3 de julio 2013
Reconozco que estoy perdido… sí!. Pero perdido del blog, no perdido de mí!. Hace más de 10 días que viajo solo por Japón, y cada día me encuentro mejor. Me gusta mucho lo que vivo y lo que aprendo, me atraen las experiencias que se presentan y la gente con la que me encuentro. Siento que es fácil viajar aún como extraño, especialmente en un país que se encuentra cerrado en sí mismo.
Seguramente no consiga irme de Japón y echarle manos al blog!. Creo que es una señal de que estoy muy bien y que preciso poca terapia!. Me encantaría poder compartir aquí todo lo que he visto, vivido, experimentado y sentido. Pero seguramente sea muy difícil hacerlo. Pero intentaré al menos dejar un resumen de emociones y vivencias, intentaré dejar un itinerario de tantos sitios que acabaré visitando y conociendo.
Pero sin duda, me llevaré siempre conmigo todo lo que no he podido o querido escribir por dedicarme a otras cosas, me lo llevaré con el mejor recuerdo de un viaje único en esta cultura milenaria que me ha emocionado tanto.
Para ubicarnos muy rápidamente…
Japón, cultura milenaria. 128 millones de personas y una de las primeras potencias del mundo. Un país que se encuentra a la vanguardia de la moda, del arte, de la ingeniería, la arquitectura, de los negocios, y de muchas cosas más. Principalmente budistas. Nunca colonizados por otro imperio ni país. Guerras perdidas, bombas atómicas, país devastado, tsunamis, terremotos, que quizás nunca acabarán. En medio del Pacific Ring, junto con Filipinas, en zona geográfica crítica donde la Madre Naturaleza está siempre nerviosa y lista para expresarse.
Pero qué es realmente Japón?. Es una país que deslumbra, que deja de boca abierta incluso a viajeros que hemos conocido y vivido en varios países del mundo. Todo funciona como está previsto; todo lo que dicen que será, es; todo compromiso se cumple, todo servicio se realiza. Increiblemente planificados y organizados. Un control y una oferta de la información que jamás había vivido. Hasta conocer Japón pensaba que los suizos eran los seres más organizados y cumplidores del mundo. Jajaja… Japón, desde mi opinión, los supera, y con creces!.
Me cuesta resumir todo lo que aprendo y experimento. Si tuviera que simplemente decir que siento y pienso de Japón y su gente en pocas palabras, pondría las siguientes:
– Ordenados
– Detallistas
– Limpios y pulcros
– Honestos
– Cumplidores
– Serviciales
– Extremadamente respetuosos
– Trabajadores
– Amables
– Disciplinados
– Ahorradores
– Simples
– Solitarios
– Cerrados en su propia cultura
– Muy auto-contenidos
– Altamente autoexigentes
– Mucho miedo al fracaso
– Educados y aferrados a su cultura milenaria, a su educación
– En búsqueda de un cambio social…
Recuerdo siempre a los japoneses que viajan fuera de su país en grupos, con sus vestimentas clásicas y hasta a nuestro parecer ridículas. Uno detrás del otro y siguiendo al guía. Muchas fotos, silenciosos aunque con caras de exclamación y asombro. Quizás sea ese el japonés que conocemos fuera de Japón, y sin duda es el real. Intentaré compartir porque.
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15 de julio de 2013
Hoy día 15, como varios otros 15, es un día que toca viajar!. Luego de 32 días viajando por Japón, dejo este país e intento volver a mi blog. Me ha costado escribir, aún en este momento me cuesta, y mucho. Quizás porque no sé cómo empezar, no sé como resumir, no sé como contar todo lo que he vivido y experimentado. Porque ha sido mucho, y muy intenso. Y porque he sido egoista con quienes gustan de seguirme!. Sorry, como dicen aquí, I´m very sorry!.
El país y su cultura ciertamente me han llamado muchísimo la atención, y me han encantado. De verás, pienso que nunca estuve tan acertado en no viajar antes a Japón cuando sólo podía dedicarle unos pocos días. En este viaje, le he dado la prioridad y será el país que más tiempo visite. Sin embrago, será el blog más escueto y menos detallado. Y de nuevo, estoy contento de haberlo hecho así.
Japón ha sido una isla quizás en el total de los países de mi viaje por Asia. Un país que como decía en párrafos anteriores, lo tiene todo y puede todo, materialmente hablando. Un país que se ha contruído y reconstruído luego de guerras y desastres naturales, de los cuales aún son conscientes de que pueden volver a tenerlos con consecuencias fatales. Una historia de emperadores, samurais y tradiciones milenarias, donde el trabajo duro, la disciplina y la cadena de mando siempre han estado presentes en el día a día y han forjado su cultura y forma de ser.
Qué me llama la atención de Japón?
Me gusta ver que todo esté limpio, sin un papel tirado, de hecho no hay recipientes para basura en la vía pública. Al principio no lo entendía, luego creo que lo conseguí!. La basura la llevan consigo hasta su casa, ocasionalmente podrán tirarla en algún tacho que encuentren en algún restaurante, pero nada va al suelo. Y luego, todo se recicla. No hay suciedad en las paredes de las vías públicas, no hay grafittis, no hay basureros, no hay ríos sucios. Todo tiene su lugar para la expresión, y sus impuestos, claro!. Nunca ví un camión de basura recogiendo desperdicios, y claro que los hay, pero los que ví, parecían más limpios que mi coche!. No sentí olor a podrido, ni a caño, y sin embargo comen muchas cosas bastante impresionantes y con el calor intenso del verano en las grandes ciudades creí que de eso no se librarían. Eso sí, me sorprendí con las bocas y la salud dental de muchos… y eso que comen principalmente pescado!.
Todo es un orden y un detalle que impresiona. Dentro y fuera, los parques, los ríos, las pequeñas casitas, los edificios, los shoppings. Obsesivos por el detalle, por el producto perfecto, por la imagen ordenada. Aman el packaging!. Todo está envuelto minuciosamente. Cualquier producto tiene varios embalajes, aún unitariamente distribuídos. Compras algo en la tienda y sales siempre con bolsa, aún para un paquete de pastillas. Si compras comida, en cajitas delicadamente cerradas, embaladas, con sus accesorios para consumo (palitos, servilleta y toalla refrescante, condimentos, etc). Les encanta embalar todo, y como decía, luego cargan con su basura plástica!.
Por las calles siempre te encuentras con gente de todas las edades y estilos con sus tapabocas. No son la mayoría, pero se dejan ver bien. Me pregunté muchas veces para qué lo llevaban. Jóvenes, adultos, niños, hombres y mujeres, todos sin distinción. Entiendo que se trata de un doble propósito, cuidarse de no contagiar o de no contagiarse. Una consciencia y educación que vuelve a sorprenderme. Incluso he visto grupos de muchachos bien jóvenes en bares y restaurantes con sus tapabocas, algunos sí y otros no, gente que jamás creería… En las esquinas de las calles no es infrecuente que te regalen paquetitos de pañuelos de papel. En los restaurantes, trenes, aviones, supermercados y almacenes, te ofrecen una toallita húmeda para que te limpies las manos. De hecho es difícil que usen muchas servilletas de papel; los pañuelos y las unitarias refrescantes son lo comun. Además de todo eso, los taxistas, los trabajadores en el tren, en los buses, usan guantes y blancos, y nunca los vi sucios!.
Además de lo aparente, lo mejor es lo que realmente comienzas a comprender cuando vas conviviendo y conociendo la cultura. Lo que hace a los japoneses lo que son, un pueblo con un respeto hacia el otro que la verdad nunca había visto ni sentido. Emociona sentirlo, emociona ver el comprometimiento que ponen en su servicio para asegurarse que tu estés bien y a gusto. Y entre ellos igual, quizás más aún. Si hay algo que no pueden darte, Sorry. Si dices que algo no te gusta, Sorry. Si el tren que precisas tomar no pasa por esa estación y te has equivocado, Sorry. Si no pueden darte lo que quieres, Sorry. Sorry, Sorry, Sorry, I´m very sorry. Todo es sorry, por todo piden disculpas, por todo tienen temor a defraudarte y que no estés satisfecho y feliz. Antes de venir a Japón había escuchado a Celso infinitas veces pidiendo perdón por cosas que ninguno pediría. Perdona por esto, lamento por esto otro, y así. Ahora comprendo un poco más de donde sale eso!!!.
Y no solamente quieren que estés bien y contento, sino que no quieren errar, no quieren defraudarte. Muchas veces ni siquiera quieren hablarte para no errar porque no saben como expresarse o porque no saben con exactitud la respuesta a tu pregunta. Ese carácter latino nuestro es lo opuesto al japonés, en todo. La informalidad no existe, es más, es una ofensa.
La amabilidad y la cortesía extrema no sólo se vive en los ryokanes (casas de huéspedes al estilo japonés) donde muchas veces es hasta excesiva. Reverencias, saludos en la puerta al llegar y al salir, despedidas en las que se quedan esperando hasta asegurarse que te has ido bien, servicio de atención en la comida con una ceremonia y unos procesos de delicadeza inimaginable, etc etc. LLama la atención, y luego hasta acaba siendo un poco ¨de más¨, al menos para mí, que en cada sitio que vas, sea que entres o que pases por la puerta, todo el personal desde dentro te dan la bienvenida con la palabra ¨Irashai masé!!¨ y luego no parar de decirte gracias ¨Arigató Gozaimas¨… desde el camarero, el del bar, el cocinero, TODOS!. En las tiendas, esto se vuelve excesivo por el volumen de sus gentilezas!. Lo que me ha costado entender es que los locales nunca responden con un gracias, o con una sonrisa. Están tan acostumbrados a este excesivo servicio, esperado ya, que me pareció hasta un poco de falta de respeto a quienes con un sonrisón y una amabilidad extrema los saluda y loc complace. La gente los ignora… y aún así, siguen y sigue con ese infinito buen humor y disposición. Bueno, y todo esto con la típica reverencia agachándose y cruzando las manos delicadamente.
Por la calle, y pese a su escaso inglés, intentan siempre ayudarte. Aunque deban parar su camino, aunque estén ocupados y corriendo. Siempre la atención y la amablidad son prioridad, y especialmente cuando se trata de un turista en busca de ayuda. Literalmente, se detienen de su actividad y se dedican a comprender tu necesidad, que vale decir que no siempre lo consiguen. Pero harán su mayor e inmenso esfuerzo por conseguir ayudarte, y hasta que no estén convencidos que estás en el buen camino, no te dejan. Te siguen, te acompañan al metro, usan su celular para llamar a alguien que habla inglés, para acceder al mapa, etc etc. Si es necesario te compran el billete de metro, y te dejan en la puerta del acceso. Todo con un gesto de cortesía y amabilidad no invasiva ni molesta. Yo me sentía demás confortable, y como siempre intento aproximarme con una sonrisa, eso ayuda y mucho!. Creo que existe un especial interés por los occidentales!.
En uno de los tantos trenes que tomé en este viaje dejé olvidado mi celular. Un smartphone donde llevo todo, desde agenda, teléfono, cámara de fotos, archivos, etc etc. Al darme cuenta de tan inusual descuido y su consecuencia, entré en una especie de shock, que felizmente y para mi propia sorpresa, no duró más que escasos segundos!. Estaba en una ciudad, había dejado el celular en un tren que ya había partido hacia otra y allí mi teléfono. La gente del hotel, en seguida con sus escasos medios lingüísticos intentando ayudarme. Yo estaba en el norte de Japón, pocos turistas fuera de los locales, por lo tebto poco inglés. Diría que nada (esto llevará un buen párrafo explicativo). Entre dimes y diretes, marché a la estación y puse mi reclamo a las 21.30 hs. Me pidieron muchos datos, muchos detalles, y que regresara a las 23 hs. La verdad que siempre estuve tranquilo, estaba en Japón, y si en algún lugar del mundo la probabilidad de que apareciese era alta, allí era. A las 23 hs me informaron que habían encontrado el teléfono y que sería entregado al día siguiente a las 10.12 AM en ese mismo punto . Sí, 10.12 AM!!!. Pues así fue, llegó mi celular como corresponde, debidamente empaquetado y luego de varias preguntas para confirmar mi propiedad, me fue entregado. Sólo pensar si esto hubiese pasado en otro país, los nervios y la sonrisa del segundo posterior a mi casi parada cardíaca al darme cuenta de la falta, jamás hubiese existido. Creo que la honestidad y el temor a incurrir en algún problema los llevó a entregar mi aparato, sin siquiera dudarlo!. Qué formidable!.
Creo que nunca me sentí mejor servido y atendido que en este país. Nunca una mala cara, jamás una subida de tono de voz, jamás una expresión de tensión. Cuando aprendemos que el cliente debe ser el centro de todo, aquí sin lugar a dudas lo es. Los japoneses están acostumbrados a un altísimo nivel de servicio, y quienes sirve tiene pánico si un cliente se manifiesta desconforme. En ese caso, se los ve nerviosísimos y corriendo de un lado al otro para ver como solucionan el inconveniente. La verdad, sólo lo ví con un cliente chino y conmigo mismo, en una situación de disconforto qeu acabé entendiendo y aprendiendo de ella. Me habían servido un pescado cocido en un restaurante en una isla al norte del país, allá perdida y solamente visitada por incluso algunos pocos locales, allá frente a Rusia. Ni una palabra en inglés en mis tres días de visita, lógico!. En fin, no hubo como hacrles entender que yo no como pescado cocido, y que simplemente prefería el sashimi o la sopa que le estaban sirviendo al de la mesa de al lado. El camarero consultó, una vez, dos, tres, y pedí que viniera el manager. Bueno, el manager era una señora qeu creo que jamás había oído inglés. No hubo forma, not possible, not possible!. Qué frustración la mía!. Era sólo que me cambiaran el plato, nada más simple, yo no quería ese pescado que ni siquiera había pedido!. Al final, me levanté y no les formé la cuenta por las bebidas, y fui a la recepción del hotel para intentar que me entendiesen. Todo en vano, no hubo comunicación!. Luego de bronquillas y unas cervezas, encontré que mi camarero hablaba algunas palabras más que lo normal de inglés. Él, la manager, la gente de la recepción del hotel, y el mismo dueño, estaban deprimidos porque no me habían podido complacer!. Preocupación que se hubiese arreglado con un trag gratis, un cambio de plato, o incluso una simple sonrisa. Pues no, en su cultura salir de lo planificado y establecido no es lógico, no hay excepciones, todo tiene que funcionar como está previsto. Al final pude comprender que no me cambiaron el plato por eso simplemente, porque no podían comprender que yo no quisiese pescado cocido, y porque nadie reclama por ese delicioso plato!.
Un país tan rico que tiene todo lo que quiere materialmente, no demuestra jamás ostentar como estamso acostumbrados en occidente. Shoppings de inacabables plantas, marcas de las más prestigiosas, la oferta de lo que sea, está disponible en Japón. Sin embargo, lo que se ve y se siente es un pueblo bastante homogéneo, altamente trabajador y comprometido con sus deberes, pero jamás envdioso ni frustrado por no poder comprar esto o aquello. Nunca escuché hablar de dinero como el valor que le damos en otros países. Que Japón es muy caro, lo es, es incuestionable. Y muy caro también. Pero no sentí el excesivo materialismo que en un país con los medios que tiene Japón quizás siento. Me impresionó su perfil bajo, su simpleza, a la vez de su extravagancia.
Moda, tendencia, locura. Pelos de todas las formas, ropas las más llamativas y absurdas. Gente altamente elegante y otros que parecen fuera de sintonía. Vestidos con lo que sea, amantes de las tendencias y de la ridiculez (que por cierto no llama la atención ni se comenta!). Todos los días en las calles me quedé impresionado por lo que ví, lo que usan, como salen. Es una moda muy diferente a la occidental, muy de marcas, pero también muy de personajes de comics y mangá.


En las calles de las grandes ciudades además de los anuncios de neon que brillan y destellan me llaman la atención los múltiples personajes y servicios que se ofrecen . Jóvenes ofreciendo su trabajo de Hostess, donde simplememte irán a beber un trago con su cliente o clienta y charlar de lo que sea. Generalmente jóvenes, y difícilmente acabe en sexo. La gente está muy sola, no tienen muchos amigos. Ellos no saben como tratar a las chicas, ellas no tiene amigos hombres. Los conocidos y amigos trabajan todo el día, es costumbre que se trabaje hasta muy tarde, tipo 22 o 23 hs, y no hay tiempo ni para molestar al colega!. Así que si quieres charlar y descargarte con alguien, contrata un hostess!.

Los juegos de azar y las maquinas tragaperras abundan. Slots, arcades, games. Hasta altas horas y luego del trabajo, se ven a los adultos fumando y bebiendo y jugando en ese ruido ensordecedor de las maquinitas. En algunos barrios de Tokyo, edificios únicamente destinados a juegos de azar, por edades por cada piso. clin clin clin clin clin!!!!.
Después del trabajo, se acostumbra salir con los colegas a beber, a comer y a buscar diversión con chicas. Shows, delicadas y muñecas prostitutas están a la orden para complacer al hombre que precisa desahogar sus energías. En grupo es mejor, hombre siempre con hombres, chicas con chicas, pero siempre transmitiendo que el sexo masculino aún tiene una cierta predominancia social. Triste, pero es así. El tema de la diversión con el otro sexo está bastante organizado; una cosas son las chicas de pago con derecho a cama, otra es la compañía de una hostess, otra es la de las chicas que hacen shows, y otra, muy milenaria, es el de las Geishas. Estas eran mujeres altamente educadas y entrenadas minuciosamente para divertir a los hombres, tocar instrumentos musicales, realizar juegos, cantar. Nunca más que eso, un servicio que hoy es altamente costoso, hay menos de 1000 Geishas y Maikas (estudiantes de Geishas) en todo Japón.
Esto me hace pensar en los solitarios que se encuentran…. aún con sus familias esperándolos, prefieren el trabajo de largas horas (de hecho es absolutamente una regla en toda empresa trabajar y trabajar MUCHO), la salida con colegas, los amigos de ilusión, las sonrisas de persecusión.
La principal barrera que encontré es el idioma. Los japoneses no están obligados a aprender otros idiomas, y si no lo eligen, difícilamente sepan alguna vez hablar inglés. Ese ha sido la barrera principal que he encontrado en esta experiencia; no porque yo no hable varios idiomas, sino porque ellos no saben comunicarse si no es en su lengua. Tuve la oportunidad de visitar una escuela internacional en la ciudad de Sapporo al norte de Japón. Bueno… internacional porque era el nombre de la escuela!!. Era un domingo y los jóvenes en sus uniformes estaban preparando un festival que la semana siguiente celebrarían. La comunicación con ellos en el ambiente informal de mi visita fue a base de un inglés báscio y la compañía de dos estudiantes que me fueron asignadas para recorrer y conocer la escuela. Las chicas hablaban bastante bien, pero sin ellas, creo que la comunicación con la mayoría de los adolescentes hubiese sido aún más limitada.

En sitios turísticos y en grandes ciudades es más fácil, aún no comun. He actuado mucho, utilizado la mímica y las expresiones exageradas y repetidas para conseguir condimentar mi comunicación. Este problema conjuntamente con el Japón de siempre, el milenario, el cerrado a recibir turistas en masa, el que tiene miedo de expresarse, está llamando la atención de muchos jóvenes que sienten un atraso de su país con el mundo actual. No hay más que ver a la gente en la calle como solamente están apegados a sus teléfonos, todo es tecnología. Sin embargo, cuando deberían estar abriéndose al mundo, su educación los limita. No consiguen expresarse, tienen miedo a decir lo que piensan, es falta de respeto ser diferente. Escuché decir que en varios círculos se refieren a Japón como a las Galápagos, unas islas milenarias, aisladas, con criaturas históricas, que parecen haber quedado en el pasado.
Por suerte me encontré con distintos jóvenes que sienten esa necesidad del cambio, de la abertura, de la revolución, de salir del esquema del sistema que los encajona y no los deja crecer. Sienten las limitaciones culturales, la presión social, y como los países vecinos, especialmente China, camina a pasos agigantados en su abertura con el mundo. Precisan de un líder que los una y que consiga expresar lo que sienten.. Me hace feliz que al menos lo sepan y lo estén sintiendo, porque en vez de avanzar, muchas vaces parece que siguen en el pasado.