Tailandia – Al sur: Koh Phi Phi y Koh Lanta

DESCUBRIENDO EL TURQUESA MAR DE ANDAMÁN.

La despedida de Tailandia y de mi viaje por Asia no podría haber sido más pintoresca y llena de colores y comfort como lo fue!. Decidimos viajar al sur del país y descubrir algunas de sus islas maravillosas en el Mar de Andamán, en la costa oeste. Paisajes repletos de colores de atardeceres sobre el mar azul y turquesa, islas e islotes que sobresalen formando enclaves increibles con calitas de playas paradisíacas, abundancia y vida marina que ofrece deliciosos platos de pescados y mariscos que se transforman en un ¨must¨ difíciles de evitar. Barcos, buceo, snorkling y mucha paz que sin duda supimos encontrar aún en sitios que podían estar también muy concurridos. 

Viajamos hasta la ciudad de Krabi y desde allí en barco a la isla de Phi Phi. Una isla conocida por su belleza rocosa y una película de Leonardo Di Caprio, aunque muy turistizada. Recorrimos la misma en un día de lancha, aprovechando a darnos unos baños maravillosas en aguas cálidas, hacer snorkling y reir. Qué mejor?. 

El atardecer lo vimos en medio del mar; nuestra lancha paró y apagó los motores, pero como estábamos en un sitio supuestamente con tiburones y muy profundo, no nos invitaron a bañarnos. No pude evitar salirme del grupo y conseguí la autorización para zambullirme y desde el mar, flotando, contemplar un maravilloso atardecer de naranjas, rojos y amarillos. Me acordé de mi Padre a quien dediqué este baño de casi 10 minutos, sin duda único, guardado en mi retina e inspirador de momentos de paz. 

De Phi Phi nos fuimos a la isla de Lanta, donde nos esperaba un increible resort apartado del ruido, sobre la playa tranquila del sur de la isla, que prometía y apostaba a ser el sitio de relax, comunión y despedida con Tailandia, Asia, y mi viaje. 

Sin duda alguna nuestra estadía en el Pimalai fue memorable. Aproveché para bucear y también despedirme de la fauna y flora marina que conocí en los diferentes destinos azules que tuve oportunidad de visitar durante el viaje. Naturaleza marina que sin duda alguna me mostró lo que hasta ahora no había conocido; peces y colores, temperaturas del agua, plantas y silencios que me invitaron a reflexionar.

Yo buceando en las cavernas de Koh Haa

No nos faltó oportunidad para despedirnos de la comida tailandesa y de la amabilidad llena de confusión de los isleños, que aún con su tradicional saludo cordial de manos junto al pecho, muchas veces logró crearnos situaciones que acabaron en carcajadas. 

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