Tokyo

TOKYO (POR RAUL)

Estuviste en Tokyo? Sí, apenas 4 días. 

Mucha arquitectura moderna? Sí, estupendas estructuras modernas, multifuncionales, como el Roppongi Hills que es una maravilla, tiene de todo, inclusive el Museo de arte Mori en el piso 52 que además tiene un mirador con una vista espectacular de la ciudad, a mi gustó más que la de la Skytree Tower que tiene más del doble de altura.

 

Buenos parques, no? No pudimos ver mucho, el parque donde está el palacio imperial es muy grande, con los árboles tan particulares que vemos en la pintura japonesa.

Y las tiendas, hay tantas como dicen? Tantas y más. Vimos 2 o 3 zonas de grandes avenidas donde las marcas top tenían sus edificios que competían con sus fachadas a cual más original. En alguna zona como Ginza la hacen peatonal los fines de semana.

El tránsito debe ser abrumador, verdad? No, esa fue una de nuestras sorpresas. Hay relativo poco tránsito, no vimos ni un embotellamiento, mucho taxi. El transporte público es excelente y es evidente que el público lo usa y se mueve poco en sus coches.

No te veo demasiado entusiasmado con la ciudad, Hay algo que de verás te gustó o te impresionó? Sí, la gente.

Nunca había visto una sociedad más ordenada, prolija, limpia, servicial y ceremoniosa. En la calle ni en el Metro se ve un papel tirado, adentro de los trenes nadie se empuja, es un silencio sepulcral. Tanto en el hotel, como en los comercios y en la calle la gente es muy simpática y dispuesta a ayudarte a pesar de las barreras del idioma y la escritura. Frente a toda esa rigidez de comportamiento, los vemos salir de sus trabajos a juntarse con amigos a beber o jugar a las maquinitas, no importa la edad. Contrario quizás a la imagen que teníamos de ese pueblo, lo vivenciamos con una similitud muy grande a nosotros con gestos y expresiones muy parecidas. 

 

Y lo que me dejó boquiabierto fue la diversidad de la vestimenta. Desde el tradicional traje negro con camisa blanca y corbata que visten muchos hombres, mujeres muy elegantes, muy maquilladas, con ropas de marca hasta la vestimenta y peinado más impensable tanto en hombres como en mujeres, es como una respuesta a la rigidez que antes comentábamos. Creo que Juan Martín es mucho más capaz que yo para describir el fenómeno, lo dejo a él. Y finalmente el otro impacto es ese gusto generalizado a toda edad por los comics, y un mundo de muñecos, vestimentas, llaveros, etc, etc alrededor de esos personajes tan populares. Son verdaderos ídolos que están presentes en todo momento de la vida cotidiana. Creo que  es la sociedad más desenfadada en su vestimenta.

 

 

TOKYO: EL PRIMER SHOCK JAPONÉS! 

Hace días que no escribo nada y no es porque no pueda, sino porque no he querido!. 

La verdad no sé como empezar, no sé que escribir de TODO lo que he visto en pocos días con Raúl en esta impresionante capital. Pasamos allí las 4 primeras noches de nuestro viaje a Japón, y sin duda fue el primer shock, el primer abrazo cultural, los primeros descubrimientos. Todo lo que viví en Tokyo fue absolutamente alucinante, como lo sigo experimentando hoy en otras ciudades y poblados de este país milenario que no para de sorprenderme. 

Como he dejado mis últimos 9 días de Japón para regresar a Tokyo y redescubrir la ciudad ya con 20 días de experiencia cultural japonesa, les contaré de esta capital desde esa nueva perspectiva. Veré si luego cambia en algo con lo que experimentamos con Raúl y el ha escrito más arriba. Por ahora, y a pedido de mi sobrino Maxime que me ha reclamado imágenes, sólo fotos de Tokyo – first round!.  

 

 

 

 

 

Recuerdo de sitios visitados en Tokyo con Raúl:

– Akasaka

– Mercado de pescado de Tsukiji

– Shibuya (estatua de Hachiko)

– Asakusa (antiguo Tokyo, templos)

– Ueno (Park and National Museum)

– Roppongi (Hills, etc)

– Akihabara (mangá y electrónicos)

– Ginza (shopping street, al lado de Tokyo Central, arquitectura y edificios)

– Omotesando (chic, shopping, galerías, ¨el lugar para estar en Tokyo¨)

– Harajuku (Takeshita Dori, cosplay) 

Filipinas

FILIPINAS AZUL.

Creo que alguna vez fantaseé con la idea de visitar este lejano archipiélago, aunque sólo recuerdo asociar el país con problemas, violencia, pobreza y catástrofes. Para ser honesto, poco sabía de Filipinas, compuesto por más de 7000 islas en el llamado Pacific Ring; tierra de volcanes, sismos, terremotos y tifones habitado por más de 100 millones de personas. 

Sin embargo, por suerte pude llegar hasta aquí para descubrir un lugar que hoy considero muy interesante por su naturaleza paradisíaca, su historia y especialmente por su potencial futuro. Un país al que me gustaría regresar y conocer mejor, y del que me encantará hablar a los amantes del mar, de la paleta de azules y celestes claros, turquesas, y azules intensos. De las playas de arenas blancas con palmeras, de atardeceres y amaneceres bucólicos en una geografía que siempre regala horizontes montañosos en el mar. De la riqueza de fauna marina y flora, de los momentos de mucha paz donde  el resto del mundo parece no importar. Mientras escribo pienso en mi padre y mis sobrinos Magalí, Maelys y Nicolás, apasionados de estos colores.

Filipinas, un país de contrastes entre ciudades caóticas y lugares naturales increíbles, que como alguna vez sus tierras también parece emerger.

 

 

 

 

 

 

A LAS ISLAS: CEBÚ, MALAPASCUA Y BOHOL.

Es difícil poder hablar de este país cuando hemos hecho una visita tan corta, una muestra tan pequeña con apenas tres islas visitadas. 

Pero a medida que pasan los días nos vamos haciendo la idea de como es su cultura en general. En cuanto llegamos a su capital, Manila, tomamos un avión y nos fuimos a la isla de Cebú, una vez también capital del país, y una de sus islas más pobladas. De Manila sólo sabemos lo que hemos visto en horas y lejos del centro, que coincide con lo que mi primo Fernando me había dicho: caos y desorden!. Transporte desordenado y tránsito caótico; motos, motos con cajuelas, camionetas coloridas y tuneadas con cajuelas, autobuses sin ventanillas decorados y antiguos, TODOS esos transportes siempre atiborrados de gente apretada donde el espacio parece tener otro límite. Entre tanto color y desorden se ven algunos buses modernos con AC y wifi, los menos… Gasolina al precio al que estamos acostumbrados para un país sin petróleo, USD 1,25 por litro, diesel USD 1.

 

 

Ya al salir del aeropuerto se siente la diferencia con los países anteriores. Dejando de lado el calor bochornoso al que venimos acostumbrados, se respira un aire latino, una cierta sensación de que todo es menos controlado, bastante informal, más ruidoso. Al principio debo reconocer que me sentí inseguro. Bueno, venía de Brunei donde todo es lo contrario!. Normal… Me acuerdo de los comentarios de Roberta y Guto, unos amigos brasileños que viajaron por el mundo, que decían que cuando estás empezando a entender la cultura de un país y ya te acostumbras a manejarte con mayor soltura, de golpe, cambias a otro país. Es una sensación de pequeño shock, de volver a empezar, de aprender todo de nuevo!. La moneda, las costumbres, sus reglas, sus comidas, el idioma, cuanto puedes acercarte a las personas, cómo les sacas una sonrisa o cómo esperas que se refieran a tí. Todo el proceso hay que hacerlo en segundos, porque hay que aprender de nuevo!.

Filipinas tiene su historia. Un país conquistado y ocupado por españoles por más de 400 años, luego comprado por los americanos (junto con Guam y Puerto Rico), devastado por japoneses en la Segunda Guerra Mundial. De los españoles ya conocemos la historia porque nosotros también la vivimos, y en eso me sentí bastante próximo a la gente. Los americanos, a quienes también medio que conocemos por lo que hacen en sus conquistas, comenzaron por importar educadores para enseñar a leer y escribir inglés, matemáticas e introducir sus reglas. Ya luego su ánimo de control acaba viéndose reflejado en sus bases militares estratégicas (con la disculpa habitual de la liberación) y de ahí que sea un país que aún mire hacia USA.

Hablan un idioma oficial que parece una mezcla de acento latino lleno de palabras en castellano y mucho inglés con acento americano. La mayoría habla inglés perfectamente, y se encuentran decenas de dialectos en las diferentes islas. Pero además de algunas costumbres españolas, quedan las iglesias y sus nombres, queda un país con más del 80% cristiano católico. En algún momento comentamos con Raúl que justamente lo que más sentimos es la diferencia religiosa, y como la religión cristiana también puede ser la razón de ese sentimiento informal latino.

 

 

Algunas costumbres me llamaaron particularmente la atención. En el primer vuelo en Filipinas me tocó compartir con dos señoras a mi lado de las cuales una de ellas parecía indispuesta. Estaba con la cabeza cubierta y abanicándose. Antes de despegar, de repente, empezó a hacer arcadas y a vomitar en la bolsita del avión. A continuación empezó el concierto!. Eructo va, eructo viene. En seguida miré por la ventana para evitar conectar con su aparente malestar. Raúl en otra fila, ni se enteraba. El avión parado en la pista parecía que acelaraba los nervios de mis vecinas, que por cierto, no paraban de rezar y apretar rosarios. Pensé por momentos que se podía tratar de un primer viaje en avión, y que el avión en pista las dejaba aún más nerviosas. El Comandante nos avisó que había otro avión delante con una rueda averiada, lo que retrasó aún más nuestro despegue… Pero cuanto más se retrasaba, mi vecina más eructaba!. Fuerte, parecía a propósito. En fin, llegaron los maníes, las galletitas, y no supo decirles que no, y mientras comía seguían los rosarios y el concierto!. Al final, concluí que sólo se trataba de un concierto que es habitual en muchos locales. De hecho lo seguí escuchando, aunque con un poco más de delicadeza, de varios y varias en el resto del viaje. Seguramente una costumbre cultural bastante particular!. 

 

 

Filipinas es un país con una gran población joven, muchos niños en las calles, jugando en los barcos en las playas, muy libres. Escuelas repletas, algunos ¨Hello Sir how are you?¨ y otros una simple mirada desinteresada. Gente gente y más gente!. Difícil ver una o dos personas solas; para los mayores, rostros arrugados que se asemejan a tercera edad y que sólo alcanzan, quizás, los 55. Difícil encontrar belleza facial de acuerdo a nuestros patrones. Por la forma de actuar y expresarse, por momentos, me da la sensación de un pueblo más rebelde.

 

Por las calles de las ciudades o poblados aún se percibe que estamos en un país pobre, aunque no vemos miseria. Poca infrastructura, muchos emigrantes que trabajan y mandan dinero a su país (lo vimos en Brunei). Actualmente muchos de ellos regresando por la mejora económica del país (carteles de bienvenida a los trabajadores que se fueron y hoy regresan, hasta los formularios que entregan a la entrada del país presenta una casila con una opción específica para esos ciudadanos).

 

En las islas de Malapascua y Bohol (Anda) intentamos hacer vida de playa y disfrutar de sus costas maravillosas, naturamente paradisíaco, aguas cristalinas, arrecifes, fauna marina, ideal para buceo y snorkeling. Aproveché a bucear bastante, ver tiburones a escasos 30 metros de profundidad que supuestamente suben para ¨limpiarse¨… al menos eso me dijeron cuando pregunté por qué no era peligroso estar tan cerca de ellos (los tuve a 10 o 15 metros de distancia, dio respeto, y algo de miedillo!). Tanta belleza natural me da la sensación que estoy viviendo en un protector de pantalla del computador, y que es verdadero!.

 

Comida basada en la pesca y todo lo que ofrece el mar. Desde pequeños los filipinos se zambullen y viven en el agua. Sin embargo el pollo al adobo y el lechón son también sus comidas predilectas y típicas. De gallos no sólo se alimentan, pero también se divierten. Riñas de gallos los domingos son legales, y cuando acaban, karaoke y videoke!. 

 

  

  

Visitamos una región llamada Chocolate Hills, que de chocolate, rien de rien!. Accidentes geográficos particulares que parecen ¨erupciones cutáneas¨. Son montañas que emergieron por causa de movimientos tectónicos de hace dos millones de años y que en su momento estaban cubiertas por corales. Hoy con el efecto del sol al amanecer, se ven las 1640 montañas que parecen de color chocolate rojizo y que agradan la vista de muchos, especialmente de mi tío!. 

 

  

ISLA Y CUEVAS DE LAMANOC (POR RAÚL)

Una de las experiencias nuevas fue un paseo en bote (Juancho en uno y yo en otro) por unos manglares en una isla en la que hay pinturas rupestres (de dudoso valor) que comparan con las de Altamira en España. LLegamos al lugar donde se cruza a la isla en una moto alquilada manejada por Juan Martín por un camino lleno de pozos. Yo iba prendido como loro  en mudanza.

 

Tembourong National Park

SELVA HÚMEDA DE MONTAÑA (POR RAÚL)

Son las ocho de la mañana y llegamos al muelle en el río Brunei en pleno centro de la ciudad. Hoy es feriado en Brunei. Compartimos la lancha cerrada con 15 personas más, casi todas forman parte de grupos familiares muy endomingados casi todos  con  tablets y cosas para comer durante el viaje que durará sólo 45 minutos por el río. Las riberas cubiertas de vegetación, cada vez con más palmeras hasta no ver otra cosa en la costa. LLegamos a un pequeño pueblo, Bagor, donde nos recibe un guía que nos lleva a una camioneta que nos conducirá a una villa ecológica en algo más de media hora; ya aprieta el sol y el calor, por suerte la camioneta tiene buen aire acondicionado. Llegamos a la villa, todos muy amables, turistas que se aprestan a regresar comentan que la experiencia fue muy buena, otros van a ir con nosotros; nos ofrecen café (agua con color) algo  de comer, oh sorpresa, deliciosas bananas fritas que nos recordó los buñuelos de abuela. Invitan a Juan Martín para que haga el preparado del almuerzo: trozos de pollo, verduras frescas cortadas, especias, condimentos, yodo mezclado para meter adentro de un bambú donde sera cocinado sobre el fuego. A la media hora dos italianos, un sueco, nosotros dos, el guía y un tripulante nos embarcamos en un bote muy finito, con motor fuera de borda, los siete en fila. Remontamos el rio Tembourong, menos caudaloso que el Brunei  pero con pequeños saltos. La vegetación es exhuberante, muchos meandros, pasamos por algunas edificaciones, finalmente a la media hora desembarcamos. Un sendero resbaloso desemboca en una escalera de madera con algunos descansos. Subimos, subimos, subimos, creo que más de 600 escalones. Cuando me estaba preguntando qué hago acá, por qué no me quede en mi casa, llegamos a la base de las torres, razón principal de nuestra visita al Sultanato de Brunei.

 

Son 5 torres de aluminio, construidas como andamios, que se elevan a más de 60 metros del nivel de la selva, por encima de las copas de los árboles, comunicadas entre ellas por pasarelas. La primera es de 24 tramos de 8 escalones que se suben rápidamente. La vista desde allí es difícil de describir por su belleza e inmensidad. Como dijo una señora americana que volvía, «breathtaking», nos deja sin aliento. Vamos pasando de torre en torre y seguimos maravillados por la vista que se extiende por kilómetros. No sólo vemos Brunei sino también Malasia que comparte la isla de Borneo con este país e Indonesia: Sarawak al oeste y Sabah al este. 

 

Regresamos a la embarcación y luego de unos minutos de navegación atracamos, bajamos del bote y caminamos por un lecho de piedras y ligera corriente. Al cabo de 10 minutos de andar, nos enfrentamos con una catarata, no muy grande, escondida en la selva. Una delicia, agua fría que baja de la montaña. Luego de chapotear unos minutos, volvemos a la costa y la embarcación y regresamos al campamento. El almuerzo está pronto. Parten el bambú y aparece el preparado en su jugo. A mí me gustó mucho, para Juan le faltó «gusto».

Realizamos el camino inverso y llegamos al hotel a las 6 de la tarde. Un día completo para recordar.

 

POR JM…

Simplemente agregar que esa caminata a la que mi tío me llevó volvió a dejarme sorprendido… Ya no por encontrar un lugar de respiro de la ciudad, porque Bandar Seri Begawan es muy poco contaminada por coches, anuncios, ruidos y smog, sino porque vivencié nuevamente un momento único con la naturaleza. Me sentí tan agradecido por lo que estaba viendo y sintiendo desde esa altura, sobre las copas de los árboles y aún con un sol que me partía, que sólo pude «echar unos rezos» para agradecer a Dios y compartir con los queridos ese momento impresionante. 

Eso sí, también agradecí que no me cayera porque esos andamios sostenidos por cables que no se veían se movían y oscilaban que no se imaginan!!. No era para quienes tienen vértigo!!!. 

Bandar Seri Begawan

UNA EXPERIENCIA DIFERENTE.

Bandar Seri Begawan es la capital del país Brunei Darussalam, conocido como el ¨Domicilio de la Paz¨. Es un Sultanato, es decir una monarquía islámica, localizado en la costa norte de la isla de Borneo, donde también se encuentran parte de Malasia e Indonesia. 

Llegamos a este país de apenas 400.000 habitantes luego de muchas bromas entre nosotros, ya que aunque parece estar al lado de los mencionados países vecinos, es bastante complicado llegar y entrar (uruguayos precisan visado, pero no hay consulados en todos lados para obtenerla). Se nos ocurrió visitar Brunei porque además de su interesante selva húmeda de montaña, se trata de un país inmensamente rico (al menos el Sultán!) por los yacimientos de petróleo que posee. Sin embargo, y a diferencia de la idea de ostentación y lujo que muchos tenemos de este tipo de países, su gobernante parece llevar una política social y económica bien diferente al resto de su tipo, evolucionando su país con mucha inversión en educación, infraestructura e incentivos a la vivienda propia.

Un país con mucha similitud con la cultura malasia, pero con las enseñanzas religiosas del Islam y un mutuo respeto entre el monarca y sus súbditos. Disciplina y severas normas que controlan al pueblo son típicas en Brunei. Está estrictamente prohibido la venta y el consumo de alcohol entre los locales, y se autoriza el ingreso limitado por extranjeros para consumo propio en lugares no públicos. A diferencia de lo que conozco en Marruecos, no hay ningún sitio que venda siquiera una cerveza. El consumo y tráfico de cualquier tipo de drogas tiene pena de muerte. 

 

Calor, mucho calor!. No sé que sucede aquí, pero nos da la sensación de que el sol es mucho más fuerte que en Indonesia y Malasia, aún estando en latitudes similares. He decidido que además de protector solar factor 50, no salgo sin un paraguas para protegerme del sol, actitud que llevan muchos locales. De hecho los trabajadores en la calle están todos tapados con sombreros, telas y ropa de manga larga y pantalones. El aire acondicionado del hotel, las dos mezquitas y el museo son oasis de placer!. El transporte público, que por cierto no abunda (casi no hay taxis y hay pocos minibuses), es bastante precario y sofocante. 

 

Visitamos la mezquita James´Asr Hassanil Bolkiah, la más grande del país. Además de ser un edificio muy llamativo, con minaretes y 29 cúpulas doradas y decoradas delicadamente, fuentes y jardines, tuve la oportunidad de entrar y sentarme solo en su lugar principal de oración (uno para hombres, otro específico para mujeres). Descalzo y sentado en su hermoso interior, piso alfombrado con motivos del mismo edificio y su mimbar sumamente decorado en oro, aproveché para rezar en solitario. Nunca había estado en una mezquita tan importante y absolutamente en solitario, en total silencio, y con tanta belleza. Sentí una energía especial, cerré los ojos e imaginé los cientos de fieles que acuden a orar en ese lugar sagrado. Sentí que también mi Dios estaba allí, el Dios de todos, y no pude más que agradecer. Un par de minutos duró ese momento tan intenso hasta que llegó un aparente empleado que al preguntarme si yo era musulmán y yo responder negativamente, pero que estaba rezando a Dios, me pidió que me retirara fuera de la alfombra y para atrás de la varanda donde sólo podíamos estar los visitantes. 

Casi todas las mujeres van cubiertas al estilo islámico, con una multiplicidad de telas, colores, diseños y muchos brillos. La gente vive bien, no hay pobreza. Todos tienen coche, y varios. La gasolina cuesta USD 0,50 por litro, y el diesel USD 0,25. Es común la vida en ¨long houses¨ donde se agrupan los distintos miembros de las familias y sus familias, y comparten una gran casa con dependencias y zonas comunes. Una particularidad de Brunei es el Kampong Ayer (Water Village), llamado como la ¨Venecia del Este¨ … no sé que le vieron…!. En este barrio de casas, escuelas, mezquita, comercios que está construído sobre pilares de madera o cemento sobre las márgenes del río Brunei, habita hoy el 10% de la población y es el más grande de todo el sudeste asiático. Por fuera parece bastante precario. Sus residentes se manejan en lanchas taxis que cruzan incesantemente de un lado al otro de la ciudad. Interesante destacar que muchos de los que allí viven son los extranjeros, la mano de obra que hace el trabajo más pesado y de servicio: llegan de Filipinas, India, Bangladesh, principalmente. Así y todo, a simple vista no parece que todo el pueblo tenga un buen y parecido nivel social. Sin duda la aristocracia y los allegados a la familia real tendrán sus importantes y lujosas diferencias…

 

 

 

No hay casi turismo, el entretenimiento en la capital es ir de compras a los shoppings o a comer. Hay buenos restaurantes, la comida es similar a la indonesia; decididamente la gastronomía de Malasia es la mejor de la zona. La comida típica, el ambuyat, una especie de chicle blanco transparente hecho con palmera, se come con palitos, se moja en salsas picantes, y se traga directamente. La verdad, nada delicioso, al menos para nuestro paladar más occidental.  Y en la calle poca gente; los inmigrantes y trabajadores que no tienen coche, algunos coches que vienen y van dependiendo de la zona, y los 3 o 4 turistas que nos encontramos en los pocos lugares a visitar!.   

 

 

 

 

 

 

En síntesis, 4 días de experiencia única y diferente en un país que sin duda tiene un futuro interesante. Mi tío dice que él no estará para verlo, pero asegura que caminan por una transformación pausada y segura. Veremos…