estado desconectado y a la vez más conectado que nunca conmigo mismo, con Dios, con la naturaleza y con los queridos.  

Nos dirijimos hacia el este como indica nuestro itinerario, el cual hemos cumplido a rajatabla como impone la autoridad china.  En 48 hs tendremos que cruzar la frontera con Nepal, ya que se cumplirá el máximo de treinta días que nos autorizan en el visado de turista para estar en territorio chino. Me llevo muchas emociones, algunas de ellas contrapuestas, especialmente las que tienen que ver con la situación que sufre el pueblo tibetano luego de la llamada ¨liberación pacífica¨ china de 1950 y que aún hoy continúan defendiendo. Me llevo una experiencia especial y un mensaje cada vez más fuerte de hacia donde quiero ir en esta vida. 

No hace falta venir al Tibet ni hacer un viaje por Asia para entender y sentir que la única forma de ser feliz y y darle un sentido profundo a la vida es a través de compartir, de dar y recibir amor. Algo que es tan simple y tan gratuito para todos, que tenemos a nuestro alcance donde sea que estemos, pero que sin embargo nos cuesta tanto reconocerlo y llevarlo a cabo. En estos sitios de conflicto, control brutal, de censura y opresión, de inmensa fé y devoción, de energía y reunión de fieles y peregrinos, es el mensaje que hoy refuerzo dentro de mí y quisiera compartir con todos ustedes. 

¨Demo!¨(Adiós en tibetano).

 

 

P.E. El último día en el Tibet, hoy China, viajamos hacia el sur dirección Nepal, hacia el principal y casi que único punto de frontera. Como todo punto fronterizo, una mezcla cultural predominantemente nepalí, en un poblado donde se les autoriza trabajar sin pasar los límites del pueblo, es decir, sin dejarlos ir hacia el norte. Mujeres cambistas que te visitan hasta dentro del cuarto de hotel, camiones por doquier, lluvia, humedad, gente que viene y va. Un sitio geográficamente espectacular, con una vegetación y montañas con ambiente húmedo, a una altura bien menor que lo que estábamos acostumbrados. 

 

 

El día del pasaje, en la aduana china, me confiscaron el libro Lonely Planet de Nepal, porque en una página hace mención al Dalai Lama… sí, en UNA página!. No era para discutirles, no quisieron arrancar la página, y me dijeron con cierta amabilidad inusitada, que era la normativa, y que lo lamentaban, pero que no podían dejarme salir de China con ese libro con información censurada. Así que  me fui con la censura en la propia sangre!. Una sonrisa, y cruzamos el famoso Friendship Bridge, dejando atrás a los soldados rígidos chinos, siendo bienvenidos por la informalidad y sonrisa de los nepalíes!. 

  

  

 

Tibet TAR – camino hacia el oeste (parte 1)

Escribo desde el coche. Nos dirijimos hacia el oeste del Tibet, dejamos Lhasa, y en palabras de mi tío Raúl, ¨no le decimos adiós, sino hasta siempre¨!. Mi nuevo grupo de viaje, Doris (compañera de Singapur), nuestro nuevo guía para esta fase Sonam Topgyal (que nació en el pueblo del Potala Palace) y nuestro experto chófer, Kalsang, partimos en un Toyota 4×4 Land Cruiser con destino final frontera con Nepal. Previamente recorreremos casi 2000 kms con el objetivo de llegar al Monte Kailash y Lago Manasarovar, y luego regresar hacia el sureste hasta el paso de frontera. La verdad que he aceptado este viaje bastante poco común para turistas, bastante oneroso, y bastante diferente a los estándares de confort que aún pudimos tener en Lhasa, para disfrutar de una aventura muy tibetana, pasando por sitios poco visitados y llenos de gusto típico y local. Es una forma de conocer el Tibet verdadero, saliendo de lo clásico de Lhasa y del fácil acceso de turistas chinos que contaminan esta increible cultura. Kailash es un monte sagrado para tibetanos, indios y budistas en general. Incluso rusos vienen al Tibet a peregrinar al monte donde nacen los principales ríos del mundo, la fuente del agua. 

En el camino visitamos el primer palacio tibetano, Yumbu Lakang, una pequeña construcción que en el año 217 BC dio origen al primer poblado y primera chacra en el Tibet. Un edificio que parece de película, sobre la cima de una roca en una gran altura, rodeado de campos y montañas. Hoy hay un pequeño templo donde los tibetanos llegan a orar y colocar sus ofrendas como en todos los templos y lugares sagrados. Llevan manteca de yak amarilla para colocar en los candelabros (tipo cera), inciensos naturales para colocar fuera y dentro del templo, khatags blancos, comestibles de su propia despensa tales como té, leche, noodles, frutas, algunas veces cerveza y vino. Pero lo que principalmente distribuyen en todas las imágenes y altares es dinero, que van colocando a medida que van orando. Las ofrendas luego son recolectadas por los monjes. Asímismo, llevan las típicas banderitas de colores con mantras llamadas tarchok de 5 colores que representan los 5 elementos: amarillo (tierra), azul (cielo), verde (agua), rojo (fuego), blanco (nubes). Estas banderitas las colocan como guirnaldas en las montañas y en las alturas. Se ven por todo el Tibet. 

 

Seguimos nuestro camino hasta el monasterio de Trandruk, en una localidad que seguramente sea muy humilde. En los templos y monasterios además de los fieles que acuden a rezar, hacer kora y dejar sus ofrendas, muchas veces encontramos a los monjes que viven allí. En el Tibet los niños pueden ser llevados desde chicos por sus padres al monasterio y los dejan al cuidado de algún monje conocido para que viva y sea educado por ellos. Los niños dejan de vivir con su familia, que suelen visitarlos y llevarles comida y dinero a los monjes para mantener a sus hijos. Desde chicos los monjes (e igualmente las monjas en el caso de las mujeres), renuncian a su vida y llevan una vida dedicada al estudio de las enseñanzas de Buda. Así y por toda su vida, su casa será el monasterio y su familia principal los otros monjes. Todos los días se reúnen para rezar en el llamado Sutra principal, donde reciben también las ofrendas monetarias de los fieles que piden a los monjes para que recen en su nombre por alguna causa. 

 

Continuamos nuestro camino y nos seguimos encontrando con controles policiales. Hoy llevamos pasado ocho, y en cada uno de ellos el guía debe presentar sus documentos y permisos para llevarnos así como los seis permisos que se requieren por extranjero para nuestro viaje. Nuestro guía trae consigo dieciocho copias de los permisos, ya que en muchos sitios de control debe dejar una copia. Durante las paradas en los controles nos piden que no tomemos ninguna fotografía.

En el camino paramos a cargar combustible, una experiencia bastante peculiar!. Creo que demoramos unos veinticinco minutos; primero hubo que registrarse y presentar tres licencias del coche y del conductor, y luego hacer una fila entre los campesinos que llegaban con sus vehículos de trabajo. Como en los últimos años han habido varios incidentes de monjes que se inmolaron en señal de protesta, en las ciudades y en todos los sitios de concentración humana, hay policías y bomberos preparados con sus uniformes antifuegos y extinguidores. Es por eso que se controla especialmente la venta del combustible.

Llegamos a nuestra primera noche en el monasterio de Samye. Nos hospedamos en el único hotel del pueblo que parece un hospital, bastante sucio, con corredores largos blancos y de paredes manchadas que parecen interminables. Cuartos con baño sin ducha ni absolutamente nada que puede precisarse para la higiene, únicamente dos palanganas. En otros cuartos comunales veo familias de tibetanos con sus hijos ya recostados y bebiendo sus tés con manteca de yak. Luego de una cena bastante frugal a base de arroz y noodles en el restaurante del pueblo (con TV!), descubrí unas duchas públicas por USD 3 sin límite de tiempo y con derecho a secador. Abrigado, porque por las noches hace frío, salí del hotel hacia mi ducha caliente, observando las estrellas brillando en un cielo totalmente despejado. ¨Es parte de la experiencia¨. 

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Las distancias son largas, y especialmente las carreteras no siempre son asfaltadas. Hay mucha construcción de nuevas vías y tenemos que pasar por sitios donde sólo cruza un 4 x 4!. Además de los problemas en algunas carreteras, debemos mantener una velocidad máxima de 70kms/h. Como no hay radares en esta zona, el control de velocidad lo realizan entre distintos puestos de control donde debemos parar y además de mostrar nuestros permisos, nos entregan un papel donde anotan la hora de paso. Si al llegar al siguiente control el tiempo recorrido es inferior al tiempo ideal a 70kms/h, nos cobran una multa de 200 yuanes (USD 32) por cada minuto faltante. Así que entre control y control siempre tenemos que parar para estirarnos, ir al baño entre los pajonales, o esperar que el guía y el chófer se fumen su cigarrito!. 

La noche en el ¨hotel hospital¨ resultó ser a mi entender, espectacular!. Conseguí transformar mi cama en una de las más confortables de mi viaje por el Tibet, y dormí plácidamente entre sábanas que imaginé de seda!. Los desayunos chinos, y principalmente aquí en el Tibet, son a base de comida tipo almuerzo: noodles, sopas, pickles,¨mantou¨ (escones chinos), ¨dumplings¨, ¨buns¨, ¨sampa¨(harina de cebada), butter tea, queso en polvo, vegetales y carne. 

Visitamos el monasterio que más me ha gustado en todo el viaje por Tibet Amdo y TAR hasta ahora. El monasterio de Samye es uno de los más famosos y es el primer monasterio que existió en el Tibet. Está construído en forma de mandala y en estilos tibetano, chino e hindú (tres grandes corrientes de budismo); tiene a su alrededor varias estupas que tienen diferentes significados (no me acuerdo cuales!!!) y muchos templos. Pero lo más importante, es lo hermoso que lo ví, porque lo visitamos a primera hora de la mañana cuando abría y los monjes empezaban sus actividades. Pude ver a los monjes rezando en voz alta en el Sutra principal (lugar de reunión), y cerrando los ojos, sentí esa mezcla de palabras y rezos que en el ambiente en el que estaba generaron un sentimiento de paz y tranquilidad. Una mezcla de murmullos de sonido solemne ideal para acompañarlos en una meditación. Una experiencia bien única, que espero poder repetir. 

 

Dentro de los monasterios hay muchas salas con sus imágenes de Buda y del budismo, pinturas, estatuas, etc. En las que hoy visité en este templo, estaba el monje que cuida de ellas, limpiándolas, rezando, manteniendo el ambiente sagrado y tranquilo, con olor a incienso, luz tenue, y eso me ayudó a sentirlo más que nunca. Finalmente, cuando estaba caminando por la parte superior y exterior del templo principal, escuché que en otro edificio cercano había monjes en el patio debatiendo. Salí corriendo y pude presenciar algo que había leído, y que es el momento en que los monjes debaten sobre filosofía y quizás también sobre las enseñanzas de Buda, no lo sé!. Parece que estuviesen realmente discutiendo, porque hablan y gritan, y se enfrentan intentando convencerse unos a otros. En ese proceso de debate, suelen acercarse unos a otros y golpear las palmas, muchas veces me dio la sensación que estaban agrediéndose, pero sin duda tendrá su significado.  Tuvimos que seguir nuestra ruta, pero me hubiese quedado encantado descubriendo mucho más de lo que seguramente este maravilloso lugar tenía para ofrecerme. 

En el camino, nos topamos con un poblado en el que se preparaban para un festival. En verano, aprovechando el sol, hay muchas celebraciones típicas donde suelen reunirse para celebrar y mantener vivas sus costumbres. Este precisamente tenía como principal atractivo las carreras de caballos y acrobacias de sus jinetes. Al detenernos frente a la casa de unas familias que estaban deseándoles suerte a sus jinetes, en seguida vinieron a ofrecernos cerveza casera, que no pude resistir!. Un sabor que me recordó a la cidra amarga, aunque esto estaba hecho con cebada. Compartimos la hospitalidad de esta gente y luego decidimos modificar nuestro itinerario para quedarnos a las carreras. En los pueblos como este, estas sorpresas son las que realmente me hacen vibrar y sentir la cultura verdadera de su gente. Nos reunimos con los pobladores que comenzaron a llegar en sus tractores, caminando, cargando comida para pasar el día en familia y con amigos. 

 

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Sigo escribiendo desde el coche. Estamos parados al borde de la carretera, a pleno sol del mediodía, esperando más de 45 minutos para poder llegar al próximo punto de control policial. En este tramo de la carretera, la velocidad es de 30 kms/h, y tenemos que recorrer 80 kms, así que imaginen el tiempo perdido. Esto es una restricción para cualquier turista, inclusive los chinos, de lo contrario hay que pagar una multa de 100 yuanes por minuto (usd 16). 

En este tiempo aprovecho a caminar en un pueblo de pocas casas construídas con barro, como la mayoría de los pueblos de campaña que he visto en el Tibet (TAR y Amdo), y seguramente sea similar en la parte de China campesina. Utilizan la bosta de los animales como combustible para calentar las casas, y para ello preparan a mano una especie de tortas que secan al sol durante el verano. Me encuentro con unos niños que lógicamente me observan con sorpresa. LLevo un sombrero y un protector japonés sobre el cuello para evitar quemarme con el sol, así que si me miran en las ciudades, aquí soy claramente un extraterrestre!. La comunicación comienza con una sonrisa, y un hola con la mano y su expresión ¨tashi de lek¨(hola que tal?). Luego, es un juego de imaginación y ¨dígalo con mímica¨ para poder conseguir su atención. Siempre consigo sacarles una sonrisa, incluso a los adultos, porque en ningún momento ni en ningún lugar me cohibo ni me importa que mis expresiones artísticas les hagan reir. Al final, consigo transmitir lo que básicamente quiero.  

El paisaje sigue siendo variado en colores y constante en geografía. Cielo azul intenso, nubes bien blancas, verde de los valles y los árboles, marrón de la roca, blanco de las cimas, amarillo de las flores de las semillas de aceite (no he conseguido aún saber cual). Las carreteras recorren valles todos rodeados siempre de montañas unas más altas que otras, algunas con nieve en su cima, otras simplemente rocosas. Ríos y lagos bordeados de árboles, poblados algunos de ellos bien precarios. 

 

  

  

Llevo ya 15 días en la región tibetana (Amdo y TAR) y ya he visitado decenas de monasterios y templos budistas tibetanos y siento que ¨algo¨he conseguido aprender!. Son tantos los nombres, los Budas, los Lamas, sus discípulos, los reyes, los demonios protectores, el arte, las tradiciones y cultos, y mismo así las interpretaciones de las deidades varían según su artista. Son cuatro las escuelas u órdenes principales en el budismo tibetano (budismo tántrico) que s epractica desde el siglo 7 AD: Gelugpa (yellow head sect), Nyingma (red head sect), Khagtyu (black head sect) y Sakya (flower head sect). Son tres los Budas para los tibetanos: Buda pasado, llamado Dipamkhara, Buda presente, llamado Shakyamuni (el príncipe Siddhartha Gautama nacido en Lumini, hoy sur de Nepal), y el Buda futuro llamado Maitreya. Son tres los principales Lamas: el Dalai Lama (representa al sol y se encarna en Avalokishevara, el Bodhisatva (ser iluminado que vive en la tierra) de las once cabezas y 1000 brazos y ojos que lo ve todo y ayuda a todos), el Pachen Lama (representa la luna y se encarna en Mandichiria, Dios of Wisdom) y Karmapa (representa la estrella y se encarna en Bijarapami, el Dios enfadado). Hasta el día de hoy son 14 los Dalai Lamas; Tenzin Gyatso, el último de ellos se encuentra hoy exiliado en Dharamsala, al norte de la India. Actualmente los Lamas se reencarnan luego de su muerte en otro nuevo Lama que se encuentra luego de años de búsqueda y verificaciones… Y sigue y sigue, y ni sé como contarlo!. Lo que sí sé, es que los tibetanos son altamente religiosos y con una fé que jamás había visto, llenos de ritos y rezos, ofrendas y parafernalias.

  

Esta mañana mientras nuestro guía cumplía con otro requisito de registro y autorización para seguir camino al oeste, visitamos el monasterio de Tashi Lhunpo en la ciudad de Shigatse, la segunda ciudad de la región tibetana autónoma luego  de Lhasa. Este monasterio construído en el año 1447 por el 1er. Dalai Lama, es uno de los seis principales monasterios del budismo tibetano. Sin duda una construcción grandiosa, que tiene más de 60 capillas con reliquias y estatuas religiosas, así como pinturas y murales coloridos, estupas, circuitos de kora, y casas de los monjes que lo habitan. Este monasterio se destaca por tener la mayor estatua en bronce recubierta de oro del Buda Futuro (Maitreya). A diferencia de lo que sentí durante mi visita al monasterio de Samye que conté anteriormente, en esta visita sentí algo bastante particular, aunque bien opuesto. Una energía que no me conectó con ninguna espiritualidad. Además de encontrarnos con muchos turistas chinos y por primera vez bastantes occidentales (la mayoría se dirigen al sur al Monte Everest y a la frontera con Nepal), este monasterio tiene una historia particular, que parece también estar avanzando a la mayoría de los templos y monasterios del Tibet. El estado ha tomado control de este monasterio y ha transformado a los monjes que lo habitan en funcionarios estatales, con un horario de trabajo y un salario mensual. La recaudación de las entradas y de las donaciones se destina en  un porcentaje mayor al estado, y el restante para obras y mantenimiento del mismo. Como los monjes son funcionarios, durante el período de visitas estos deben estar en sus capillas cantando, rezando, organizando y limpiando para garantizar que los turistas y fieles disfrutemos y digamos lo bien que está todo.  El monasterio cierra en horario de almuerzo. Nos comentan que una intervención similar se da en otros monasterios y templos en los que a allegados a los funcionarios del estado se les otorga la supuesta gestión administrativa y recaudatoria. Imaginemos el destino de los fondos…

 

En la tarde fuimos a la pequeña ciudad de Sakya y también visitamos su famoso monasterio construído en el año 1268 (la parte antigua, ya que hoy en día se ha reconstruído lo que  fue destruído durante la Revolución Cultural). El mismo pertenece a la orden Sakya, que principalmente se diferencia de las otras tres en que su principal Lama no se reencarna, sino que puede casarse y tener hijos y así transmite el título a su hijo mayor. Esta famila que hoy lidera esta orden también se encuentra en la India en exilio. El monasterio cuenta con una librería que está considerada la mayor de todo el Tibet, libros escritos a mano por los monjes con las enseñanzas de Buda y vaya saber que más. 

  

 

  

Disfruté especialmente caminar por las pocas calles llenas de tierra de su ciudad donde el pueblo estaba de festejo, las mujeres casadas con sus vestidos típicos multicolores y sus abundantes joyas, los hombres con sus sombreros clásicos jugando a los dados, y todo un ambiente de fiesta y jolgorio en las escasas dos cuadras de la calle principal. 

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Otro día en las carreteras del Tibet conduciendo hacia el oeste. El paisaje parece cada vez más espectacular; vemos más picos nevados, incluso hoy granizó fuerte. En el camino nos encontramos con un accidente de un camión que acababa de volcar impidiendo el paso, y que por suerte no tuvo consecuencias humanas trágicas. Con el hábil chófer y el buen coche, conseguimos salirnos de la carretera y dejar atrás el accidente y seguir nuestro camino. 

  

  

A medida que nos alejamos de Lhasa y luego de Shigatse, las dos ciudades principales, los pueblos que encontramos nos ofrecen cada vez menos servicios, menos posibilidades, menos confort. Ya sea para comprar provisiones, como para almorzar, y ni que hablar para dormir!. Con Doris ya nos damos cuenta que es la cuenta regresiva al estado básico, es decir, cuando lleguemos a Kailash serán dos días de naturaleza fría y sin ningún tipo de confort de la civilización: no habrá comida ni agua, dormiremos en algún monasterio o en una carpa, etc etc. Pero la verdad que pese a no ser una persona que me gusten estas andanzas, cada día estoy con más ganas de que llegué el día que nos tengamos que poner a caminar esos 53 kms entre 4560 y 5630 metros de altitud, en el pico del Drölma-la Pass. Serán tres días (dos noches) de kora en el monte sagrado, que espero me ayuden a sentir y vibrar como lo hacen todos los peregrinos del mundo que vienen hacia él. 

Anoche el guesthouse tibetano en que nos quedamos no tenía agua caliente, así que en esa noche fría dí gracias por tener un baño en la habitación y me duché en fases, por momentos sintiendo dormidera en la cabeza de tan fría que estaba el agua. Pero que confortable acostarse calentito y limpio luego de tanto polvo del día, seguramente en deliciosas sábanas usadas por otros que no habían sido lavadas!. (A decir verdad, olían a humano! jaja). 

Ahora les escribo desde la siguiente noche, desde un poblado de casas con calles de tierra, bastante precario, con una vista espectacular de los Himalayas con sus picos nevados. Hemos cenado comida muy sana especialmente pedida para mí en una taberna china de expertas cocineras. Luego unas cervecitas a temperatura ambiente con el chófer que como a mí le gusta el alcohol, y al cuarto. Hoy me toca dar gracias porque tengo un cuarto blanco recientemente pintado para mí solo y con tres camas, sábanas blancas que están limpias, un edredón, un termo con agua caliente y una útil palangana. A partir de esta noche y hasta cruzar la frontera con Nepal, no tendremos más baño privado, y por supuesto, no existen ni existirán duchas ni agua caliente corriente en todo el hotel. En este poblado no hay duchas públicas como encontré en otro pasado. Mi compañera Doris hoy se cuestionó por qué tomó la decisión de hacer este viaje, al que yo decidí unirme, aún sin conocerla. Creo que estaba con un poco de bronca de sí misma, y se emocionó, así que le di todo mi optimismo, comprensión y apoyo para ayudarla a salir de ese momento. Claro, la comprendo… para una chica acostumbrada como yo a vivir en sitios confortables y fuera de China, un país verdaderamente atrasado en su cultura en relación al cuidado higiénico y medioambiental, esta experiencia en la que nos hemos zambullido los dos comienza a darnos algunas sacudidas al sacarnos de nuestro círculo de confort (CF). Y creo que el imaginar lo que aún nos queda por delante nos da hasta un poco de sensación de inseguridad. Pero bueno, como dije antes, confieso que estoy absolutamente encantado de lo que estoy viviendo y lo que estoy aprendiendo, aún fuera de mí CF!. Como estoy convencido que todas las dificultades que nos tocan vivir son para aprender, intento siempre buscar esa enseñanza y me observo a mí mismo para no desviarme de ese objetivo. Sonrisa en boca, me resta documentar aquí como son los baños comunes del hotel, sin ningún tipo de agua corriente, y que constan de dos agujeros en el cemento elevado donde todo lo que sale cae y se acumula abajo de la planchada. Por supuesto, al mirar por el espacioso agujero se divisa claramente la montaña de desechos tal como si fueran los castillos de arena que solíamos hacer con arena al borde del mar. Interesante sistema, no hay que limpiarlo, es a base de acumulación y ¨laissez passer laissez faire¨!!. En la utilitaria palangana coloqué un poco de agua caliente, un poco de agua fría de un bidón que me dejaron en el pasillo para compartir con otros cuartos, y al estilo campestre, me trapié!. Como dije anteriormente, no hay como acostarse limpio y calentito en una noche lluviosa y fría frente a los Himalayas!. Good night!.

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Desayunamos ¨pah¨, una mezcla que los locales preparan con la mano a base de cebada, azúcar, queso deshidratado y té con manteca. Hacen una pasta y lo comen acompañándolo de té con manteca de yak. No parece muy tentador a los ojos de un extranjero, pero ¨a falta de pan buenas son las tortas¨!. Traigo conmigo sobrecitos de Nescafé que por suerte se me ocurrió comprar en el único sitio que los ví en Lhasa, y ayudan a que el desayuno se transforme en una relectura de la tradición tibetana!. 

Continuamos hacia el oeste rodeados de más picos nevados del Himalaya, por una carretera que hace apenas dos años fue asfaltada, lo cual facilita el acceso a esta región remota. Pocos coches, por momentos parece que estamos solos o con los pocos grupos de tibetanos nómades que vamos dejando por el camino. Estos nómades, van cuidando su ganado, yaks, vacunos, ovejas, cabras, y ocaasionalmente algunos pocos caballos. Vemos algunos animales salvajes, pequeños ciervos, burros, y poco más. Nos movemos a más de 4700 metros promedio, y se siente en cualquier esfuerzo que realizo.

  

  

Llegamos hasta el también sagrado Lago Manasarovar (para los hindúes), o Mapham Yum-tso (para los tibetanos); aguas de color azul zafiro intenso que con los picos de nieve de las montañas que nos rodean, forman un paisaje inmensamente puro y maravilloso, aún en estas tierras un tanto inóspitas.  Casi enseguida, divisamos el tan esperado Monte Kailash!. Cubierto de nieve, y en forma de pirámide es fácilmente reconocible e impresionante. 

  

  

Pero este no será nuestro destino hasta dentro de dos días, así que seguimos aún hasta el punto más al oeste del Tibet, para pasar la noche en un poblado muy rústico llamado Tsaparang casi en la frontera con la India, del otro lado de los Himalayas (al otro lado la ciudad de Dharamsala). En el camino, pasamos por un nuevo paisaje que me deja absolutamente sorprendido, que lo llaman Tsa Earth Forest. Una zona montañosa pero muy arcillosa, sin vegetación, colores grises y arenosos. No parece el Tibet que veníamos conociendo, se parece más al Yellowstone Park americano!. Aumenta la temperatura porque hemos descendido a casi 3400 mts y es muy notorio para mejorar mi respiración frente a cada esfuerzo.

  

  

 

Antes de llegar al destino final, visitamos el pueblo de Zanda, donde debemos apersonarnos (como ya es habitual) en la policía para obtener el sello de control que nos habilite a quedarnos en la zona. En este pueblo visitamos el monasterio Toting, que a diferencia de todos los que había visto hasta ahora, nunca fue restaurado luego de su nefasta destrucción durante la Revolución Cultural durante el gobierno de Mao en las décadas de los 60´s y parte de los 70´s. Fue buena la experiencia para ver como durante ese período destruían y arrasaban con todo lo que podía ser una amenaza para el gobierno comunista. Una época caracterizada por la violencia y la destrucción en toda China. Aún los restos del monasterio y sus templos dejan imaginar su grandeza y belleza; las paredes pintadas al estilo hinduista de Kashmir, con las figuras budistas mucho más estilizadas que el resto de los templos tibetanos, trazos finos y llenos de detalles, colores rojos y dorados intensos. Hoy todo es ruina y recuerdos. Los pocos monjes que nos reciben tienen una zona muy menor donde viven y rezan. 

  

Esta noche me toca dar gracias por la ducha caliente que tiene esta posada donde nos quedamos. Obviamente, baño comunitario, cuartos comunitarios, pero estamos en una casa de familia que tiene 4 cuartos grandes llenos de camas y dos baños ¨semi western style¨con agua corriente y una ducha caliente. Qué oasis!!. El baño tiene puerta, la ducha funciona, la dueña de casa cocina y nos atiende con dedicación y esmero. Hay muchos chinos con quienes compartiremos la noche. Mientras escribo, a menos de un metro a mi siniestra, una china muy femenina de presencia, que esta tarde la vi poniéndose una máscara facial para limpieza de cutis. ¨No todo lo que brilla es oro¨, dice el dicho… acaba de escupir tres veces en el suelo mientras charla con su amiga, y no se ha inmutado sabiendo que nos separan escasos espacios… y yo estoy de chanclas… suerte que no he sentido ninguna ¨lluvia¨en mi pie!. Qué chinos sucios; no dejan de sorprenderme. Lo peor es que no creo que para ellos sea algo fuera de lo comun, y menos una falta de respeto. Es parte de su cultura, y callo por ello. Pero cada día tengo más ganas de salir ya de su país. Me voy a dormir, la china volvió a escupir!. Buenos noches!. 

 

Tibet TAR (Tibetan Autonomic Region) – Lhasa

TREN XINING – LHASA.

31 de Julio. 17 hs

Escribo desde la ruta de tren más alta del mundo, llamado Qinhai – Tibet Railway. Orgullo de los chinos, y sin duda alguna una obra de difícil construcción, ya sea por las condiciones climáticas (hasta -20 grados), la gran altura (falta de oxígeno) y lo inóspito de esta región. He embarcado en la ciudad de Xining, al norte de China. Luego de varias experiencias con nuevos y estrictos controles de documentación para extranjeros y tibetanos, así como un trato especialmente impetuoso por los agentes de policía que aparentemente controlan y trabajan en las empresas de transporte y comunicación, me encuentro a bordo en una jornada que llevará 24 horas de viaje hasta la ciudad de Lhasa. Así es, y para ello opté por el viaje supuestamente más confortable en una de las tres clases disponibles, y viajo en un camarote con otras tres personas, a mi lado y frente a mí en este preciso momento, obviamente compañeros de ruta chinos. Una madre con su hija que llevan ya 2 días en el tren viajando desde la costa este, y un joven que dormirá en la litera sobre la mía, que viaja solo desde hace casi un día. Camas de buen ancho para ser un tren. Me he aprovisionado de bastante peso en comida, fruta fresca, frutas secas, agua, leche, café en polvo, galletitas, y magdalenas. Estoy un poco cansado ya de los tradicionales noodles japo chinos…

Existen varias formas de llegar a Lhasa, capital del Tibet, situada al oeste de China, al norte de Nepal y Bhutan: por avión, por tierra o por tren. Meu amigo e pequeno mestrinho Krishna Das, me falou que o legal para chegar em Lhasa, é pegar o trem. E aqui estou seguindo seus conselhos meu querido amigo. O que acontece e que acho que a maioria dos passageiros sao chineses e nao tibetanos… Nao fui ainda ver o resto do trem, mas na estacao de Xining so distingui poucos locais e observei que tem só 4 de raca branca. Toman este tren más de 1 millón de personas, y lo que realmente consigue es dejar bien comunicado al Tibet con el resto de China.

El tren recorrerá la región del plateau por las zonas más bonitas del norte, y subiendo hasta alcanzar el paso Tanggu-la a 5072 metros de altitud. Supuestamente el tren tiene oxígeno a disposición aunque la cabina no está presurizada. En mi recorrido por Amdo he ido aumentando paulatinamente mi exposición a la altura, y así voy correctamente acostumbrándome a la falta de oxígeno. Lhasa está a ¨apenas¨ 3650 metros de altitud sobre el nivel del mar, así que unos días de tranquilidad en la ciudad antes de comenzar mi viaje con mi nueva compañera, me ayudarán a aclimatarme para luego seguir hasta el Monte Kailash, al oeste, en ascenso.

Para los extranjeros que visitamos el Tibet TAR, debemos tener contratados con una agencia de viaje local, un tour detalladamente determinado, con un guía y un conductor. Adicionalmente precisamos tener permisos especiales para turista emitidos por el gobierno y que demoran 17 días, e incluso son restrictos y cambian año a año. Hay momentos en que la región tibetana está cerrada para extranjeros, y depende del gobierno chino cuando puede ser visitada y con que requisitos.  Para los que viajamos fuera de Lhasa, precisamos otros permisos de extranjeros y permisos militares dependiendo de la zona a visitar. En mi caso, preciso de TODOS los permisos que se requieren en el Tibet!. Todos los tramita únicamente la agencia de viajes. No está permitido el turismo independiente.

 

 

31 de julio. 20.45 hs. 

Las cosas han cambiado!. Debo decir que estoy en el lujo del tren!. Han comenzado a pasar carritos con comida, todo chino obviamente, y claro que todo de pago. Ese olor a comida de avión-tren que no es muy apetecible. Luego comenzó el tránsito por los baños y los lavabos, que ya desde temprano están asquerosos. El tema de la higiene siempre ha sido un asunto importante para mí, y la verdad que en algunos países como Indonesia, y especialmente China, me tocan y bastante. Debo reconocer que en los pasados 16 días desde que estoy en China el tema es un destacado de mi día a día. Hay veces que no comprendo como pueden ser tan descuidados y mugrientos; desde los hoteles, los restaurantes, los medios de transporte, las calles, las casas de la gente, los comercios, etc. Por la calle es habitual ver como tiran la basura al suelo, ¨como si nada¨, aún habiendo baldes de residuos y papeleras. En los restaurantes a los que he ido más vale no mirar la cocina ni los baños, sino no como. Es cierto que hace unos días estoy en una zona no metropolitana, pero la experiencia en las ciudades ha sido peor. Dicho esto, aunque no he conseguido comer de maravilla como mi tío Raúl me contó, me he sentido siempre bien y hasta ahora todo funciona saludablemente. Mi dieta se ha transformado y como bastantes carbohidratos (noodles, galletitas, arroz, dumplings) y lo más posible de frutas frescas y secas. Las proteínas con los huevos cocidos en soja y vinagre, y algo de carne, que suele estar siempre acompañada de enormes cantidades de grasas, piel, vísceras, venas y no sé que más. Todo cortadito y cubierto de salsas.

Fui a caminar hasta el primer vagón del tren. Pasé un par de vagones como los que viajo, y ya los lavabos están atascados con comida. Basura acumulada en el suelo. Me encontré con el camarote de los aún aparentemente 4 europeos del tren además de quien escribe. Seguí hasta el restaurante, habían unos 10 funcionarios vestidos de uniforme sentados en las mesas, y las miradas se clavaron en mí. Comentarios, seguramente preguntándose hacia donde iba este extranjero o en que compartimiento estaba. Seguí mi camino de nuevo ¨como si nada¨. Pasé a la clase de únicamente asientos… bueno, asientos triples enfrentados de cada lado, total 6 personas frente a 6 personas, sin cama, no reclinable. Dejo que la imaginación del lector vuele e imagine los olores, los calores, la basura, ¨el caos en el orden¨!. Aquí viaja gente principalmente joven, bastantes tibetanos, y demás chinos. Continué luego de pasar 5 vagones repletos, en cada punta baños atascados y lavabos indescriptibles. Me topé con la clase intermedia, compartimientos abiertos de 6 literas cada una, bastante estrechas, con poco espacio, pero digamos que dignas.

Al regresar decidí proceder con la higiene bucal previa al sueño. De la muestra de lavabos escogí uno vacío con 3 piletas. Al minuto, un Sr. musulmán (chino musulmán se los llama Hui) comenzó a lavarse la cara, sonarse la nariz, escupir, y posteriormente a lavarse los pies en la pileta. Yo seguía en mi proceso de dientes. Enseguida, una Sra. Han (como se los llama a la mayoría de los chinos) con sus potes y vasos a lavar la loza en la pileta sobrante. En fin, hermosa experiencia cultural en medio de la higiene de un detallista!. 

A dormir!. Mañana más historias del tren!. 

 

1 de agosto. 09.15 hs. 

Una noche de sueño directo, casi 9 horas, no está nada mal para el ambiente!. Compartimos el camarote muy respetuosamente con mis amigas y amigo chino, a quien caaaaaaasi lo invito a dejar los zapatos fuera, del pestazo a pata que tenía. Pero decidí callar, y tomarlo como parte de la experiencia. Aumenté el A/C y con los super edredones que nos proporcionan, me metí en mi iglú!. 

La mañana comenzó a las 7 am con mis amigos preparando sus sopas, comiendo huevos y pepinos. Intenté dormir más en el iglú tan confortable y a las 8 am despejé mi cama que sirve de sillón para todos. Desayuno café con leche en polvo con agua hirviendo siempre disponible, costumbre china para sus tés y sopas. Nadie bebe café.

Durante la noche pasamos los picos más altos del viaje de hasta 5072 mts y ahora ya en la región tibetana comenzamos el descenso. Se siente una dificultad al respirar, una sensación de agotamiento por poco esfuerzo. El paisaje sigue siendo hermoso: el plateau tibetano es bien verde con montañas y elevaciones. Un sol fuertísimo y un cielo azul intenso. Manadas de yaks (típica especie de vacuno tibetano con pelos largos), ovejas, cabras con cuernos que parecen pequeños ciervos. A lo lejos carpas de tibetanos nómades que cuidan de sus animales. Recorremos una zona de lagos de aguas cristalinas, sagrados para los tibetanos y considerados sitios de peregrinación. A lo largo de la vía muchas veces cercada, se ven carpas militares con la bandera de China y militares en motos, así como un militar haciendo su rígido saludo en cada punto parada.

 

1 de agosto. 13.40 hs. 

Nos acercamos a Lhasa. Los niños de dos compartimientos vecinos no paran de sonreirme y decirme ¨Hello¨, como muchos otros niños que he conocido en el camino. Los chinos aprenden inglés en la escuela desde los 8 años, pero es claro que la educación está básicamente basada en lectura y escritura y no en hablarlo.

La mañana la he dedicado a leer y completar partes de los blogs anteriores. La verdad que mis compañeros de camarote han sido excelentes embajadores de su cultura, hemos jugado a las cartas (no sé como se llama el juego, pero he aprendido!), me han convidado con vitamina C y manzana, y he pedido a mi vecino que haga de gestor e interlocutor en la compra de agua!. 

Los paisajes han seguido similares; ese plateau interminable de pastos verdes y cortos, animales que parecen tener todo el territorio a disposición. Comenzamos a ver más asentamientos y pueblitos, así como casas aisladas. En ambos casos, las casas tienen un mástil con las banderitas de colores tibetanas y muchas otras con la bandera china, incluso algunos casos con ambas. 

El viaje no me ha resultado pesado, aunque ya mi cuerpo pide un cambio de hábitat!. Me quedo con la experiencia de un viaje diferente, en el cual aún desde mi iglú de máximo confort, he aprendido a convivir en un ambiente local chino. 

 

2 de agosto, Tibetan birthday!. 

Desde que comencé a soñar y planificar este viaje, el primer destino que me marqué fue donde pasaría mi cumpleaños. Y siempre fue Lhasa ese punto sobre el que articulé mis tiempos de viaje, mis destinos. Y aquí estoy, en Lhasa, un sitio tan emblemático y sagrado, tan lleno de energías contrapuestas, de naturaleza infinita. 

Es la primera vez que he pasado un cumpleaños sin familia o rodeado de los amigos de siempre. Es la primera vez que he pasado un día tan intenso donde inesperadamente y en minutos, los desconocidos se transforman en mi familia y en mis amigos. Es la primera vez que cosas y situaciones tan simples me emocionan tanto, me hacen sonreir, me hacen sentir tan vivo. 

Por la mañana, la primera emoción del día. Me tocaron la puerta de la habitación con una inesperada sorpresa: una tarta de cumpleaños, una postal escrita y unas velas en forma de flor. Los miembros del hotel donde me hospedo me deseaban ¨Many many happy returns of the day, may your life be full of happiness!¨. Les pedí que quería compartir con ellos ese presente, y quedamos para las 5 de la tarde. 

Quise que este día fuese para pasarlo en paz, sin máquina de fotos, sin tiempos, sin obligaciones. Hacer Kora (para los budistas tibetanos significa hacer un peregrinaje en sentido horario alrededor de los sitios u objetos sagrados, rezando, meditando y repitiendo mantras, con el ¨mala¨ en mano (especie de rosario con 108 cuentas)) por las calles y templos de Lhasa, siguiendo a los locales e intentando sentir dejándome llevar por la energía de su gente, de sus sitios sagrados, coloridos y llenos de pura luz. Un día de sol intenso que quema y brilla en el cielo despejado y azul.

Al regresar al hotel, me esperaba un grupo de sonrientes locales, algunos tímidos, otros más espontáneos. En el jardín, 4 ingleses, una pareja y su hija que viajan por el mundo como yo, que la noche anterior sin conocerme me invitaron a cenar en su mesa. Al otro lado, 5 chinos jugando cartas y fumando. Nunca me ha costado poner una sonrisa y conseguir formar grupos donde sólo hay extraños, y como este era mi momento, para este leonino fue absolutamente natural transformar el mismo en una fiestita de cumpleaños!. Me cantaron en tibetano, en inglés, en mandarín. Siguiendo la tradición tibetana, me pusieron uno a uno un Khatak en el cuello que luego algunos anudaron diciendo Tashi Delek (buena suerte). Esta bufanda de seda blanca se utiliza en momentos especiales (bienvenidas, ceremonias, nacimientos, aniversarios, etc) y simboliza el puro corazón de quien lo entrega, buena suerte y fortuna. Gorrito chino que no pude impedir y fotos, obviamente a los chinos les encanta, y con la ayuda de mi amiguita inglesa que me obsequió una carta ¨Dama de corazones¨, soplamos velas!. 

 

 

 

  

Por la tarde y luego de tan espontáneo y feliz festejo, recibí emails, mensajes y llamados de mi querida familia y amigos. 

Por la noche, ya tarde, decidí que un cumpleaños no podía acabar con una dieta de manzana y pan, así que me fui al restaurante Namasté, de cocina nepalí, india y local. Estaban cerrando la cocina, eran las 22 hs, pero con una sonrisa fácilmente conseguí que me asignaran una mesa. Egg curry, nan, spinach sautée y Lhasa beer!. No pasaron tres minutos que tenía sentados en mi mesa a dos jóvenes tibetanos que trabajan en el restaurante, ávidos de hablar inglés y comunicarse espontáneamente con este extranjero. Luego de las clásicas preguntas introductorias ¨where are you from¨, ¨what is your name¨, ¨where are you staying¨, el diálogo se transformó en una conversación de amigos de siempre, risas, experiencias, sinceridades. Al acabar de cenar, un trozo de tarta de chocolate con velas de los cuatro colores de las banderas tibetanas, un nuevo Khatak, y el resto del personal del restaurante a mi alrededor cantando nuevamente el HB local.  

Decidí quedarme y hacer compañía a todo el personal en su cena, los típicos tibetan noodles con carne de yak y vegetales, acompañados de más risas y muchas preguntas.

Ya tarde regresé caminando al hotel con mi Khatak blanco al cuello, recibiendo sonrisas y Tashi Delek de los pocos transeúntes que quedaban. Evidentemente reconocían a un extranjero que por algún motivo había sido localmente agasajado.

¿Qué más puedo pedir para este aniversario?. Fueron muchas las emociones que conseguí vivir intensamente; inmensos regalos de cariño y sonrisas de extraños que consiguieron hacerme sentir en casa aún del otro lado del mundo. Mensajes y charla con mi familia y amigos de varios continentes que me dieron todo el cariño y amor que nos une. Un día de cumpleaños que difícilmente jamás podré olvidar.

 

LHASA, días de ciudad

Los días que siguieron a mi aniversario los pasé en Lhasa, aprovechando la oportunidad para aclimatarme a la altura como debe ser, de a poco. Lhasa está a 3640 mts y en los próximos días camino al Monte Kailash pasaré varias veces por pasos de más de 5000 mts. Una vez en el Kailash, donde haré un trecking de 3 días, la altura asciende a más de 5500 mts y eso tendré que hacerlo caminando, con mochila en la espalda, y vaya saber como se porta el tiempo. Así que me tomo muy en serio el tema de la adaptación a la altura; de hecho cada día que pasa me siento más normal al respirar, me falta menos el aire. Sin embargo, cualquier esfuerzo físico brusco, me recuerda que no estoy al nivel del mar!.

He caminado bastante para conocer esta ciudad emblemática. Lhasa es una ciudad pequeña de menos de 600.000 habitantes, donde hoy el 50% son tibetanos y el resto chinos, 95% han y el resto hui (musulmanes). Una ciudad rodeada de montañas que en esta época del año están bastante verdes, algunas rocosas, otras con los picos aún nevados. Estamos en pleno verano, así que las temperaturas diurnas son bastante agradables si hay sol, frescas si está nublado. Felizmente el sol brilla todos los días y quema mucho; el cielo está super azul y se percibe una claridad increible. Los colores se ven intensos y el aire huele a aire puro, da la sensación que no hay contaminación ni polución. 

La ciudad es una mezcla de culturas, de gente, de razas, de idiomas, de todo. Desde las hermosas construcciones tibetanas que aún van quedando, paredes blancas y ventanas de colores, muchos colores, madera, a las nuevas y espantosas construcciones chinas todas idénticas, frías, que intentan ir dominando la ciudad y espandiéndola hacia fuera y hacia arriba. Afortunadamente aún son pocos los edificios altísimos que se han construído como lo hacen en todas las ciudades del país; me han contado que el centro de Lhasa está construído sobre un lago y por ello no pueden escavar para poner muchos cimientos. 

  

    

La gente en el barrio tibetano del centro de la ciudad, la zona del Templo de Jockart y Barkhor St, me hacen sentir en una tierra de inmensa fé y devoción. Los tibetanos son increiblemente religiosos; rezan realizando Kora caminando alrededor de los principales templos, monasterios, incluso de la misma ciudad. Hay varios circuitos de Kora a los que asisten diariamente por la mañana temprano y por la tarde, tibetanos de todas las edades con sus vestimentas clásicas, sus malas (rosarios) y sus ¨mane¨ (especie de ruedas que contienen mantras y textos sagrados que utilizan para rezar, haciéndolas girar en sentido horario, a la vez que repiten sus mantras, el clásico OM MANI PEDME UM). Es increible ver a la gente de mayor edad, curtidos por el sol de una vida, encorvados, con sus pocos dientes, fieles a sus rezos y prostraciones (arrodillarse y acostarse en el suelo con las manos unidas en señal de adoración) frente a los sitios sagrados.

    

En esta época del año está repleto de turistas chinos (el 99,9%, el otro 0,1 los pocos ¨aliens¨ que nos dejan visitar con inmensas restricciones esta tierra). Vestidos como para el polo aún con calor, muchos de ellos tapados con tapabocas y pañuelos para evitar el sol, no paran de sacar fotos de todo lo que ven, que obviamente les resulta diferente y extraño. Y hasta irrespetuosamente!. 

  

Poco quiero escribir aquí sobre lo que veo y especialmente siento. Me duele, me da rabia, me cuesta entender el pasado, más el presente y me entristece el futuro que le espera a esta cultura. 

Los tibetanos son simpáticos, sonríen con un gesto de cariño y ternura, hoy mezclado con miedo y más. 

 

 

  

Llegó mi compañera de viaje Doris, quien me acompañará en el resto de la jornada tibetana y compartiremos nuestro guía y chófer hasta que nos dejen en la frontera con Nepal el día 18. Una ¨world traveler¨ que ya hoy me alegra tenerla como compañera en una viaje tan especial. 

  

Visitamos el Palacio Potala, el que supo ser la residenia de los Dalai Lama y sede del gobierno. Hoy es simplemente un museo que se visita parcialmente. Visitamos el Templo Jokang, uno del los principales en el budismo tibetano. 

   

    

Salimos de la ciudad y visitamos dos monasterios en las montañas, Gan Dan y Drak Yerpa en los que cada día hay menos monjes. Igualmente espectaculares, aún cuando han sido destruídos durante la Revolución Cultural y hoy reconstruidos. Para llegar a los monasterios hacemos largas caminatas y disfruto de unas vistas increibles, en una naturaleza que habla de paz y sosiego, de meditación y grandeza. En uno de ellos, y enclavados en la roca de la montaña, me encuentro con un monje de 77 años que ha pasado sus últimos 34 años alli, meditando, casi en solitario, y obviamente, su vida entera viviendo como monje en otros monasterios. Le pregunto con respeto a través de mi guía cuales son sus palabras para alguien que ha vivido una vida tan diferente a la suya. Responde que debemos separar la mente del alma, y que durante las meditaciones y rezos no debemos dejar que nos invada. Agrega que debemos aprender a compartir con los demás, y siempre ayudar a quienes nos rodean. 

 

  

  

  

El último día en Lhasa, y coincidiendo con el Shotun Festival, visitamos otros dos monasterios y lo que fue el palacio de verano del Dalai Lama. Este festival que reúne a miles y miles de tibetanos de Lhasa y de la región, es un acto más de devoción y ofrenda a Buda. En los monasterios de Drepung y Sera, despliegan inmensos Thangka de colores sobre la montaña (pinturas tradicionales tibetanas). Junto con los locales, y en impresionante muchedumbre, caminamos hasta los thangkas acompañando a los tibetanos que se acercan a orar y llevar ofrendas. 

  

 

  

En el palacio de verano, asistimos a danzas y ópera tradicionales tibetanos, rodeados de colores y ánimo de fiesta que se extenderá durante 7 días, y a la que asisten y se reúnen en familia, algunos de ellos acampando por días. 

 

Todo se vive con tranquilidad, siempre con constantes e increibles controles por parte de la fuerza del orden que se hace sentir y no escatima recursos para mostrar su dominancia y presencia. 

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P.E.:  Interesante contar como los tibetanos una vez que fallecen y abandonan el cuerpo, creen en la reencarnación. Para ello los familiares del difunto de muerte natural, llevan el cuerpo a una especie de ¨carnicero humano¨ que se encarga de cortar el cuerpo en trozos y lo entrega nuevamente a sus familiares. Estos llevarán los restos a un Sky Burial (cementerio del cielo), generalmente en la cima de una montaña, donde depositarán los mismos para que los pájaros los ¨lleven al cielo¨, y así puedan ir al Nirvana. En el caso que se den muchas muertes juntas, como los pájaros no podrán llevarse tanta carne, arrojarán los restos a los ríos para que los coman los peces. Es por ello que en la dieta tibetana no se come casi pescado. El oficio de cortar los cuerpos, se transmite de generación en generación, es algo que se lleva en la sangre de padre a hijo, que desde chico aprende el oficio.

Esto parece mórbido, pero es real. También me han dicho que hay sitios donde lo han prohibido, aunque dudo que puedan prohibir una tradición tan culturalmente arraigada a las creencias religiosas.

Tibet – Amdo (pueblos de Labrang y Rebkong)

La región del Tibet actual es sólo una parte de lo que fue el Tibet hasta 1950. Inicialmente constituído por tres regiones, Uitseng (actual Región Tibetana Autonómica), Amdo (actual Qinghai, Gansu y Sichuan) y Kam (actual Sichuan y Yunnan). 6 millones de tibetanos aún ocupan el alto plateau, hablan tibetano y diferentes dialectos, y practican su religión conocida como Budismo tántrico o Tibetano. Básicamente es más místico que otras formas de Budismo, practican posturas rituales (mudras), repiten frases sagradas (mantras), arte sagrado (yantras) y rituales secretos de iniciación. Creen en la reencarnación  de sus lamas. 

UN POCO DE HISTORIA

Si pensamos en la historia de lo que fue este país, hoy políticamente parte de China, quizás podemos comprender alguna parte de lo que pasa en el presente y de lo que eventualmente podrá pasar en el futuro. En el siglo VII AD el imperio tibetano gozaba de importante fortaleza y llegaron a conquistar gran parte de territorios chinos del norte y tener el control de la conocida ruta de la seda. Ocupaban Nepal, Bhutan y hasta una pequeña parte de India. Tenían un ejército muy poderoso y conquistador. 

A partir del año 842 la región se fue quebrando en feudos, que con la creciente influencia del Budismo que venía desde la India aseguraría que los tibetanos nunca jamás saldrían de su alto plateau. En aquel momento se mezclaron los rituales de las creencias tibetanas indígenas pre-Budistas, conocidas como Bön. Hoy por ejemplo se mantienen costumbres Bön y se colocan banderas de los cuatro colores con mantras, circuitos de peregrinaje y paisajes sagrados.

Desde el S XIII ya comenzaron a mezclarse la política y la religión, y desde ese entonces se le llamó Dalai Lama a quien presidía el país. En 1950 China invadió el Tibet con la excusa de la liberación del feudalismo que vivían los tibetanos, y desde allí ha dejado de ser un país independiente. En 1959 luego de una importante revolución contra la política china de reforma de las tierras, el Dalai Lama y más de 80.000 destacados tibetanos, emigraron a la India, a Dharamsala en el norte, y hasta hoy desde allí representan al gobierno desde el exilio. 

Aunque la lucha por la independencia se ha transformado más en una lucha pacífica por la autonomía poco conquistada, el décimo catorce Dalai Lama contínua sus esfuerzos para mantener a un Tibet unido, y sigue siendo considerado y adorado como el líder de su pueblo. Aunque exista simpatía internacional por los tibetanos y su cultura, quizás poco sea el interés de la comunidad internacional por sobreponerla ante los intereses económicos que hoy implica la relación con la poderosa China. 

Los chinos han invertido en obras de infraestructura y desarrollo, escuelas, hospitales, imparables construcciones y transformación de sus ciudades en edificios y edificios que invaden la vista, tal como en cualquier otra ciudad de su extenso país. Esto también ha desplazado a muchos tibetanos de sus ciudades, o de a poco, los ha ido transformando en nuevos chinos.

Mayor control y presencia militar, limitaciones de expresión religiosa y un status secundario a los locales es parte de lo que aún intenta resisitir el pueblo tibetano. Un pueblo básicamente Budista, colmado de monasterios y templos llenos de monjes que dedican su vida a la meditación y a rezar siguiendo las enseñanzas de Budha.

 

ACLIMATÁNDOME AL TIBET.

Por ahora, les cuento que he visitado la región de Amdo, al este de la región tibetana autónoma. Hoy esta región está fuera del llamado Tibet, y pertenece a tres provincias chinas llamadas Qinghai, Gansu y Sichuan. 

Un encuentro con una nueva cultura, en una mezcla involuntaria aunque inevitable de chinos y tibetanos.

Estoy viajando con un guía local que me facilita mucho la comunicación y la comprensión de la realidad cultural actual de los tibetanos. He estado en varios monasterios y en un festival aquí en el pueblo de Rebckong (pueblo en China implica MUCHA gente!), muy interesante, rodeado siempre de naturaleza montañosa. 

En mis próximos días viajaré al norte, a Xining, y desde allí tomaré un tren que durante 24 horas de viaje me llevará a la región del Tibet actual, ciudad de Lhasa. Llegaré allí el 1/8 y luego de un par de días de descanso solo, me juntaré con una chica de Singapur, Doris, mi nueva compañera de viaje. Con ella pasaremos casi 20 días viajando por el Tibet con un guía y un chófer en un 4×4, visitaremos muchos pueblos y monasterios, festivales, intentaremos caminar en el Monte Kailash al oeste, y seguiremos hasta la frontera del Tibet con Nepal el 18/8.

El acceso a internet en los últimos días por esta zona es limitado, y lo será aún más cuando larguemos hacia el oeste. 

 

Haciendo Kora


 

Kora

  

 

 

 

 

  

  

 

  

 

 

 

 

 

 

  

Shaman recibiendo al Dios de la montaña


 

 

 

   

 

 

  

   

 

    

    

    

  

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(*) Tibetan Avalokitesvara : Bodisathva of the 11 heads and 1000 arms and eyes. The God that sees it all and helps all, incarnated as the Dalai Lama. 

China

Luego de pasar unos días en Hong Kong, sur de China, he seguido mi viaje hacia el norte. Ya había estado en China hace unos años visitando Shanghai y Beijing, y mi intención ahora es conocer el país que no conocí, la parte rural, fuera de las grandísimas ciudades (porque todas son enormes), y especialmente ver algo de la diversidad de culturas que se agrupan bajo este mapa político. 

Como ya hace 10 días que estoy en China y no he escrito nada, es como que se me olvidan las experiencias y las cosas que voy viendo y viviendo!. 

Ya les escribiré más sobre China, pero realmente me ha significado un shock importante luego de visitar Japón. La gente es tan diferente, sus costumbres, el trato impetuoso típico de su gente, el desorden en el orden, la suciedad, la falta de atención y amabilidad excesiva de los nipones a la que me había acostumbrado… Pero reconozco que es su cultura y su forma de comunicación habitual, incluso entre ellos, y por tanto sólo debo adaptarme.

Por eso de a poco he aprendido a convivir con una cultura bien particular y diferente, y a recordar lo que en otros países de este viaje de una u otra forma ya había experimentado. 

Poco sé de la historia china, pero creo que debería aprender mucho para comprender como actúan hoy. He tenido la oportunidad de conocer gente local en cada sitio que he visitado y de a poco me han ido enseñanado particularidades de la gente, de su vida, y me han explicado quizás, porque me sorprenden varias de las reacciones de su gente.

Desde Guilin al sur, viajé un poco más al norte a Xian, y luego más al noroeste a la ciudad de Lanzhou, a menos de 200 kms del último terremoto del pasado lunes. 

Desde Lanzhou he comenzado un viaje diferente por la zona de Amdo, hoy llamada con nombres de otras provincias chinas, pero que en su momento fueron parte del Tibet. 


SÓLO UN POQUITO DE HISTORIA.

China tiene tanta historia que requeriría un estudio impresionante para entender las diferentes civilizaciones y dinastías que los historiadores marcan su comienzo en el año 4000 BC!. Momentos de paz, de crecimiento, de pobreza y de guerras han sido obviamente parte de la historia china con sus mejores y no tan buenos emperadores. Por siempre grandes comerciantes, invadidos por europeos a quienes debieron entregar concesiones y colonias (Shanghai (FR), Hong Kong (UK), Macau (PT), entre otras). La dinastía Qin será la última de tantas en China, y a partir de 1912 el país tendría una República por escasos 40 años. El mapa político de China actual fue principalmente formado en el S XVIII.

China no consiguió salir de su brutal pobreza, y el más del 80% de su población en áreas rurales nunca consiguió mejorar su bienestar durante la República y la segunda guerra mundial. Opositores comunistas lucharon por años hasta que en 1949 Mao Zedong proclamó el fin de la misma y la formación del PRC. Su deseo de controlar ideológicamente a la población se consolidó hasta formar por primera vez un país con un único e fuerte gobierno central. Durante su gobierno, la revolución cultural desde 1966 para neutralizar la posible economización y deseo de los jóvenes por crecer con un espíritu revolucionario llevó a importantes medidas de censura que duraron hasta 1969.

Con la muerte de Mao en 1976 su sucesor comienza a realizar paulatinas reformas de apertura a su rígido sistema, mejorando y promoviendo la participación comercial de los productores rurales y la formación de cooperativas. A partir de allí y hasta la actualidad, China ha intentado una apertura económica y cultural controlada para modernizar su sistema político y adaptarlo, aunque limitadamente, al mundo de hoy.

Aunque China sigue siendo un régimen comunista, algunos los son, la mayoría no. Los jóvenes con los que hablado manifiestan sus deseos de viajar libremente fuera del país, evolucionar económicamente e integrarse cada día más al mundo occidental…


CHINA HOY.

Uno de los países más poblados del mundo, con 1.34 billones de personas, de los cuales casi 800 millones son trabajadores activos. Hoy es la segunda mayor economía mundial y no para de crecer explosivamente, aún con cierta ralentización y baja de exportaciones. Los chinos tienen participaciones de deuda de los principales estados occidentales y en la mayoría de las empresas de infraestructura y multinacionales, a la vez que son dueños de muchas compañias de extracción de minerales en Africa. Militarmente superpoderosos, aumentan su presupuesto año tras año en defensa y principalmente en su obsesión por seguridad nacional. 

Al igual que en el resto de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China), la riqueza está desigualmente distribuída, y se da la absurda polarización de clases con una clase alta enormemente rica, y en aumento. Crecimiento de la clase media con un incentivo en el consumo, pero que todavía no logra gastar y ahorra para cubrir las enormes insuficiencias del sistema de seguridad social.

China está compuesta por una mezcla de culturas y etnias (más de 56), aunque su mayoría, el 92%, son los llamados Han (los que conocemos e identificamso mayormente como chinos). Dentro de este grupo también existen diferencias y dialectos. El otro 8% de la población está compuesto por las otras 55 etnias, que se agrupan en el norte, oeste y suroeste del país. 

El 70% de los chinos son ateos, más del 20% son Budistas (Budismo llegó desde India en el 100 BC), y el resto se reparte entre minorías cristianas, taoistas y musulmanas.

Hasta el día hoy, los chinos Han sólo pueden tener un hijo, o solamente dos en el caso que los dos padres sean únicos hijos (pueden tener un segundo si nace fuera de China). Las otras etnias minoritarias no tienen esta restricción. En el caso de las familias rurales Han sólo pueden tener uno si el primer hijo es mujer. Los nacidos fuera de esta restricción no cuentan con el apoyo del gobierno para educación y seguridad social, y las familias están sujetas a impuestos mayores y multas. Aunque oficialmente no está promovido el aborto, los padres intentan asegurarse y reasegurarse de que su hijo será varón, ya que existen alegaciones de coerción para mantener los estándares de población controlados. El resultado de esta política lleva a que al día de hoy nazcan 18% más varones que mujeres, estimándose que si se sigue así, alrededor de 2020 35 millones de varones no consigan casarse (!)…

 

GUILIN

Siguiendo los consejos de Raúl, me fui hasta Guilin, una ciudad al sur de China, desde donde tuve la oportunidad de conocer maravillosa naturaleza y enclaves de montañas, conocer algo de su culinaria, de su gente. Lagos, pagodas, paisajes increibles. Un té especial, unos noodles de arroz típicos, y un calor bastante fuerte!. Una clase de práctica y filosofía de Tai Chi y una bicicleteada en medio de la naturaleza increíble!. 

Asistí a un espectáculo maravilloso  y colosal en un enclave de montañas y lagos, con más de 300 personas en escena, luces y colores, música… todo coordinado por quien organizó los juegos de Beijing. Allí viví una situación muy particular y difícil de entender, donde los espectadores chinos, hablan por celular durante el espectáculo, gritan, caminan, comen patas de gallina como popcorn, y se levantan 15 o 20 minutos antes de que el espectáculo finalice, y empiezan a irse. No hay aplausos, y cuando el show acaba, más de la mitad ya se ha ido. Imaginen lo que implica que miles de personas empiecen a pararse y caminar sin dejar ver, gritos, y los actores aún en su culminación artística!. Mucha bronca, y mucho más impotencia por no entender POR QUE tal falta de respeto hacia los espectadores y hacia los mismos actores. Especialmente en una obra colosal y única, que difícilmente creo que exista en esta magnitud y belleza en el mundo. 

Quizás aprendiendo que los chinos han estado acostumbrados a correr, a escapar, a no quedarse sin comida… Vivencias que los chinos de hoy han pasado en los últimos 50 o 60 años, en un país pobre, muy pobre, (y otros etc que hoy prefiero no especificar aquí ya que este  blog está parcialmente censurado en China) y que hoy está cambiando rápidamente. Quizás ese miedo al que hoy no se exponen los hace moverse, salir, correr, con miedo a no quedarse son asiento en el bus, de quedarse paar el final, no lo sé… Quizás hayan otras explicaciones…

 

 

 

XIAN

Visité esta ciudad para ver los famosos mausoleos de variso emperadores, y especialmente los famosos Guerreros de terracota del Emperador Qin Shihuang de la dinastía Qin (221 BC). Sin duda una obra maravillosa e impresionante, aún sin siquiera estar totalmente descubierta, porque no han conseguido escavar más que un tercio del total de guerreros que se esconden bajo tierra, y que formaban el ejército del Emperador. Estas estatuas de barro terracota, fueron construídas cuando el Emperador aún era jóven. En aquel entonces creían que luego de la muerte irían a otras vidas, y para ellos precisaban ser enterrados con sus protecciones, sus riquezas, etc. Este Emperador mandó construir más de 6000 figuras con la forma de su ejército, sus caballos, sus carruajes, y todo con un detalle impresionante que me ha dejado deslumbrado. Dejar volar la imaginación a tanto tiempo atrás, y ver una obra tan grandiosa, sin duda deja de boca abierta a cualqueira. 

Qué calor pasé, y cuánta gente!!!!!. Los chinos van a Xian a pasar sus días de vacaciones, y nada en China es pequeño. Todo es en grande, y especialmente la inmensidad de personas que se mueve en masas, gritando, empujando, sin una sonrisa espontánea, ni un gracias, ni un perdón!. A las ¨pechadas¨como decimso en Uruguay!!. 

En fin, es parte de la cultura que estoy viviendo y que tiene muchísimas cosas de las que puedo aprender.