Camboya – La gente de Angkor

Conocer y visitar Angkor fue realmente maravilloso. Lógicamente, siempre es bueno deambular con la fantasía a flor de piel para conseguir imaginar la grandeza de aquella época y la vida de quienes lo habitaban. 

Reyes, nobles, religiosos, trabajadores, guerreros, soldados, bailarinas, artistas y pobladores, todos ellos y muchos otros más formaban parte de la vida de estos edificios de los que hoy sólo vemos ¨piedras¨e imaginamos formas. Aún asi grandioso y sin duda alguna digno de ser considerado una maravilla del mundo. 

 

 

Procesiones y fiestas en la zona de templos, escenarios muchas veces conmovedores. 

 

 

 

Actualmente Angkor está lleno de turistas, guías y vendedores ambulantes que ofrecen todo tipo de artesanías y souvenirs. Los niños y jóvenes se acercan a vender con un tono de voz que luego de algunas horas se torna pesado. Un tono de sufrimiento, de melancolía, de tipo ¨me ayuda¨, pidiendo un dólar y negociando lo que sea. Su aproximación como la de todos en esta región es siempre educada y correcta, pero muchas veces excesiva para los que visitamos y queremos tener un encuentro histórico y de fantasía que con los ambulantes cuesta conseguir.

No faltan los ¨tuk tuks¨ que sin duda acaban siendo el mejor medio de transporte para andar por la zona y disfrutar la naturaleza escapando de los autobuses turísticos. 

 

 

 

 

 

Angkor es TODO para el orgullo camboyano, y sin duda para el orgullo de todos los que sentimos que aún fuera de nuestra tierra política, estos tesoros son parte del pasado de toda la humanidad.

 

Camboya – Angkor

Los templos de Angkor corresponden al período de la civilización Khmer de los siglos VIII a XII y coinciden con el mayor apogeo y esplendor de la misma. Angkor es una región al noroeste de Camboya que aún mantiene vivas las ruinas de decenas de templos religiosos de la época. Se calcula que llegaron a exisitir más de 1800 templos esparcidos por esta zona y que conformaron la mayor ciudad religiosa de todos los tiempos. 

 

 

 

Los templos eran construidos por los diferentes soberanos que honraban a sus Dioses, a sus familiares y generalmente a sí mismos, construyendo los mismos con el objetivo de que se transformsen en sus propios mausoleos. 

Los Khmers eran inicialmente de religión hinduista y veneraban a sus principales Dioses Brahma (el Creador), Vishnu (el que preserva) y Shiva (el que destruye). Los templos eran los únicos edificios construídos en piedra, mayormente arenisca (sandstone), ladrillos y piedras volcánicas todas extraídas de la región, algunos de ellos con techos de galerías de madera. Su forma representaba el sagrado Monte Meru y estaban generalmente orientados hacia el este (la excepción es el magnífico Angkor Wat que se orienta al oeste); sus torres o Prasad indicaban los 4 puntos cardinales y estaban rodeados de inmensas extensiones de agua que replicaban el océano. Estos eran lagos y canales artificiales que rodeaban los mismos. 

Brahma – Creador

Vishnu – Conservador

Shiva – Destructor

 

Delicadamente esculpidos y decorados con figuras que representan a los tres Dioses a la vez que a otras deidades (mayormente Devatas), bailarinas (Apsaras), serpientes protectoras de tres, cinco y sieta cabezas (Nagas), leones, elefantes, tortugas, etc. Asímismo, las paredes de las galerías de la mayoría de ellos cuentan la historia de las batallas llevadas a cabo por sus soberanos y en muchos casos escenas de la historia religiosa. Los muros y galerías generalmente exteriores de los templos eran los que podían ser visitados por el pueblo, mientras que la parte interior del mismo estaba reservado a la nobleza e incluso únicamente para los Brahmanes (religiosos). 

  

 

 

 

 

Los templos constituían el centro de las ciudades que se construían a su alrededor. Cercano al templo vivían los soberanos con sus familias, servidores y los religiosos. El pueblo vivía más alejado pero siempre en torno al mismo. El estilo arquitectónico fue variando con los años; de templos menores y muy esculpidos, hasta gigantes construcciones que intentaban demostrar la grandeza de sus soberanos. 

 

 

En el siglo XI comenzaron a adoptar la religión budista, y los templos fueron adaptados, cuando les era posible, a esta nueva religión. Ya el templo de Angkor Thom fue construido directamente para Buddha con enormes torres de 4 caras que representan al Buddha. 

 

La región de Angkor y sus ciudades está localizada cercana a la actual ciudad de Siem Reap, cercana al principal lago del país, Tonlé Sap. En el sigllo XII y con la amenaza constante de los belicosos siameses (thai), Angkor fue abandonada y el pueblo Khmer emigró hacia el sur, cercano a la zona de la actual Phnom Penh, para protegerse de los mismos y tener mejor acceso a las rutas comerciales. El imperio jamás volvería a ser lo que fue.

 

 

 

Para visitar los templos hay que dedicarle varios días a Angkor, especialmente en esta época que el turismo abunda. Hay templos que han sido restaurados y a los que se puede visitar fácilmente; otros se encuentran más alejados y están cubiertos por la naturaleza que los invade y destruye transformándolos en visitas más complicadas. La destrucción de los mismos se puede decir que ha sido en un 80% por causa de las guerras con los siameses que literamente acababan con los templos, y en otro 20% por causa de la vegetación que los invade y acaba dominando. Impresionantes árboles que echan sus enormes raíces sobre las piedras y van avanzando hasta hacer de las mismas parte de sí mismos. 

 

 

 

 

 

 

 

 

Camboya – ¨lo bueno, lo malo y lo detestable¨

Inicialmente planifiqué mi viaje en Camboya al igual que en la mayoría de los países del sudeste asiático. Pensé en dedicarle un mínimo de 15 días para conseguir sentir el sabor de su cultura y aprender algo de su historia. Sin embargo también planifiqué en dejar Camboya como ¨itinerario más flexible¨ para contemplar una estancia mayor en Vietnam o en Tailandia, o incluso para ajustar fechas e incluir un otro país. Finalmente eso fue lo que hice; acorté mi plan camboyano y también tailandés para incluir un regreso a Japón. De eso ya hablaré más adelante.

Lo importante que Camboya se transformó en un corto viaje de apenas ocho días en el cual decidí optar por destinos quizás más turísticos y circuitos más populares. Elegí visitar su capital, Phnom Penh, y luego escapar directamente hacia uno de los destinos más populares y aún así más interesantes del país y de la historia del sudeste asiático, Angkor, al noroeste del país, cerca de la actual ciudad de Siem Reap.

En estos pocos días y en un recorrido bastante turístico pensé que no me sería fácil comprender el perfil camboyano, su gente, su pasado y su presente. Sin embargo escribo convencido que me llevo un intensivo de su espectacular y cruda historia, que sin duda alguna se refleja en las caras de cada uno de los camboyanos que conocí y con los que tuve la oportunidad de interactuar durante mi visita. Aprendí que detrás de esos vagos conocimientos que solemos tener cuando asociamos al país a la guerra de Vietnam, se esconde la historia de un imperio que llegó a ser el mayor y más importante en la historia de la región. Ese mismo imperio Khmer de los siglos VIII a XII que se desvaneció para más tarde transformarse en la historia cruel y desgarradora de uno de los genocidios más importante de la historia de la humanidad.

Camboya es un país que me ha trasmitido la grandiosidad de una civilización hoy inexistente, el dolor de su tremendo pasado reciente y la poca claridad de su futuro. Me ha costado encontrar fortalezas en su gente que parece estar inmersa dentro de una realidad que se presenta tan débil y delicada, tan aparentemente poco prometedora. 

 

 

AQUÍ MÁS QUE NUNCA, HABLEMOS DE SU HISTORIA

Ante todo, muy importante hablar de la historia de Camboya para conocer y comprender al país. Me atravería a afirmar que quienes me leen sepan lo mismo que yo del mismo, por lo cual quisiera compartir un resumen que seguramente ayudará a sentir algo de lo que yo sentí.

Siempre soy partidario de dedicar un tiempo a la lectura de algún libro que rápidamente consiga ayudarme a entender el pasado de cada uno de los países que visito. Lo escuché de un turista chino que conocí en Guilin, un señor que dejó su país y hace años que vive en Canadá. Frente a cada uno de mis comentarios sobre mis vivencias en su país, el hombre intentaba responderme con explicaciones de base histórica que me dejaban pensando y lograban suavizar mis sorpresas culturales. ¨Muchacho; para comprender al pueblo y su cultura hay que primero conocer su historia!¨, me decía y no le faltaba razón!.

Lo ¨bueno¨, lo ¨malo¨ y lo ¨detestable¨ es una forma muy simple de resumir el pasado del país. Las cosas parecían ir bien y muy bien en los primeros años, luego el apogeo del imperio de Angkor que durante más de cuatro siglos dominó sin rivales la región. A posteriori llegó lo malo; desde el siglo XIII el crecimiento de sus vecinos thais y vietnamitas se fueron comiendo el país hasta que llegaron los colonizadores franceses para ¨protegerlos¨ (textualmente!). En el siglo XX llegó lo detestable; una brutal guerra civil que desembocó en el genocidio de los Khmer Rouge durante los años 1975 a 1979, que dejaría un nuevo caos y constantes guerras y guerrillas donde el terror y la masacre se sucedieron hasta los primeros años del nuevo siglo. Hoy, dicen que Camboya está recuperándose… pero me fue muy difícil percibirlo.

La etnia conocida como Khmer siempre fue mayoría en las tierras camboyanas. En sus inicios, los antiguos Khmers eran como los romanos del sudeste asiático. Construían ciudades que conectaban a través de rutas comerciales. Los chinos los describían como feos y oscuros que andaban por allí semi desnudos… Camboya ocupaba las tierras que hoy son el sur de Vietnam, la actual Tailandia, Laos y otras tierras del norte. Como en todos sitios, un conjunto de reinos autocráticos y estados que luchaban entre sí y estratégicamente se mezclaban para alcanzar objetivos comerciales y de poder. Antiguamente, según relatos chinos, al principal reino se lo conocía con el nombre de Funan. 

Desde sus incios y hasta aproximadamente el siglo VIII los Khmers adoptaron tradiciones y veneraron deidades de la religión hinduista (Shiva y Vishnu) y sus ritos se vieron influenciados por sus emblemas, como por ejemplo la ¨linga¨ (totem fálico) que se encuentra en todos los templos de Angkor. Los Khmers eran hábiles ingenieros que conocían como irrigar sus tierras para desarrollar vastas extensiones de plantíos de arroz y otros comodities como especias y piedras preciosas que comerciaban con chinos, indios, quizás con romanos y el imperio persa.

Imperio de Angkor (VIII a XII).

Ya en el S. VIII y con bajo la influencia de hábiles reyes, el imperio Khmer tenía una extensión considerable y se encontraba bastante más unido. Siempre reconocidos por sus conocimientos hidráulicos y comerciales, los Khmers llegaron a ser el mayor imperio del sudeste asiático. 

Sus varios reyes construían templos cada vez mayores para legitimar su poder y venerar a sus Dioses, primero Vishnu, Shiva y Brahma mientras adoptaron la religión hinduista, y luego a Buddha, cuando ya en el siglo XI y XII se transformaron en budistas. 

Interesante esta foto que tomé en el museo que muestra la extensión de este imperio y en dentro del mismo, en un color menos claro, define la extensión de la Camboya actual. Vaya diferencia!. 

 

Del Imperio de Angkor podría escribir decenas de párrafos que al menos hoy llevo ¨fresco¨ en mi mente, luego de haber visitado sus ruinas y sus principales templos y construcciones durante cinco días. Rey tras Rey construía sus templos para sus Dioses, sus familiares e incluso como sus propios mausoleos para demostrar su poder y su grandeza unos sobre los otros. Los templos eran la parte principal de sus ciudades que trasladaban de un sitio a otro para legitimar su poder. 

 

Pero como todo es impermanente, también los grandes imperios decayeron y desaparecieron dando lugar a nuevas realidades. Ya en el S. XII Angkor comenzó a verse amenazado por diferentes crisis, algunas de lucha de poder internas y otras externas. Los altos gastos de muchos de sus reyes en la construcción de magníficas ciudades y el mal manejo de sus recursos hídricos, sumado a los conflictos religiosos por los cambios de religión hinduista a budista que desembocaban muchas veces en guerras civiles fueron los principales factores internos que aceleraron la caída. Sumado a esto, las amenazas externas de los belicosos thais que se fortalecían y deseaban las riquezas de sus vecinos, motivaron el abandono de Angkor y la migración de su pueblo hacia el sur, cerca de la actual Phnom Penh.

En los años siguientes estas debilidades del imperio provocaron también el desmembramiento de poder y el surgimiento de rivalidades dentro de las mismas dinastías. Unos y otros grupos acudían en búsqueda de protección y apoyo a sus voraces y cada vez más fuertes vecinos, vietnamitas y siameses (tailandeses), a los cuales les otorgaban diversas concesiones de territorio que fueron restando extensión y achicando el grandioso imperio.

Algunos se refieren a los siglos XV a XIII como la Era del Yo-Yo, en la cual los dos ¨tigres¨ se disputaban a pedazos de un lado a otro las tierras camboyanas. Incluso comentan que el destino del país consiguió mantenerse como tal especialmente durante el siglo XVIII por las preocupaciones de sus vecinos en asuntos de guerra contra los burmeses (en el caso de los thai) y de los problemas internos (en el caso de los vietnamitas).

Los franceses en Camboya.

El fin de esta canibalización camboyana por parte de sus vecinos llegó en 1863 cuando el Rey Norodom I firmó un acuerdo de protectorado con los franceses para literalmente estar protegidos y evitar un destino similar al que tuvieron los Champas del sur cuando fueron eliminados por los vietnamitas del norte. El vínculo se transformó posteriormente en una colonia que como con sus vecinos, los franceses mantuvieron incluso durante la segunda guerra mundial, aún durante la dominación japonesa.

Los territorios perdidos fueron renegociados y las fronteras con sus vecinos nuevamente definidas. La independencia de los franceses se firmó en 1954 cuando Francia finalizó el control de Indochina.

Guerras civiles, guerra de Vietnam y los Khmer Rouge.

A finales de la década de los sesenta Camboya se encontraba en medio de los problemas entre comunistas vietnamitas del norte, americanos y el surgimiento de grupos comunistas locales. Sihanouk, el que una vez fue rey y luchó para conseguir la independencia de los franceses y unificar su país, luego renunció como tal y siguió su carrera política independiente, acabando depuesto por sus rivales anticomunistas. Desde el exilio en Beijing, se unió al grupo de camboyanos revolucionarios Khmer Rouge (KR) para luchar contra el regimen de la oposición. Este fue el comienzo de lo que luego sería el movimiento KR.

La guerra de Vietnam también absorbió a los camboyanos como pasó con sus vecinos, y el país fue brutalmente bombardeado por americanos. Se lanzaron más de 500 mil toneladas de bombas, de las cuales más de 5 millones de artefactos se encuentran aún sin detonar enterradas en las tierras camboyanas ocasionando los horrendos problemas de víctimas como sucede en Laos. 

El fin de la guerra en 1975 con la rendición de Saigón coincidió también con la conquista de los KR de la capital de Camboya y el debilitamiento del regimen anticomunista opositor. Estos implementaron una de las restructuras más radicales y brutales que cualqueir sociedad pueda padecer. Su objetivo era una revolución para transformar al país en una cooperativa agraria dominada por los compesinos y así purificar a la población. Su líder principal, Pol Pot, un comunista aguerrido y asesino que sin piedad ordenó las mayores torturas a todos los opositores y ciudadanos que no estuvieran dentro de las reglas del partido. Durante casi cuatro años exterminó a más de dos millones de camboyanos y condenó a trabajos forzados al resto de la población separando las familias y censurando la religión. Hambrunas, enfermedades, epidemias, campos de concentración y supongo que atrocidades inimaginables sucedieron durante este regimen y genocidio.

Los Khmer Rouge que inicialmente apoyaron y lucharon con los vietnamitas comunistas del norte, acabaron enemigos y finalmente derrotados en 1978 por estos últimos que ocuparon el país. Aún luego de la retirada 11 años después, el país continuó con guerras civiles entre el nuevo regimen y los KR refugiados en la selva y en Tailandia. Se sucedieron varias décadas de violentos enfrentamientos y terrorismo que ni la ONU consiguió detener.

Recién en el año 2003 el país celebró sus primeras elecciones ¨democráticas¨… Por años ni la ONU ni las grandes potencias UK y US consiguieron que los Khmer Rouge no estuviesen presentes y representados en las mismas; es decir, aún luego de tan horrendo genocidio esta fuerza sigue viva y activa en la política del país. 

El Reino de Camboya, como llaman al país, tiene su monarca Norodom Sihamoni con una participación marginal en las decisiones del país. El primer ministro Hu Sen acabó de ser ¨reelecto¨y sigue gobernando el país luego de decenas de años, mediante elecciones o no, de todas formas nunca aparentemente legítimas y carentes de corrupción. El partido Cambodia´s People Party, que apoyan un comunismo moderno similar al de sus vecinos, controla la mayoría parlamentaria, todos ellos bastante cuestionables según las opiniones de las personas que conocí.

 

PHNOM PENH – CAPITAL DE CAMBOYA

LLegamos a la capital del país en lancha rápida desde Vietnam, recorriendo por más de cinco horas el río Mekong hacia el norte. Lógicamente aún persiste y se siente la rivalidad entre Camboya y sus dos países limítrofes, Vietnam y Tailandia, rezagos de las constantes conquistas y dominios que siempre han dejado al país vulnerable y marioneta de los caprichos y ambiciones de los mismos.

Camboya es un país pobre, muy pobre, de los más pobres del mundo y ¨a la cabeza¨ en su región. Con una población de aproximadamente 15 millones de personas y una tasa de crecimiento del 2% anual, de etnia principalmente Khmer, el país intenta salir de una historia reciente de conflictos atroces. La corrupción, la infraestructura, la salud y la educación son imaginables en un perfil de país como el descrito. Simplemente un dato que me llamó mucho la atención es la mortalildad infantil que tiene. Mueren 55 de cada 1000 niños que nacen (menos de 1 en Europa), principalmente por problemas de alimentación y enfermedades y carencia de asistencia médica adecuada. 

La mayoría del país es rural, y las ciudades principales se alimentan mayormente del ingreso del turismo que históricamente ha sido y sin duda continuará siendo, clave para su economía. Visitamos el país más de 3,5 millones de personas por año, claramente por el atractivo principal del país, los templos de Angkor. Estos están presentes en el orgullo de los camboyanos, lógicamente, en su dinero, en su bandera, en sus cervezas, en absolutamente TODO!. 

 

Más del 95% de los camboyanos son de etnia khmer (no se debe confundir esto con Khmer Rouge que es sólo un nombre del grupo revolucionario), le siguen la etnia vietnamita, indios y escasos musulmanos. De religión mayormente budista mahayana, similar a la practicada en Laos y Tailandia, y con una fuerte presencia animista que se refleja y se mezcla en sus costumbres y rituales, especialmente en las zonas no metropolitanas.

 

 

El sentimiento que traía desde Vietnam y de su impetuosidad y agresividad, fácilmente cambió desde la llegada al muelle de Phnom Penh. Claro que existe un abordaje a todo turista!. Somos el fruto de su principal ingreso pero aún así, el trato es siempre amable y respetuoso, mucho más tranquilo y con cierto sentido del humor. Uffffff…. respiré!.

La capital al borde del Mekong es una mezcla de arquitectura colonial francesa con innumerables templos de altos y puntiagudos techos que dan color y estilo a una ciudad que aún es baja y carece de altas construcciones. No dudo que comiencen a construirla y a llenarla de edificios modernos cuando de a poco el país consiga abrirse y flexibilizarse a las inversiones de los sedientos extranjeros!. Sucede así, siempre…

 

  

Amaneceres a las 5.30 AM frente al Mekong que desde temprano recibe en su paseo marítimo a los deportistas locales. Estos y otros transeúntes concurren a las clases de aerobics gratuitas de música estridente que se mezcla con los cantos hindúes y el llamado a la oración de las escasas mezquitas de la zona. El sol calienta fuerte desde las 6 AM, y a las 9.30 hs ya es insoportable!. Ni que decir al mediodía!.

 

 

En la ciudad visitamos el Palacio Real, magnífica construcción que entre todos sus edificios, cuenta con un templo de riquísimos tesoros y reliquias, imágenes y estatuas de Buddha en oro y diamantes, en jade, en plata, como jamás había visto. Este templo conocido como el templo de plata por su suelo cubierto de placas de ese metal, fue mantenido y salvado por los Khmer Rouge como forma de ¨demostrar su interés¨ por la cultura camboyana. Bueno, luego fue saqueado por los vietnamitas cuando conquistaron y ocuparon el país…

 

 

 

Deliciosa cerveza en un calor abrazador que en Camboya se bebe tradicionalmente con hielo y en jarras!. Parece increible, pero cuando uno se encuentra en un bar de locales no hacerlo es la excepción. Al final acabamos aceptando esta tradición que se acompaña con mariscos y otras frituras. 

Recorridos en los tradicionales tuk-tuk que son el principal medio de transporte local y de personas.

 

 

 

 

 

 

Vietnam – hacia el sur

Hue

Como dicen que el clima del sur y del norte son diferentes, nos dirijimos hacia el sur, recorriendo la costa de un país que se perfila como uno de los destinos asiáticos de mayor turismo de playas y lujo.

Visitamos Hue, una ciudad imperial de la que hoy quedan únicamente sus ruinas y vestigios de guerra. Tumbas imperiales de opulentas riquezas nos hablan de una cultura de reyes que hoy son sólo parte del pasado. Una cultura culinaria que hace honor a su historia no tardó en abrazarnos y deleitarnos, aún con el calor abrumador que de a poco fui sintiendo por ir camino hacia el Ecuador!. Desde que dejé Manila en Filipinas a principios de Junio, había transitado por zonas donde el calor aún presente, nunca tan sentido como este abrazo pesado y húmedo que comencé a sentir nuevamente en Vietnam.

 

 

 

Hoi An

De allí en un super bus a Hoi An, otra ciudad que entre los siglos XIII y XVIII fue un puerto estratégico de chinos, japoneses y europeos. Una ciudad que hoy quedó con el sello del patrimonio de humanidad de la Unesco por sus casitas estilosas y ambiente antiguo al borde de un río que crece y parece poder hundirla!. Aprovechamos para compartir nuestra experiencia albergándonos en una casa de familia que alquila cuartos (homestay), y así intentar tomarle el gusto a algo un poco más local e íntimo. Pese al optimismo de algunos de los que nos atendieron, la experiencia no pasó de ser una estadía habitual donde la convivencia con otros turistas fue el principal destaque del asunto.

 

 

 

 

 

 

Cercano a Hoi An se encuentran las ruinas de la ciudad de civilización Cham conocida como My Son, que tuvo su apogeo en el siglo VIII y supo adoptar la religión hinduista y reflejarla en su arquitectura. Visitamos las ruinas muy ruinas, y aprovechamos a comenzar a imaginarnos lo que nos espera cuando visitemos la ciudad religiosa Angkor del imperio Khmer en Camboya. 

 

 

 

Un poco de playa y un buen baño de mar de la China del sur fue el reencuentro con el clima marítimo que también ya estaba extrañando luego de meses tierra adentro!. 

El calor me llevó directamente a querer un corte de pelo y acabé en una peluquería local con jóvenes amateurs que a muy bajo coste y en menos de 10 minutos me dejaron satisfecho. Pero no acabó allí la experiencia!. Los jóvenes vietnamitas son bastante modernos dentro de su moda particular. Verlos de cabellos pintados me dio un empujón para acomplarme a su estilo y dejar atrás esos tabúes y prejuicios que llevaba dentro, así que con el empujón de Celso, decidí transformarme en ¨rubio futbolero¨!. Y la verdad que nada arrepentido!. jajaja

 

 

Nha Trang 

Seguimos hacia el sur hacia una ciudad repleta de turistas rusos llamada Nha Trang. Claro que no lo sabíamos antes de llegar, pero sus playas al estilo Río de Janeiro y su moderna infraestructura nos llamaron la atención . Nada para hacer, sólo actividades deportivas y playa. Aquí visitamos un parque acuático porque no encontrábamos mucha otra cosa más que hermosas vistas del Mar de China.

En Nha Trang aprendí una nueva lección. Aún habiendo sido advertido de los carteristas y oportunistas, actué como un novato que no parece tener experiencia alguna en viajar y vivir en países de ladronzuelos!. Me robaron una mochila donde llevaba los celulares y mi billetera, entre otras pertenencias, perdiendo así la virginidad que hasta ahora traía en el viaje!. Acostumbrado a que constantemente los vietnamitas se acerquen a los turistas en sus motos y a pie para ofrecer desde sexo, drogas, paseos, motos, comida, etc etc, dejé que un par de hombres desconocidos se acercasen en su moto mientras en la noche yo iba en bicicleta con mi mochila en el cesto delantero. Los ví venir, y mi espíritu de buen relacionamiento con los locales los dejó acercar sin miedo alguno. Con delicadeza agarraron mi mochila, y dispararon!. Me quedé mirándolos, aún habiendo podido empujarlos o incluso maniobrar para evitarlos. Confié que eran unos más de los muchos que desde que llegué a Vietnam se acercaron a mí para ofrecer impetuosamente alguna cosa. Esa confianza y esa forma de relacionamiento que hasta ahora fue mi contacto habitual me llevó ahora al conflicto!. Me sentí con bronca porque no sólo sabía de esta cultura vietnamita de oportunismo y ladronzuelos, sino que también había sido advertido de los peligros de esta ciudad costera de turistas al acecho!.

Quizás un momento para aprender a trabajar el autocontrol, el desapego material y la compasión?. Será una prueba de las enseñanzas budistas de países anteriores, ahora puestas en práctica?. Seguramente sí, nada es coincidencia, y para algo llegan las dificultades!. Así que sin agenda, sin cámara de fotos, sin celular, sin billetera, sin lentes, y sin mochila, listo para seguir adelante reemplazando estas cosas con otras. Seguramente mi tío Raúl que siempre me veía con el celular pegado a mí, sepa que me ha llegado la hora de aprender a desprenderme de los vicios de la comunicación!.

En la práctica, mis blogs de ahora en más y hasta definir el reemplazo de mi logística de fotos, carecerán de fotos!. Una tradicional cámara de fotos básica es mi herramienta para documentar los momentos que obviamente no quisiera perder de este espectacular y variado viaje. 

 

 

 

Saigón – Ho Chi Minh City

Claro que al día siguiente, como planificado, nos ¨pelamos¨ para Saigón, la que otrora fuese la capital del sur de Vietnam, hoy llamada Ho Chi Minh (HCM), en honor al primer presidente de Vietnam del Norte. 

Saigón, otra ciudad similar a Hanoi pero de aspecto mucho más colonial y ordenada, de espaciosos bulevares y una costa sobre el Mekong que consiguió colocar una rápida sonrisa en mi rostro y en mi corazón luego del ataque a mi ego!. Sol y mucho calor, y vamos que vamos!. Nos propusimos olvidar y no hablar del incidente de mi descuido en Nha Trang, y así rápidamente concentramos las fuerzas en descubrir esta ciudad magnífica llena de atracciones y ni que hablar, excelentes bares y restaurantes. 

El enjambre de motos y la casi ausencia de semáforos como en el resto del país transforma a los cruces de peatones en toda una osadía y un riesgo infinito, en el que gana el más fuerte!. Para cruzar me dí cuenta que lo más inteligente era esperar juntar un grupo de personas y de a poco ir avanzando y desafiando a los motoqueros. Aún con niños cruzando, el tránsito siempre domina sobre los débiles y desprotegidos pedestres!. 

Edificios coloniales como la ópera de Saigón enseguida nos llamaron la atención. Conseguimos entradas para dos espectáculos, uno de danza moderna y otro de tipo acrobacia y circo, ambos que acabaron gustándonos mucho, dentro de sus límites!. 

 

 

  

 

 

 

Delta del río Mekong (más fotos del viaje por el Delta en el blog siguiente)

Desde que me subí al avión de Air France en Sao Paulo rumbo a Asia llevaba en mi cabeza la visita a la región del delta en el sur de Vietnam. Había leído un artículo en la revista de la compañía que relataba la experiencia de unos franceses que durante ocho días se habían deleitado con la región y su tradicional y colorido comercio flotante. Incluso en Laos supe contenerme para no hacer paseos en el río y así volcarme de lleno en una de las regiones más atractivas y pintorescas del famoso Mekong. Y por suerte mi contención dio sus frutos!. 

Salimos de Ho Chi Minh en un tour con una treintena de jóvenes turistas, la mayoría europeos, en bus y por tres días para visitar esta zona del delta y finalizar en un barco que nos transportaría por el río hacia Camboya. Llevamos sin embargo las mayores excepciones al tour de todo el grupo!. Cambié los hoteles, extendí el mismo, mejoramos el transporte fluvial para Camboya, y así un paquete super económico de apenas USD 21 se condimentó con las recomendaciones de mis consejeros franceses de la revista de a bordo!. 

Aún con el calor y la humedad abrazadora, quedamos encantados con el paisaje del delta y sus poblados, la gran cantidad de puentes que de a poco van extinguiendo el comercio flotante de siglos, pero que aún así, mantienen sus características tradicionales en sus viviendas de barcos y vida fluvial. 

 

 

Destaco la ciudad de Can Tho, una de las principales de la región y nudo comercial de la misma, en la que disfrutamos no sólo de visitas en barco y lanchas a los mercados y poblados, sino que también nos permitió escapar del bullicio y quedar inmersos en el pasado de la colonia francesa en uno de sus clásicos y grandiosos hoteles a orillas del Mekong.

 

Un sentimiento especial…

Desde que llegué a Vietnam sentí que estaba en un país tan diferente a los anteriores visitados que me generó un sabor especial, de incertidumbre, de distancia, de cuidado y de pocas ganas de permanecer en él. Claramente reforcé ese sentimiento de que la gente de cada país es lo que realmente me hace sentir y gustar del mismo, mucho más que sus monumentos o su naturaleza. Quizás por el tiempo de mi viaje y por los constantes cambios culturales que en 15 o 20 días me hacen saltar de uno a otro, abandonar lo aprendido, y recomenzar con un nuevo estudio.

Vietnam es un país de personas que dícese ser principalmente budista. En realidad sólo menos del 20% de la población adopta una religión conocida como Tam Giao o Triple Religión. Con el transcurso de los siglos, el confucionismo, el taoísmo y el budismo se han fusionado con las creencias chinas y el antiguo animismo vietnamita para dar forma a este conjunto para mí desconocido. Un ¨budismo¨ que como todo en su cultura está influenciado por China y quizás eso también me aleje un poco más de la misma. Todo lo que veo aquí en un primer momento parece chino, aunque defiitivamente no lo es. Es vietnamita, y por cierto, muy propio. Los templos o pagodas como los llaman son escasos, casi no tienen fieles, y los monjes parecen no exisitir. Los rituales son otros, las figuras son propias del budismo chino y llenas de dragones.

 

Otra parte menor de la población es cristiana católica, entre un 8 o un 10%. No he visto más que un par de iglesias. Otra religión que aparece en menor medida es el caodaísmo, una peculiar y pintoresca secta vietnamita fundada en la década de 1920 que combina las filosofías secular y religiosa de Oriente y Occidente, y se basa en mensajes revelados a su fundador, Ngo Minh Chieu. Pero de ella poco ví y poco más aprendí más que su existencia.

Creo que esta falta de religión budista es la principal razón por la cual la gente en Vietnam es tan diferente a todos sus vecinos. El trabajo del buen kharma, que consiste en vivir actuando con buenas intenciones para mejorar y evolucionar en esta vida y hacia otras hasta llegar a la Ilumincación, es casi inexistente. La población es mucho más agresiva, menos simpática, bastante impetuosa. Se respira un sentimiento donde el dinero parece ser el motivo principal de las relaciones humanas, y quizás en este país en crecimiento, la búsqueda del enriquecimiento rápido sea lo que mueve a su gente.

Sin perjuicio de ello, siento que la imagen que me llevo de Vietnam acabó cambiando dentro de mí y en gran parte por las experiencias y vivencias desde Ho Chi Minh hasta la salida del país luego del viaje por el delta del sur. Aunque las características de su gente no variaron demasiado, luego de dos semanas me dí cuenta que mi conflicto con los vietnamitas estaba dado por un cambio radical de culturas a la que no estaba acostumbrado con los cambios en los países anteriores. Cambios que había sabido percibir cuando viajé por los países islámicos del sur del sudeste asiático, Filipinas, luego Japón, y la guinda China!. Pero que luego perdí cuando me acostumbré a una vida de sociedades budistas donde el respeto por los demás y el abordaje ajeno es brutalmente diferente.

 

Aprendí que aún creyendo que ya estaba ¨todo bajo control¨ dentro de mí, nunca lo está!. 

Aprendí que el dejar la vida de viajero en solitario para transformarla en vida compartida es un cambio que para mí fue abismal, y con el que aún sigo luchando y aprendiendo. 

Aprendí que las expectativas de que las culturas sean de una u otra forma acaban siendo totalmente opuestas cuando se viven directamente. 

Aprendí que aún no sintiéndome en total empatía con la gente de una cultura diferente, la misma es como es, y de ella también debo aprender a entenderla como tal, respetarla y saber destacarla por las grandes enseñanzas que me supo dar, incluso con sufrimiento y conflictos de mi ego. 

Entendí, y no menos importante, que apenas una frontera política y de pocos kilómetros de diferencia separa sociedades increíblemente disímiles. Acaso no imaginamos y asociamos la idea de que Asia es un conjunto de chinos y algunos otros de ojos rasgados que tienen dietas exóticas y hablan idiomas inentendibles?. Pues qué brutal y gigante error y prejuicio!. Asia es un continente de razas y culturas absolutamente diferentes unas de otras, con fronteras que separan países nada semejantes, y aún con países con subculturas tan increíblemente en conflicto entre sí, que hablar de rasgos comunes se hace bastante complicado. Quizás el arroz sea hasta ahora, el único componente que pudiera decir que los asemeja!.

Vietnam es como es, y aprendo a observarlo y aprender de su cultura como se me presenta y como ella misma se me acerca. No es el país en el que me he sentido mejor; por el contrario, me he sentido y visto muchas veces en conflicto y ansioso. No sentí esa paz que percibí en otros países, aún cuando los conflictos internos son seguramente mucho más vivos que los que hay aquí. Vietnam es un país naturalmente precioso, con una comida interesante, y una gente muy trabajadora. Me queda eso y el aprendizaje que debo poner en práctica. 

Por suerte aún me quedan muchas más!.